CAPÍTULO FINAL.
Era inesperado para mi ver aquella niña con el cuerpo destrozado materializándose justo ante nuestra vista, pero lo más asombroso fue que ella venía en nuestro auxilio desde el más allá, de inmediato se interpuso entre esa otra niña demoniaca y nosotros, ahora esto se había convertido en un duelo de sombras, de seres que clamaban justicia desde la ultratumba, comenzando por un diálogo macabro entre ellas de inmediato aquella niña del medio oriente usó esa fuerza maravillosa para que la niña que moraba en la casa nos soltara al coronel y a mi y las sombras retrocedieran buscando refugio en la obscuridad....
-Tú.... deberías buscar el descanso... quien te hizo esto ya debe estar en el infierno...-
-¡no me hables del infierno! ¡infierno es ver como la inquisición te arrebató a tu familia, infierno es ser ultrajada una y otra vez por un maldito verdugo!.....-
-¿ves a estos hombres?.... ellos fueron parte de mi infierno, fueron soldados alguna vez y tuvieron sus razones para invadir mi ciudad... pero existe en ellos el arrepentimiento....-
-¡ellos pagarán con sus vidas!....-
-no te dejaré hacerlo....-
-pues entonces tú también quedarás atrapada aquí.... junto con ellos....-
El mundo de lo sobrenatural es extraño y nunca sabremos que pasó esa noche con exactitud, lo cierto es que en ese momento la pequeña niña movió una mano y la casa comenzó a crujir, era por que las raíces de los árboles en el jardín comenzaron a emanar de todos lados,abriéndose paso entre las paredes y haciendo que el sótano de aquel sitio se convirtiera en una especie de jaula para aquellas almas y sombras, pero principalmente haciendo su prisionera a aquella niña diabólca que minutos antes casi nos ganaba aquella partida entre el bien y el mal. Pero antes de continuar, la niña se dirigió a Marianita.
-Tú debes irte, tu misión en esta casa terminó.... -
No podámos esperar a que la niña cambiara de opinión, así que de inmediato tomé a Marianita y la hice salir por el mismo boquete por el que minutos antes había salido Karla, su hermana mayor. Después de eso vimos como, de las raíces emergieron unas sombras, y ahora la niña que nos había llegado a salvar, se dirigió a nosotros:
-En unos momentos la puerta del infierno se abrirá, pero solo será para ellos... las almas que residen aquí, ya están condenadas, ahora quiero que hagan algo por mi....-
-lo que sea....-
-En un lugar donde el mal eligió vivir, siempre se repetirán las atrocidades, ustedes habían venido a acabar con esta casa.... y eso es lo que van a hacer... aunque debo decirles que... volverá... llegarán otros y harán lo mismo, pero ahora sabrán como detenerlo....-
El coronel estaba más que determinado:
-Martín: ¿Dónde está tu carga explosiva?...-
-Arriba, en las habitaciones....-
-la mía está en la cocina... hay que volar este mierdero....-
-lo sigo coronel.....-
Antes de salir, quise decirle algo a esa pequeña inocente, algo que al menos hiciera descansar mi conciencia....
-Oye: lamento mucho lo que te hice...yo....-
-Tranquilo... no fuiste tú....-
-¡¿que?!-
-Yo ya estaba muerta cuando me seguiste a aquella tienda.... pero gracias a tu intervención se salvó mi hermanito, los doctores de tu ejército lo encontraron al otro día, cuando fueron a ver si había algun sobreviviente más, después de la explosión de la granada... ahora debes irte o la obscuridad te va a devorar....-
-Si.... ¿te volveré a ver?.....-
-No....algunas de estas almas fueron sacrificadas injustamente así que irán al cielo, y yo las voy a guiar... me necesitan, y a ella... a esta niña no se si podré detenerla mucho tiempo... ya vete-
Después de eso el suelo del sótano comenzó a cuartearse y antes de salir de ahí pude ver el justo momento en el que un enorme hueco comenzaba a jalar hacia si, a cada una de las sombras. En el interior de aquel agujero , se veían llamas enormes y puedo jurar que se escuchaban lamentos que hasta el día de hoy puedo escuchar y sentir, como resuenan en mi mente, además de que un olor a descomposición, a muerte se hizo presente impregnando todo el aire que respirábamos.
Subir las escaleras de la casa resultó relativamente fácil, una vez en la sala el coronel me hizo entender como sería el proceso de erradicar aquella construcción.
-Lo detonadores no son lo mejor que hayamos hecho, una vez que lo pongas en posición solo tendrás tres minutos para salir, no lo olvides, ahora nos separaremos tú detonarás el de la cocina... yo el de arriba.-
-Coronel no... yo puedo ir a arriba....-
-Es una orden Martín, es mayor la distancia, no lo lograrás... yo.... ya viví todo lo que tenía que vivir... pero a ti... te queda una vida por delante....ahora muévete...-
Ese fue otro momento de confusión ¿acaso el coronel estaba pensando en un ataque suicida?... bueno desde que habíamos entrado en esa casa, supimos que eso era. Ya no hablamos más, después de eso el coronel comenzó a subir las escaleras, mientras toda la casa crujía, yo me dirigí a la cocina, en medio de una total obscuridad, sin embargo, no tardé mucho en encontrar la mochila del coronel, que contenía la carga explosiva, de inmediato saqué los improvisados cartuchos de aquella valija, y justo en el momento en el que iba a colocar el detonador, este salió de mis manos... en un acto de total torpeza, lo dejé caer, y su figura cilíndrica, hizo que rodara por el piso, sin que yo pudiera ver hacia donde, por lo que de inmediato, comencé a buscarlo a tientas.
Cuando por fin, pude palparlo, no tardé en descubrir que no estaba solo, pues en la obscuridad sentí un bulto, a medida que fui incorporándome me topé con un fantasma que no había partido aún a las entrañas del infierno, era ni más ni menos que el señor Nolasco, lo supe por que de inmediato me sujetó por la ropa y me levantó en vilo para arrojarme contra una de las paredes de la cocina, su fuerza era descomunal....
-¡¿a dónde vas hijo de perra....?!... no hemos acabado contigo-
Cuando me repuse un poco de ese primer embate, me percaté de que eso apenas estaba a punto de empeorar, ya que entre las sombras también se hallaban mis compañeros muertos en acción.... uno de ellos definitivamente era el más enojado....
-Martín... Martín.... dime ¿que se siente ser la perra del coronel Marshal?....¿te compra tus vestidos?...¿te lleva a pasear?.-
-Creo que tú no sabes nada....-
En ese instante el fantasma del señor Nolasco estaba a punto de enseñarme lo dura que puede ser la vida, pues tomó una hacha, creo en el fondo su arma favorita para matar, y me la lanzó, aunque no se si falló a propósito o ese era su fin: mantenerme vivo el mayor tiempo posible para que yo sintiera el miedo a morir...y desafortunadamente estaba funcionando, el hacha no me hirió de forma letal, pero si me hizo sentir dolor, cuando una parte de mi hombro fue rasgada por esa arma. De inmediato la sangre se hizo presente y el miedo también, no podía levantarme, así que solo podía gatear, mientras sentía como mis compañeros muertos, comenzaban a patearme, lo cual hizo que de pronto el detonador de la bomba saliera de mis manos. Se me agotaba el tiempo, y pensé muy rápido: No necesitaba tanto el detonador, solo algún objeto de metal que hiciera conexión entre las dos polaridades del explosivo, pero yo sabía que si hacía estallar la carga de ese modo me mataría a mi también, bueno, en el fondo sabía que moriría de cualquier manera si no hacía algo, así que esa era mi hora de provocar a aquellos fantasmas......
-¿Eso es todo lo que tienen maricas?....-
-Tienes una gran boca imbécil... eso le gusta a los demonios....-
Ahora ya tenía la atención de ellos, lentamente pude acercarme a la bomba casera, y luego de eso el Señor Nolasco hizo el resto, intentó de nuevo asestarme otro golpe con el hacha, sin embargo me moví muy rápido, alcanzando a detener el mango con una mano, y se la arrebaté. ahora si, había llegado el fin de aquella casa y por supuesto de aquellas almas, que sin una casa donde residir, caerían al enorme boquete, la puerta del infierno...
-Adiós tarados.....-
Eso fue todo, aún recuerdo mi mano llevando el metal de aquella hacha hacia los cables, luego sentí como mi cuerpo era expulsado de la casa, ya no por las almas, si no por el estallido, fue más fuerte de lo que imaginé, tanto que me dejó sordo, y un calor casi insoportable, me recorrió por todo el cuerpo, después de eso vi caer aquella construcción, era doloroso pero muy gratificante ver como tabique por tabique se venía abajo, aunque pensé que quedaría sepultado ahí... pues de repente todo se volvió demasiado obscuro. Simplemente cerré los ojos esperando sentir el crudo beso de la muerte.
Desperté cinco días después en el hospital, tenía muchas quemaduras y heridas, pero a decir de los doctores me recuperaré, y ahí a mi lado se encontraban mi mamá y Karla, ella con la pierna enyesada. Apenas pude hablar...
-¿lo logramos?....-
-Si... ya no existe esa casa.... el doctor dice que no puedes hacer mucho esfuerzo... así que no vamos a estar mucho tiempo....tienes que descansar, yo me voy a llevar a tu mami a que coma algo....-
-¿dónde está el coronel?....-
Con la pura expresión de tristeza en el rostro de Karla, supe lo que había pasado, pero ella quiso ser más explícita aún....
-La casa se vino abajo, a ti te empujó la explosión, saliste por una ventana, después de eso aquel sitio estuvo ardiendo por dos días... el coronel... él...-
-Yo se...por favor no lo digas.-
-Ni siquiera lo han encontrado... lo siento mucho Martín....-
En ese momento entró un doctor que les pidió a mi mamá y a Karla que me dejaran descansar... solo me quedaba una cosa por decirle a Karla antes de que ella saliera...
-Karla...-
-Me gustas mucho... siempre... siempre te he amado....-
Ella mientras se marchaba simplemente sonrió mientras salía de la habitación donde yo me encontraba, y esa sonrisa me bastó para entender que había una esperanza para mi, de iniciar una vida nueva. Después de eso, permanecí en el hospital casi un mes, tiempo en el cual la policía fue a interrogarme acerca de lo sucedido en la casa, resultó que en el lugar encontraron más de ciento cincuenta esqueletos, todos de diversos años, y de diversas partes de la historia, pero ninguno correspondía al del coronel Davon Marshall, así que con el tiempo se fue perdiendo la esperanza de encontrar sus restos, simplemente desapareció de la faz de la tierra. Recuerdo una noche de esas en que un detective vino a preguntarme concretamente por él y por sus últimos momentos de vida, ese fue un tal Víctor Vargas.... Fargas o algo así, pero después de un par de preguntas, salió de mi habitación.
Hoy salí del hospital, y al pasar por donde estuvo esa casa demoniaca, ahora veo con cierta alegría que aquel sitio próximamente será un restaurante, pienso que la maldición se acabó.... hasta que veo que al llegar a mi casa, esa niña, no la niña buena, si no la demoniaca, acaba de entrar a mi casa, atravesando la pared....
FIN....