Su esposo se lo repetía en todos los tonos. Hasta llegó al insulto:
- ¿Qué te has creído, idiota? ¡Te envío los mensajes para que los leas al momento! ¡Eres igual de estúpida que tu madre! ¡Animal, debes estar atenta!
Ya estaba harta del maltrato que recibía por parte de él. Inclusive llegó a odiarlo por ello, y a desear que se muriera. Sin embargo, no se atrevía a protestar ni a reclamarle nada.
Lo "abrió" y pudo leer el desesperado texto:
"¡Te escribo desde mi tablet porque no tengo crédito en mi cel! ¡Alguien entró a la casa - está en el piso de abajo - seguramente es un ladrón - tiene un arma! ¡Estoy escondido en el closet de nuestra recámara - llama a la policía - por favor Malena - llama a la policía!"
Sin pérdida de tiempo marcó un número.
- "Diga." -contestó una voz masculina-
- Está escondido en el closet de la recámara que ya conoces -dijo Malena- Me avisó desde su tablet... borra su mensaje, no hay que dejar rastros.
Sonrió y colgó.
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