LA NIÑA DE LA MEDIA NOCHE Frank LaMora

LEYENDA

LA NIÑA DE LA MEDIA NOCHE

Al pasar por uno de los tantos pueblos de nuestra provincia, un forastero decide pasar allí unos días, pues le atrae todo lo que ve, y se hospeda en una cabaña.
Su primer día en el rústico lugar, lo pasa recorriendo los alrededores. A la media noche, cuando empezaba a quedarse dormido, escuchó unos leves toquidos en la entrada; tomando sus precauciones y alumbrándose con una vela, abre la puerta y se encuentra con una niña de cinco o seis años.
- ¿Qué se te ofrece? -le pregunta un tanto incómodo-
- ¿Me regala un poco de agua?
Desconcertado, pero ansioso por volver al catre, el hombre le convida de su cantimplora, llena un pequeño guaje y se lo entrega. Con el agua en la mano y sin decir media palabra, la niña se retira hacia la oscuridad de la callejuela y se pierde.
Al otro día, a la misma hora, se presenta de nuevo la chiquilla con el pequeño guaje vacío.
- ¿Me regala un poco de agua?
Como si se tratara de una película, ésto se repite durante cuatro noches seguidas.
A la quinta noche, el forastero decide preguntarle a la niña para quién es el agua.
- Es para mi papá.
- ¿Le pasa algo a tu papá?
- Sí. Se está quemando.
- ¡Cómo! ¿Y dónde está él?
- En el infierno... ¡¡ES EL DIABLOOOOOO!!
Aquel horripilante grito fue escuchado en todo el pueblo y allí mismo, el forastero murió como fulminado por un rayo.
Así comenzó una cadena de muertes en diferentes puntos del país, que muy pocos, o casi nadie ha podido explicar.
Y eso dio pie a la leyenda que se cuenta de boca en boca de la niña que deambula por nuestra provincia buscando ingenuos para pedirles un poco de agua.

Ten cuidado, amiga, amigo... si alguna noche oscura escuchas toquidos en tu puerta, no te confíes porque podrías encontrarte con la hija del maligno, y...
¡No, no abras!