De pronto, el ambiente se volvió más denso, más pesado y hasta la ropa la sentíamos pegada al cuerpo por el calor que reinaba en el aula. Todos estábamos nerviosos, mientras el maestro iba poniendo sobre nuestro pupitre una hoja con la parte frontal hacia abajo, de modo que no veíamos en qué consistiría dicha prueba.
Para asombro de todos, era una hoja en blanco que tenía un diminuto punto negro en el centro.
- Ahora, -nos dijo- van a escribir un corto resúmen sobre lo que están viendo. Tienen solamente diez minutos para hacerlo.
Atolondrados y confundidos, entre todos intercambiamos miradas cargadas de intriga. Y el calor pareció subir hasta los cuarenta grados.
Como era de esperarse, todas se referían al punto negro.
Luego, el maestro encaró a la clase y pontificó:
- Este "test" no es para una calificación específica... sino para una lección de vida, porque todos centraron su atención en el pequeño punto negro y nadie habló de la hoja blanca. Esto mismo pasa en nuestras vidas, en ella tenemos una gran hoja blanca para ver y aprovechar, pero nos centramos en los puntos negros. Siempre tendremos muchos motivos para festejar, por la familia, por los amigos que nos apoyan, el empleo que nos da el sustento, por todo lo bueno que sucede diariamente; sin embargo, no le damos importancia, insistimos en mirar lo negro, por pequeño que sea, en comparación con todo lo bueno que podemos obtener.
Sin saber por qué, el ambiente lo volvimos a sentir más fresco y relajado.
- Espero que hayan aprendido la lección y que de hoy en adelante, saquen de su vida lo negativo y vean a su alrededor para que le den importancia a lo positivo, porque somos nosotros los que, de acuerdo a lo que escojamos ver en la vida, habremos de pavimentar nuestro futuro.