Nuestra historia comienza con un hombre común, pero de buen corazón...
Entre la pertinaz lluvia, lo decidió... Alberto había acudido a la entrada de aquel motel de paso, para encarar a su esposa, entre sus ropas portaba una pistola 38 especial, era hora de hacer pagar a su esposa y al amante de ella por su traición. Pero en el último momento lo pensó mejor, decidió que lo mejor era mantener su alma intacta, decidió no matar a ambos, así que solo los encaró, y podría jurar que hasta la muerte suspiró aliviada, al no tener que llevarse las almas de aquellos dos. Y una vez que Alberto vio que su matrimonio estaba arruinado, simplemente se fue, se marchó de esa casa y dejó que el mundo rodara mientras el cumplía con su sueño.
Su sueño de muchos años había sido convertirse en piloto aviador, carrera que con la llegada del matrimonio cambió por algo con un poco menos de aventuras, pero ahora estaba ahí, habían pasado los meses y su divorcio ahora era un recuerdo añejo y menos doloroso y finalmente surcaría los aires en un enorme Boeing 727 lo había logrado, se había convertido en capitán, de los mejores y más confiables. Y así comenzó una serie de aventuras en el aire, y una de ellas lo condujo a quedar varado en un aeropuerto por el mal tiempo, fue donde conoció a Raquel.
Ella era sobrecargo, una cuya atención a los viajeros la hacía brillar, la bondad que había en su alma, apenas era comparable con su sonrisa amable y su capacidad para calmar hasta a los pasajeros más nerviosos.
La noche en que se conocieron estuvieron platicando hasta el amanecer, y a la hora de despedirse todo quedó en un tierno beso, era algo que Alberto no había sentido en años, su corazón había vuelto a vivir, pero toda despedida llega y era hora de que Alberto viajara a París y curiosamente Raquel también, pero en vuelos diferentes, así es, quiso el destino que estuvieran en empresas que competían entre si, pero eso nunca será un obstáculo para quienes se aman de verdad.
-Raquel... yo... ¿volveré a verte?...-
-Claro que si... me asignaron la habitación 417 en el hotel Eiffel...-
Y así comenzó la verdadera vida para ambos... Praga, Moscú, París, Dubai, Las Vegas, Río de Janeiro... Siempre era igual, a veces simplemente se quedaban contemplando el amanecer, otras veces compartían sus anhelos y sus vidas tenían sentido. Es curioso pero nunca intercambiaron teléfonos, la forma de encontrarse era la misma.
-¿te volveré a ver?....-
-Claro... reservé la habitación 417....-
Una noche el vuelo 914 procedente de la ciudad de París no llegó a su destino, se desplomó a las afueras de Francia sin que hubiese un solo sobreviviente, curiosamente Alberto pilotaba ese vuelo, mientras que Raquel era la jefa de sobrecargos en el....ambos perecieron en el primer y único vuelo que hicieron juntos. Antes de abordar Alberto pudo decir algo desde su corazón
-Yo te veré esta noche....-
-Habitación 417...-
-Lo se...Te amo-
-Yo también te amo... no lo olvides: 417 y no llegues tarde...-
-No, te veré ahí....
Y este recuerdo se llevó Alberto en su memoria, abrió los ojos ante una gran fila de personas, estaba un poco confundido por el hecho de que no sabía donde estaba, pero no tardó en descubrir que aquello era la antesala del infierno, era donde sus almas serían juzgadas, y tampoco tardó en darse cuenta de lo que le sucedía a aquellos que había obrado mal en el mundo terrenal, ellos eran arrastrados a las brazas del infierno por un grupo de sombras. Aunque fueron pocos realmente, pues la gran mayoría eran conducidas hacia arriba, por una hermosa luz. Para su grata sorpresa pudo ver a Raquel entrando a esta luz maravillosa y se sintió profundamente aliviado.
-Se ha ido al cielo....-
De pronto le llegó su turno a Alberto, el juez de las almas habló brevemente con el.
-Alberto, por no haber disparado contra tu ex esposa, por haber amado pura y desinteresadamente a Raquel, tu alma gemela y por que en el último momento sacrificaste tu propia integridad por salvar el avión, irás al paraíso, descansa en paz y recibe alegrías, pasarás el resto de la eternidad en el cielo y tus bendiciones también serán eternas... ¡siguiente!....-
De inmediato la luz condujo a Alberto al paraíso, este era un poco distinto a lo que le habían dicho pues a cada alma se le asignaba una estrella donde podía residir y acomodarla a su gusto y una vez que llegó Alberto, de inmediato se puso a buscar frenéticamente a Raquel, solo que había un pequeño problema para ellos, ahora eran almas, estaban limpias y puras, eran solo energía, todas iguales sin ningún rasgo que las diferenciara unas de otras, nada, ni color de piel, ni altos o chaparros, ni gordos o flacos, solo eran energías, seres de luz, incluso nadie tenía nombre.
-¿Cómo encontraré a Raquel?...-
Pero no era el único con ese dilema, había muchas almas que buscaba a alguien... estaba a punto de perder la esperanza cuando tropezó por accidente con otra alma.
-Discúlpeme, es que estoy buscando a alguien....-
-Yo también... pero yo pienso que seguiré buscando mañana... mi estrella está un poco lejos de esta zona ...y ni siquiera se si él ha llegado aquí...pero se que vendrá, tenemos una cita y el nunca me ha fallado, se que me encontrará.-
-La mía también.... mi estrella está algo lejos ¿a usted que estrella le asignaron?-
-la 417....-
FIN
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