BERNARDA Frank la Mora

¿ACOSTUMBRAS DORMIRTE SIN ENCENDER ANTES LA LUZ DE TU HABITACIÓN? 

TE DESEO PLÁCIDOS SUEÑOS ESTA NOCHE.
(Je, Je, Je, Je, Je)

Bernarda llegó a la residencia de estudiantes pasada la media noche. Entró a la habitación tratando de no hacer ruido para no despertar a Dominga, su compañera de cuarto, tampoco encendió la luz para no molestarla. Su cama parecía esperarla con los brazos abiertos, por lo que se desnudó tan silenciosamente como pudo y se acostó.
De pronto, comenzó a escuchar quejidos ahogados y se imaginó que "Minga" tendría un encuentro sexual con alguno de los estudiantes. Sin embargo, le pareció raro que no colgara una prenda de ropa en la puerta, como señal de que había... "visita". Pero estaba demasiado cansada como para salir a buscar otro lugar donde dormir. Y así, entre lamentos y quejidos, se quedó dormida.
A la mañana siguiente, la despertó una humedad extraña en su lecho. Aún medio dormida, extendió su mano hacia lo que empapaba la cama y saltó como impulsada por un resorte al darse cuenta que era sangre. Todavía faltaba lo peor, porque de su garganta brotó un espeluznante alarido cuando sus aterrorizados ojos descubrieron la cabeza de Dominga en medio del espeso charquerón púrpura con la boca taponada de papel sanitario, como macabra mordaza; y colgando de la lámpara del techo se balanceaba el joven cuerpo de su amiga con girones de piel a medio arrancar.
La habitación parecía un vulgar destazadero, había sangre de su compañera por todas partes, pero en una de las paredes se podía leer:
"¡Anoche tuviste mucha suerte al no encender la luz!"
El forense y la policía dictaminaron que la chica tenía pocas horas muerta. Al parecer, el criminal la había torturado como macabro péndulo a poca distancia de la cama de Bernarda.
Los quejidos que había escuchado entre sueños eran gritos de dolor, ahogados por la mordaza, mientras el psicópata desollaba y mutilaba a su víctima.
Sin saberlo, Bernarda había salvado su vida al no encender la luz, de lo contrario...
(Frank LaMora)

EXTRAÑAS COSTUMBRES DE LOS ANTIGUOS ROMANOS. GLADIADORES. ely ortiz

EXTRAÑAS COSTUMBRES DE LOS ANTIGUOS ROMANOS.

GLADIADORES.

Para los romanos antiguos-ver batallas a muerte entre unos condenados-era tan normal como ver lucha libre en la actualidad.

De hecho mientras más sangrientas eran las batallas-más tranquilo se tenía al pueblo-ademas se pensaba que los gladiadores que ganaban las contiendas-eran hombres de buena suerte-por lo cual los espectadores buscaban con desesperación. conseguir aunque sea unas gotitas de sangre derramadas por los mismos.

También se tenía la creencia que el sudor de los gladiadores era un efectivo artilugio de belleza-así que las mujeres se hacían cremas para el cuerpo con este líquido-incluso algunas damas de alta sociedad-podían pagar grandes sumas para pasar la noche con un atleta o un gladiador
con la condición de que este los no se bañara después de la pelea.

EL MATRIMONIO.

Según las antiguas leyes romanas-toda mujer que permaneciera un año completo sin salir de la casa-pasaba a convertirse en propiedad del marido dándole incluso derechos sobre la vida y la muerte de su esposa -así que el único modo de evitar esto-era que la mujer se saliera de su casa a escondidas de su marido y permaneciera fuera de ella 3 días consecutivos.

De otro modo se convertía prácticamente en una esclava de su propia familia.

LOS EXCESOS.

Es bien sabido por todos nosotros que los romanos-sobre todo en las clases altas no se medían en cuanto a festines y celebraciones.

Las fiestas que por lo regular duraban varias horas-estaban rodeadas de todo tipo de placeres y uno de ellos era sin duda la comida.

Cuando alguno de los invitados ya estaba satisfecho pero quería seguir comiendo-usaban unas vasijas donde vomitaban para poder hacer un hueco más en el estomago y así seguir disfrutando del banquete.

LAS DEUDAS.

Cuando una persona tenía deudas y no las podía pagar-pasaba a pertenecer a su acreedor con todo y su familia-es decir-los deudores perdían todos sus derechos de ciudadanía y pasaban a ser esclavos de su acreedor y si no conseguían pagar sus deudas en un plazo de dos meses-podían ser vendidos como esclavos o incluso ser asesinados-pero además-si el deudor tenía varios acreedores estos podían descuartizarlo y cada uno reclamar su pieza.

LA PROSTITUCIÓN.

En la antigua Roma-las prostitutas eran obligadas a teñirse el cabello de rubio para diferenciarse de las mujeres respetables-muchas de ellas provenían de pueblos bárbaros y a esto se debía que se asociara este color de cabello con estas mujeres.

En tanto que las mujeres romanas predominaba el cabello oscuro-sin embargo-más tarde se puso de moda entre las mujeres de alta sociedad usar peluca rubia y llegó un momento en que no se podían diferenciar entre las unas y las otras.

VESTIMENTA EXCLUSIVA.

A propósito de gustos y colores-el púrpura-era un color de uso exclusivo de la clase alta y estaba prohibidísimo su uso en otras vestimentas a miembros de las clases bajas.

El color utilizado para teñir las togas-provenía de Fenicia y este se obtenía aplastando moluscos para poder extraer el tinte violeta-así que para teñir una sola toga había que acabar como con unos 10 000 moluscos.

DETERGENTES NATURAL

En algún momento-los romanos tenían que lavar esas bonitas prendas de 10 mil moluscos-y otras cuantas más que tenían por ahí-sin embargo-no contaban con una variedad de detergentes como los que hay en la actualidad-así que el mejor producto con el que contaban-era el amoníaco.

Probablemente se preguntarán-¿qué tiene de extraño que usaran ese producto?

Bueno-pues como en esa época no se podía obtener industrialmente-lo obtenían de la orina humana-la forma más fácil de adquirirla-era ir directamente a las letrinas públicas y conseguir el preciado líquido-un trabajo que por supuesto-no todos querían hacer.