LA BASE SUBTERRANEA DE DULCE. PARTE 1.
El tema de Dulce nos lleva a teorías de la conspiración de lo más radicales, veremos combinadas las abducciones y las mutilaciones de ganado, las alianzas con seres extraterrestres, así como un sitio que es el hermano poco conocido del Área 51, nos referimos a la supuesta base de Dulce, en Nuevo México, donde ocurrirían cosas terribles.
Pero sobre todo nos interesa lo que sucedió con quienes hicieron estas denuncias, hombres convertidos en mártires por estas ideas extremas e improbables, y el misterio quizá sea qué cosa les llevó a esta vorágine que marcó sus vidas.
Algunos creerán en ellos, la mayoría les llamará locos, y esta es su historia.
El escenario de los hechos tratados es un pequeño pueblito, tranquilo y rural, en el norte de Nuevo México, una zona desértica y bastante despoblada, y más específicamente el interior de la Reserva apache de Jicarilla.
Nos encontramos en esta zona con hechos reales y bien documentados que son el origen de todo, y se trata de las mutilaciones de ganado.
En 1990 un investigador que se hace llamar Jason Bishop, distribuye un informe llamado “Memorias e impresiones de la visita a Dulce, Nuevo México”, allí relata que en esta localidad se reúne con un tal Dr. John Gille, ciudadano francés, físico, que ha abandonado su práctica para dedicarse a investigar el fenómeno OVNI.
Los dos hombres visitan a Edmound Gutiérrez, propietario de un rancho 13 millas al oeste de Dulce, el cual fue epicentro, desde 1975 hasta 1983, de la mayoría de casos de mutilaciones de ganado del norte de Nuevo México y el sur de Colorado, eventos que le causaron pérdidas por 100 mil dólares en ese periodo de 8 años.
Y fue justamente esta ola de ataques lo que llamó la atención del principal protagonista de esta historia.
PAUL BENNEWITZ.
El Dr Paul Bennewitz, de Albuquerque N. M., era un especialista en electrónica, físico e inventor, que en 1979 operaba una pequeña compañía, “Thunder Scientific Laboratory”, que fabricaba aparatos de medición para usar en grandes alturas.
El hombre había observado extrañas luces sobre el Aérea de Pruebas de Manzano, cerca de su casa, y sobre la Base Aérea de Kirkland.
Bennewitz se interesó por los reportes de mutilaciones de ganado en Dulce y visitó la zona, allí junto a Gabe Valdez, un oficial de Texas, determinó después de andar por allí examinando los casos, que aquellas mutilaciones no tenían una causa natural.
Al mismo tiempo notó que se daba un aumento de la actividad ufológica y usando sus conocimientos y variedad de equipo como cámaras fotográficas y de video registró lo que parecían ser fenómenos OVNI.
AREA DE DULCE.
Por esa época el Dr Leo Sprinkle de la Universidad de Wyoming investigaba a una mujer llamada Myrna Hansen.
Esta mujer fue sometida a sesiones de hipnosis que presenció Bennewitz, y durante ellas afirmó haber sido abducida en 1980 junto a su hijo y llevada al interior de una base subterránea en Dulce.
Describe haber visto humanos mantenidos en congeladores, ganado siendo mutilado y su sangre drenada, y bañeras llenas de líquido con restos de ganado y de seres humanos, dice que ella y su hijo recibieron implantes a través de los cuales son controlados.
Bennewitz le cree, toma esto, lo suma a evidencia electrónica y de video, y acaba culpando a los habitantes de esta base subterránea de las mutilaciones de ganado y de las abducciones, que tendrían el fin de hacer experimentos genéticos con los cuerpos, e incluso alimentar a los mismos aliens.
EXTRAÑAS ABDUCCIONES.
Bennewitz como veremos, hace un trabajo muy detallado y técnico de vigilancia, pero a partir de aquí empieza a perder pie, y se desliza por terrenos mucho menos seguros.
En fin, comunica sus hallazgos a las autoridades del Aérea de Pruebas de Manzano, sobre la cual había visto las luces en un principio, y en concreto habla con Earnest Edwards, jefe de seguridad, este se preocupa y pide a sus subalternos que estén atentos por cualquier fenómeno extraño, y sus hombres en efecto reportan luces descendiendo sobre la Reservación Militar de Sandia, luces que también se registran desde la misma Reservación.
Todos estos informes se envían a la Oficina de Inteligencia Especial de la Fuerza Aérea (UFOSI), y Bennewitz es invitado a una reunión en la Base de Kirtland, con diversos oficiales.
Posteriormente la UFOSI manda al militar Richard Doty y al científico Jerry Miller, para entrevistarlo en su casa y ver el material que ha reunido, determinan entonces, esto es muy importante, que existe evidencia de objetos voladores no identificados, pero concluyen también que no hay un riesgo claro para la base, y deciden no seguir investigando.
Bennewitz entonces se dirigió al senador de Nuevo México, Harrison Schmitt, que exigió que se prestara atención a esos hallazgos.
Bastante frustrado Bennewitz porque no le prestaban mucha atención, escribe un reporte llamado Proyecto Beta.
Pero en este documento, Bennewitz va más lejos aun, y esto parece que le acarreó gran parte de sus problemas posteriores, porque diseñó un equipo, usando sus conocimientos, y creó un programa que según él le permitía interceptar y descifrar comunicaciones de radio, piensa que esas son emisiones que usan las naves extraterrestres para comunicarse entre sí y para controlar a las personas que han recibido implantes.
Hay dos errores aquí, uno que es meterse con las transmisiones de la Fuerza Aérea, y encima decírselos, y el otro, es que debido a estas ideas extravagantes se vuelve ya alérgico para muchos ufólogos.
En fin, él había rastreado estas señales que detecta hasta Archuleta Mesa, cerca de Dulce, y allí, en medio del desierto y en terrenos de la reservación india de Jicarilla, afirmó que se hallaba la base subterránea.
Y esto es lo que contiene su informe Proyecto Beta, incluye además los datos de su vigilancia electrónica, esto es su intercepción y análisis de señales de radio y de audio por dos años, que afirma son comunicaciones entre las naves y la base, o bien para controlar personas con implantes, los videos de fenómenos en los cielos, determinación de las víctimas de implantes, entrevistas a estas, etc.
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