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martes, 1 de noviembre de 2016

HE ABIERTO LA PUERTA DEL INFIERNO Christian Perales

HE ABIERTO LA PUERTA DEL INFIERNO.
Si ya de por si, el ejército nazi representa lo peor de la humanidad, ¿que podemos esperar ahora cuando ellos prácticamente se han vuelto inmortales?....
Todo comenzó cuando viajé como parte de una comisión de médicos sin froteras, por primera vez me sentía más que reconfortado al ejercer mi profesión en un sitio donde era muy necesario, en una parte de Europa donde los servicios médicos estaban escasos a consecuencia de que muchos doctores, enfermeras y en general personal médico, se habría trasladado a la región Siria, a consecuencia de la guerra que se gestaba ahí.
Incluso, ese lugar a pesar de la nieve, era un espléndido sitio para ejercer la medicina, siempre estábamos resguardados por soldados de diversas partes de Europa o incluso de Rusia y por la distancia con Siria no nos tocaba ver pacientes de las cruentas batallas, pero sí, a diario lidiábamos con cirugías de apéndice, con enfermedades digestivas o respiratorias, sin embargo era un trabajo llevadero y hasta gratificante.
La tragedia sobrevino cuando unos soldados rusos, trajeron ante mi a un paciente que habían encontrado en una zona boscosa, la verdad venía en muy mala estado, su piel, estaba necrosada por la congelación y en muchas partes de su cuerpo, la gangrena había reducido sus tejidos a tal punto de que ya casi se desprendían solos, como su nariz por ejemplo, ya no tenía salvación, pero debo decir que eso no era lo único: ya que su cráneo estaba destrozado, y su cerebro parcialmente congelado, se hallaba expuesto, aún tenía algo de pulso, una muy débil señal de que aún se encontraba con vida, aunque su respiración casi estaba apagada. Traté de preguntarles a los soldados si sabían algún indicio que me permitiera al menos intentar salvarle la vida.
-¿dónde lo encontraron?¿qué le sucedió?....-
Los soldados se miraron entre si, y ninguno atinaba a decirme algo... hasta que finalmente uno de ellos trató de explicarme lo sucedido.
-Cazador de tumbas.... erra y cazador de tumbas, lo encontramos en las ru... ruinas cercano a Birquenaú.... -
-¿qué....?... ¿hace cuanto?.... -
-Esta mañana.... nosotros es lo único que sabemos.... no sabemos quien es o de donde vino....tenemos que irnos.-
-Pero....-
-Tenemos que irnos....-
De verdad que yo jamás en todo el año que llevaba en esa zona había visto a un soldado ruso tan nervioso, sentí que ellos trataban de ocultarme algo, pero en vista de la poca comunicación y la mala calidad de mi ruso, fue imposible saber más. Ellos se fueron y yo me quedé con el paciente; que como era de esperarse, a los pocos minutos falleció. Ahora ya no tenía que luchar por salvarle la vida, ya lo único que me restaba era hacer una necropsia que fuera entendible para los rusos o para los europeos o para quie quiera que fuera a pedirme explicaciones de lo ocurrido. Sin embargo los pacientes vivos tenían prioridad, de tal manera que simplemente cubrí el cuerpo de aquel desafortunado hombre y continué dando consultas hasta parte de la noche.
Una vez que terminé con todos mis pacientes vivos, decidí que era hora de practicar aquella necropsia de ley, para lo que me quedé totalmente a solas, en medio de una mortecina y deficiente iluminación, con el cadáver que yacía en mi plancha. Coloqué la grabadora para ir almacenando mis hallazgos y comencé a cortar sur ropas. Al poco tiempo, encontré en los bolsillos de su abrigo una especie de llave, definitivamente no encajaba con nuestro tiempo, esta llave, estaba totalmente forjada en oro, y tenía unos grabados muy detallados, no se necesitaba ser un especialista en historia universal para entender que aquel artefacto era de procedencia nazi, también encontré unos documentos escritos en alemán, y una serie de mapas detallados casi imposibles de entender, pero definitivamente también eran de la época en que Hitler trató de apoderarse del mundo: las suásticas, las águilas alitendidas, los sellos de la SS, todo indicaba que aquello era propiedad del ejército nazi. Solo me remití a colocar todas esas cosas en una bolsa de evidencias, aunque realmente no tenía ni la menor idea de si alguien preguntaría por esas cosas, después de un rato comencé a grabar paso por paso la necropsia que estaba a punto de realizar.
-´Bitácora médica, Doctor Alberto Ortega: 31 de octubre de 2016... recibí a este paciente por la mañana, falleció a las 11:50 al parecer por hipotermia y lesión cerebral, el paciente estaba congelado, tiene tejido necrosa....-
No pude terminar de decir esa frase, pues por un momento sentí que aquel hombre estaba respirando, así que de inmediato tomé mi estetoscopio y decidí cerciorarme de ello: si... estaba muerto.
-Estoy alucinando-
pensé mientras devolvía mi estetoscopio a su estuche, pero de pronto una enorme fuerza sujetó mi mano, era ni más ni menos que aquel cadáver, me había tomado del antebrazo y hacía un enorme esfuerzo por incorporarse, abrió la boca y pude ver un cúmulo de sangre obstruyéndola, era imposible que alguien estuviera vivo en esas condiciones, pero él, al parecer lo estaba, y ahora me sujetaba con una fuerza descomunal, y lo peor para mi fue cuando empezó a hablar.....
-¡no dejes que lleguen!¡ellos danzan la danza macabra!....-
-¡¿de que me hablas?!¡suéltame!....-
-¡no estamos a salvo!¡ya nunca lo estaremos!... ¡ellos no se detendrán....!-
-¡¿Quienes?!.....-
-¡Yo abrí la puerta!.... ¡abrí la puerta del infierno y ellos vendrán!....-
-¡¿quienes?!
Fue imposible obtener algo más, pues de hecho después de decir esta frase este "paciente" se volvió a desplomar en la plancha, y yo, haciendo acopio del poco valor que me quedaba, tomé nuevamente el estetoscopio y volví a escuchar su corazón, nada, estaba muerto, incluso al continuar con la necropsia, que por cierto se había vuelto más que vital ahora, pude darme cuenta de que efectivamente aquel cuerpo llevaba más de ocho horas de muerto, incluso el rigor mortis lo avalaba cabalmente. Ahora tenía más preguntas que respuestas, y en eso recordé que a pocos metros del campamento donde yo me encontraba, estaba el doctor Favernwestmüller, un médico de origen alemán que hablaba algo de español, así que tom´los documentos que encontré en el abrigo del cadáver y acudí de inmediato ante él.
Después de recibirme y notar mi profundo pesar y agitación, escuchó con calma cada palabra que dije, y sobre todo cada frase que me confesó aquel cuerpo en la plancha, al final tenía un veredicto, sobre lo ocurrido.
-¿Si sabes.... que un muerto no regresa de ese estado?... ¿quizás fue un reflejo post mórtem....?-
-Eso mismo creí al principio... pero fue demasiado... duró mucho tiempo para ser un reflejo....-
-¿puedo ver los papeles que le encontraste....?...-
-Si, aquí están, están escritos en alemán... no entiendo nada...-
Al darle los documentos y la llave comenzó a leerlos con detenimiento....
-Si... son documentos de la segunda guerra mundial... la etapa más obscura de mi país.... seguramente... pertenecieron a algún contingente de soldados... muchos hallaron la muerte en esta zona nevada.....¡ay por Dios!....-
-¿qué?....-
-¡Esto está firmado por Albert Shultz!... -
-¿que es el?-
-El... querido amigo era el mismísimo demonio... Era un militar de alto rango, persona de confianza de Adolf Hitler, y se encargaba de reclutar científicos y algunos expertos en ciencias ocultas... con el fin de encontrar numerosas maneras de apoyar al ejército nazi en la guerra, y se dice que uno de sus descubrimientos lo habría llevado a tener la capacidad de revivir a los muertos.... pero se dice también que ese comandante encontró la muerte por estos lugares, sin tener tiempo de llevar a cabo la comprobación de sus experimentos... aunque nadie encontró su cuerpo o sus tropas jamás y se cree que la nieve los envió a los confines del infierno...pero en realidad nunca se tuvo claro lo sucedido....-
-Entonces... el cadáver que atendí... es... uno de esos....-
-No mi amigo... esto es algo peor, estamos hablando de muertos vivientes, de cadáveres imposibles de rematar, más agresivos de lo que eran en vida, invulnerables a la nieve, al hambre o a las armas del mundo moderno, pero con una capacidad de raciocinio y estrategia....-
-¿no me digas que crees en zombis?-
-Estos no serían zombis... serían unos verdaderos monstruos capaces de continuar con su guerra desde donde se terminó para ellos... y lo peor es que tienen la capacidad de reclutar a otros muertos, dominando sus mentes, y haciéndolos a su imagen y semejanza....-
-¿qué hacemos?....-
-Tenemos la llave.... y el mapa, es la ubicación exacta del artefacto que les devolvería la vida, tenemos que ir a ese lugar y destruirlo... después de eso, debemos destruir la llave....-
-¿por qué nosotros?-
-Nosotros no... es algo que debo hacer yo solo.... soy alemán, es mi deber destruir hasta el último vestigio de los nazis....-
-Quiero acompañarte.....-
No tuvimos que discutir mucho, a los pocos instantes estábamos llegando a la zona que el mapa nos indicaba... desafortunadamente llegamos solo para presenciar que todo había sucedido ya... los soldados nazis, habían abandonado su tumba de nieve, eran más que dantescos, con la piel carbonizada por la nieve, pero se erguían victoriosos, formando filas, uno a uno iban saliendo de su letargo, con la sangre cuajada sobre sus rostros, y los dientes llenos de cieno, así como sus miradas perdidas pero llenas de odio, per con la entereza necesaria para empuñar sus armas y seguir las instrucciones de su superior....
-¿que hacemos?... creo que deberíamos avisar al ejército ruso....-
Pero mi colega alemán me hizo entender que aquello estaba por demás, me señaló con el dedo hacia la distancia, y pude ver que el contingente de soldados de nuestro tiempo, aquel que se encargaba de resguardar nuestra seguridad, aquellos hombres con quienes había hablado por la mañana, habían sido asesinados por los nazis recién reanimados, los "nuestros" habían peleado con valor, pero habían fracasado pues sus armas habían sido insuficientes para detener a aquellos monstruos, que ahora se contaban por centenares, y formaba una fila en clara formación de combate. Un combate que la humanidad moderna está destinada a perder.... y fue entonces cuando entendí las palabras de aquel difunto, cuando me dijo:
-"He abierto las puertas del infierno"-
¿FIN?....

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