Todos los bomberos pasamos por una etapa difícil en nuestra carrera, la etapa de novato en la que toda la teoría que aprendiste se pone a prueba, en una mórbida batalla contra la adversidad. Es duro, es complicado y da miedo, ver esas enormes bolas de fuego consumiendo todo a su paso, sentir ese calor sofocante buscando acabar contigo y esa incertidumbre de no saber si regresarás de un servicio.
En enero de 1999 estuve a cargo de una cuadrilla, la mayor parte de ellos veteranos, sin embargo una mañana llegó uno Ricardo Olvera, y como no lo voy a recordar, pues hasta hoy sigo preguntándome ¿eso que fue?....
Pues bien: Ricardo "dolor de muelas" Olvera era un bombero fuera de serie, era asustadizo, y parecía que jamás fue entrenado, nos llegó de otra estación y solo lo admití por que en nuestro trabajo se forma una hermandad aun cuando realmente no daba el ancho para esta labor. Recuerdo que en su primer llamado a un incendio salió corriendo, y se subió al camión. Cuando fui a ver que le pasaba simplemente lo encontré en el suelo de la cabina de nuestra unidad, en posición fetal, y llorando amargamente.
-¡¿me quieres decir que te pasa Olvera?!....-
-¡tengo miedo! ¡es mucho fuego! ¡es mucho fuego!....-
-Mañana quiero ver tu renuncia en mi escritorio-
Y sin embargo no lo hizo, no renunció, de alguna forma se las aregló para convencerme de que no lo despidiera o lo tranfiriera a otra estación. Y poco a poco fue tomando valor, tenacidad y lo que se requería para ser bombero.
Una noche, a las tres de la madrugada sonó nuestro llamado, era hora de acudir a una fábrica de colchones que se estaba incendiando, por la naturaleza de los materiales que se almacenaban allí, era terrible no que nos esperaba. Al llegar nos dimos cuenta de la gravedad de lo que sucedía, era una sucursal del infierno aquel sitio, con llamas tan elevadas que ya había alcanzado una bodega donde se almacenaba alcohol, y desgraciadamente una casa habitación. Era poco el tiempo para coordinarse con los bomberos de otras estaciones que iban llegando a la conflagración, pero los bomberos regularmente somos una máquina perfecta, así que nos tomó poco tiempo encontrar la armonía para apagar ese incendio.
-¿ustedes son de la 264?-
-Si señor....-
-muy bien, quiero que se concentren en mantener las llamas alejadas de la fábrica de colchones... los de la 321 mantengan frías las paredes de la bodega de alcohol... que no llegue el fuego vivo a ese sitio o no alcanzaremos a salir ni siquiera nosotros....¡Paredes, Rivas, García, Solís y Olvera, vengan conmigo tenemos que apagar la casa habitación para ver si encontramos a alguien con vida!.....-
Era como media cuadra la que debíamos recorrer arrastrando la manguera de agua, tiempo que fue suficiente para que yo pudiera entablar una pequeña charla con Olvera....
-Vi que hoy llegaste tarde Olverita, pero si lo haces bien, me voy a hacer como que no vi....-
-Capitán es que hay algo que debo decirle....-
-Después Olvera, ya concéntrate....-
Comenzamos a rociar agua sobre el inmueble, pero todo parecía indicar que la batalla estaba perdida para nosotros, el fuego ya había invadido toda la vivienda, la envolvía en un manto infernal y unos gritos desde el interior nos decían que alguien estaba muriendo lentamente en ese calor abrasador, resultó ser el llanto de una pequeña niña... estaba atrapada en el fuego. Su mamá llegó hasta nosotros implorando que salváramos a su hija, y aunque sientas que esa podría ser tu propia hija, como bombero tienes que ser fuerte, fingir que eres duro y que nada ten consterna.
-Señora, hacemos lo que podemos, aléjese por favor....-
Y fueron necesarios dos paramédicos de los que ya habían llegado al sitio a apoyar para sujetar a la señora y evitar que quisiera entrar a la casa en llamas...
-¡Olvera... dame más presión!....-
Pero Olvera no me hacía caso, estaba ahí parado, petrificado viendo el fuego, como si se tratara de un programa de televisión, y de pronto me hizo una pregunta que me descontroló en muchas formas.
-Capitán... leí que el cuerpo humano puede refractar el fuego mientras nos se deshidrate... y que las quemaduras no lo afectan mientras el agua en el cuerpo no se desaloje....-
-¡¿qué?!¡enloqueciste Olvera!....-
-¿Cree que las almas juzgadas soporten el fuego del infierno?....-
-¡dame más presión de agua Olvera....!....-
-Voy por esa niña capitán.....-
Y entonces lo hizo, se quitó el casco, el traje de protección y entró a esa casa envuelta en llamas como si nada, como quien entra a su domicilio en u día normal, como si todo aquel fuego, no estuviese ahí.....
-¡Olvera regresa!.....-
No me hizo caso, simplemente lo vi desaparecer entre las llamas, internarse en la casa y desparecer entre el humo....
-¡Todos!¡más presión...Olvera está dentro!....-
Aumentamos la presión aun cuando sabíamos que Olvera no lo lograría, me interesaba mi compañero, pero mi deber era el de velar por que el fuego no se extendiera aún más... y entonces, pasados unos minutos, aquel bombero desquiciado salió de ahí, con la nena en sus brazos, había inhalado humo, y tenía algunas quemaduras pero definitivamente se iba a salvar.....Nadie de nosotros podía creerlo. Cuando Olvera le entregó a la niña a los paramédicos tenía yo que despojarme de la inquietud, así que hablé con él mientras recuperaba el aliento.
-¿Cómo hiciste eso?....-
-Ya se lo dije... las almas juzgadas soportan el calor del infierno mismo....-
-Ok.... me dejas muy sorprendido.... felicidades héroe... ahora ¿por qué no descansa un poco?... era la única vida en riesgo... parece que las otras cuadrillas tienen esto controlado.... -
-Si señor... ya puedo descansar... Gracias por confiar en mi, es algo que no olvidaré jamás.-
-Bien hecho amigo.....-
Las horas pasaron y finalmente vimos apagarse el fuego, afortunadamente sin víctimas mortales, y esa pequeña niña se había salvado con lesiones menores, gracias a la determinación de aquel bombero. Era hora de regresar a la estación. Antes de subir a nuestro camión uno de los compañeros me preguntó por Ricardo Olvera.....
-oiga: falta Ricardo Olvera....-
-Lo mandé a que descansara... creo que se lo tomó literal.... ya ha de estar en la estación o en su casa, no se preocupen por el, hay que irnos ya-
Apenas llegábamos a la estación, cuando vimos la enorme sombra del luto, que se había apoderado de nuestra guarida, los compañeros tenían esa mirada de pesadumbre que solo se ve cuando uno de nuestros hermanos cae... de inmediato me bajé del camión y pregunté que era lo que estaba sucediendo, Clarita, la operadora me dijo entre lágrimas lo que pasaba.
- Perdimos a uno de los nuestros....-
-¡¿cómo?!..... ¡¿a quién?!..... -
-A.... a Ricardo Olvera... perdimos a nuestro dolorcito de muelas....-
-¡No!¡no es posible Clarita! anoche estuvo con nosotros en el incendio... salió vivo de ahí....-
-Con todo respeto capitán, no pudo ser anoche... él murió a la seis de la tarde de ayer... en un choque.... quedó tan dañado que apenas supieron quien era hasta hoy.... Si... si era él capitán....-
Ahora me doy cuenta de que Ricardo "dolor de muelas" Olvera, había hecho su último rescate, ya como un alma... como un alma juzgada pues así lo dijo el mismo... Ahora mientras guardamos un minuto de silencio por él, nos damos cuenta de que quizás... nos acompañe a más rescates, por que en el fondo siempre fue un bombero.
FIN
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