En todos mis combates, en todos mis meses en la guerra nunca imaginé tener que enfrentar algo así. Cuando salí de aquella alcoba Karla se encontraba en el piso, arrastrándose para ponerse a salvo de algo que la estaba atacando, con cada movimiento, la herida en su tobillo dejaba un rastro de sangre, pero eso no era lo aterrador, lo realmente terrorífico vino después, cuando me percaté de que aquel enorme bulto que se cernía sobre mi amiga era ni más ni menos que el coronel Davon Marshal. El, no se de donde había enocntrado una hacha pequeña, como aquellas que ocupan los campistas, pero la movía con destreza, si hubiese querido acabar con la vida de carla en un solo golpe, lo habría hecho sin problemas pero ahora morbosamente, buscaba divertirse con el miedo que este ataque le producía a su recién encontrada víctima. Yo de inmediato traté de hacerlo volver al sendero de la cordura.
-¡coronel!....¡¿qué está haciendo?!....-
Pero el coronel solo volteó a mirarme por unos instantes... Su mirada había cambiado por completo, ahora era la de un verdadero loco, sus facciones habían cambiado drásticamente también, se podía ver como si estuviera rodeado por un velo de verdadero odio, de pronto sus ojos , se habían tornado enrojecidos, y enmarcados por ojeras prominentes, y su sonrisa era macabra. Después de recorrerme con la mirada, siguió buscando el cuerpo de Karla, con la intención de culminar con su muerte, por lo que nuevamente volvió a blandir el hacha que en momentos se encajaba en las duelas del piso, muy cerca del rostro de mi amiga quien no podía más que solo llorar y gritar ante la impotencia que le causaba tener como atacante a un ser siniestro, que solo hacía unos minutos estaba jugando en nuestro equipo y ahora se agachaba para tomar a Karla por el cabello...
-Después de esta perra... sigues tú soldadito...a ti te voy a arrancar las entrañas...y vas a ser una perra del infierno.....-
La voz del coronel era cavernosa, ronca, como salida delas profundidades el infierno, entendí entonces que mi mentor estaba siendo víctima de una posesión, ya no era él, solo su cuerpo sirviendo como vehículo de un espíritu de las tinieblas, así que hice aquello que le había prometido, apunté mi arma hacia su rostro, tenía que jalar del gatillo lo antes posible, pues debo recordar que estaba enfrentándome a un hombre, mitad bestia que había sido entrenado toda su vida con el único fin de combatir, de matar. Un disparo, eso fue lo único necesario para darme cuenta de que las armas del mundo terrenal, nada pueden hacer cuando te enfrentas a un ente así... Sonó el estruendo, la detonación típica de una arma que de por si es ruidosa, el corredor se iluminó cuando la bala salió con destino hacia el rostro del coronel, quien al sentir el impacto se llevó ambas manos al rostro, y comenzó a retorcerse por el dolor del disparo....
-¡ahhhhh!.... ¡hijo de.....!...... jajajajajajaja..... ¿a qué juegas muchacho?....¿creíste que iba a ser así de fácil?....-
Definitivamente no había fallado al disparar, la bala se había incrustado en su sien derecha, pero lo único que le había hecho era un rasguño, por lo que ahora el coronel tenía el derecho de réplica, derecho que comenzó a utilizar en ese mismo instante, pues dejó caer a Karla, quien de inmediato trató de levantarse para ponerse a salvo, mientras que el coronel comenzó a atacarme a mi. No fue fácil esquivar sus primeros golpes, el hacha me pasó lo bastante cerca del pecho como para infundirme miedo en su primer embestida, para la segunda golpeó el cañón de mi pistola, con tal fuerza que no pude sostenerla y esta cayó al suelo, como a tres pasos de mi. Era inútil tratar de alcanzar mi arma en ese instante, pues el coronel seguía atacándome sin darme la menor tregua, por lo que no podía ni debía quitarle la vista de encima....hasta que sucedió algo fortuito, algo que cambió de pronto las cosas... de una de las habitaciones, salió Marianita, que al vernos ahí luchando, no pudo más que correr en busca de los brazos de su hermana mayor. Todo fue muy rápido, pero hubo un instante, solo uno diminuto instante en el que el coronel se distrajo para ver hacia donde corría aquella pequeña...
-Aquí no tenemos problemas a la hora de matar niños ¿verdad Martín?....-
Era ahora o nunca, si en algún momento de mi vida me iba a convertir en un verdadero héroe, esa era la oportunidad tenía al menos que lograr que Marianita y Karla salieran con vida de aquella casa infernal, así que tomé mi oportunidad, en esa pequeña distracción, me abalancé sobre el coronel con todas mis fuerzas, requirió mucha de mi energía, pero logré mover al coronel de ahí, a tal punto de que el barandal se rompió y ambos caímos a la planta baja, se que sonará trillado, pero mientras llegábamos al suelo, toda mi vida pasó ante mis ojos, cuando me enlisté en el ejército, cuando llegué a medio oriente, cuando mi madre me abrazó al volver, esas fueron las imágenes que pasaron en milésimas de segundos por mi mente. El golpe contra el suelo fue devastador para ambos, al menos yo, no pude respirar bien por segundos que parecieron una eternidad, pero de alguna forma la suerte me había ayudado, pues al caer, el coronel de forma involuntaria había amortiguado mi caída, y se había llevado la peor parte de todo, pues había caído en una de las enormes astillas de madera que se desprendieron del barandal cuando lo empujé, ahora estaba en el suelo, inconsciente y cuando reaccioné y pude incorporarme fui a terminar bien con él pero al parecer la naturaleza ya se había encargado de eso: no respiraba. Sentía mucho en ese momento la pérdida de un amigo, de un compañero, de un superior como el coronel Marshall, pero como él mismo lo habría dicho: "No había tiempo para emociones". Así que de inmediato subí la escalera, tan pronto como pude, y me reencontré con Karla y Marianita, ambas, en la medida de lo posible se encontraban bien.... abrazadas.
-Ya terminó amiga.....-
-¿todavía intentarás volar la casa?....-
-No, con que salgamos vivos de aquí... con eso me conformo ¿por que entraste aquí Marianita?....-
-Perdón... no iba a entrar... lo juro, pero cuando las demás niñas no quisieron jugar conmigo, una niña salió de esta casa... me dijo que se llama Rebeca, y me invitó a jugar, me dijo que entrara... que era muy importante para ella.....perdón de verdad, ya cuando estuve aquí adentro... me dijo que nunca más podría irme, que jugaríamos para siempre aquí.. que seríamos amigas por la eternidad....-
-Bueno... eso ya no importa, tu hermana necesita que la llevemos al doctor, necesito que seas muy valiente, agárrate de mi cinturón yo voy a cargar a Karla, pase lo que pase, no me sueltes... ¿puedes?....-
-Si... si puedo.....-
-Nos vamos Karla....-
Cargué en mis brazos a Karla, y comencé la dura tarea de bajar las escaleras derruidas, con ella a cuestas..... cuando finalmente llegamos a la planta baja las cosas parecían ser más fáciles.... hasta que en un momento y de la nada escuché toser al coronel....primero fue algo muy débil pero después aumentó y así también de la nada, el coronel se sentó, habría salido corriendo de ese lugar, sin embargo después de analizar un poco lo que estaba sucediendo, decidí revisar el estado en que se encontraba.... cuando me acerqué puede ver que el coronel había vuelto a ser el mismo de siempre.
-¿qué me sucedió Martín?....-
-No intente hablar coronel... usted acaba de caer por el barandal....tiene una astilla clavada en el... ¿hombro?.....-
-Se necesita más que madera para acabar con Davon Marshall... ayúdame a sacarlo...-
-Está bien coronel... uno....dooo-
-¡tres!... ¡ahhhh! ¡esto duele!....-
-Coronel, nos vamos de aquí....-
-No me iré sin encontrar a la pequeña, no me iré si enviar a esta casa al averno...-
-Ya encontramos a Marianita...-
-¿en serio?....bueno creo que volaremos este lugar en otro momento... hay que salir de aquí ayúdame a levantarme....-
Parecía que habíamos ganado esa batalla, un poco maltrechos llegamos al la puerta principal, pero solo para descubrir que esta se encontraba cerrada...
-¿no la habíamos dejado abierta coronel?...-
-Así parece... creo que no nos dejará ir....-
Intentamos con todas nuestras fuerzas abrir aquella puerta, pero parecía imposible, no cedía, también el coronel lanzó una pesada silla contra las ventanas pero ningún cristal se rompió.... finalmente volteamos hacia atrás como buscando otra salida, cuando nos dimos cuenta de que no estábamos solos: uno contingente de sombras nos había acorralado en ese sombrío rincón de la casa....
-son demasiados... ¿qué hacemos coronel?....-
-Es una guerra Martín... hay que pelear... vámonos al sótano... hay algo que deben ver....-
CONTINUARÁ......