Fue la observación de Roberto...
Fue en ese momento en el que nos dimos cuenta de que no estábamos en una habitación aquello era una oficina desocupada, quizá un almacén de archivos, lo cierto es que al fondo de esta se encontraba un estante enorme, que Roberto y yo, deslizamos para que sirviera como barricada. Lo colocamos contra la puerta y aún así pudimos escuchar los golpes que le propinaba a la puerta... después, el silencio, no sabíamos si esa cosa seguía ahí, en espera de nosotros, pero ya no escuchábamos su descarga de furia sobre la puerta.
-Yo... les creí desde el principio... miren el doctor Cárdenas ha estado a cargo de este hospital desde hace ya diez años, y tengo razones para pensar que ha cometido muchos atropellos contra sus pacientes, así que por mi insistencia aprovechando sus vacaciones vine a revisar algunos expedientes.... y fue cuando me topé con que muchos pacientes habían visto esta cosa... al principio entrevisté a algunos y me dijeron que él les decía cosas, que abusaba de ellos, pensé que era histeria colectiva, pero veo que no... es muy real...-
Gritó Roberto en ese momento, pues la eterna pesadilla de un obsesivo compulsivo es precisamente esa... y la doctora lo sabía, por lo que de inmediato intentó que la cordura llegara a él intentando calmarlo.
Recuerdo haber golpeado la chapa de la puerta varias veces, hasta que cedió, la puerta se había abierto, ante nosotros se hallaba ahora un pasillo obscuro, que emanaba un olor a humedad terrible, la doctora, sacó de su bata su teléfono celular, de esos que cuentan con una lamparita, tan pronto como agarré valor o mis tendencias suicidas se hicieron presentes entré, siendo el primero en hacerlo, después nuestra doctora y finalmente Roberto.
Fue la pregunta de Roberto, que se escuchó muy cavernosa ante el eco de aquel lugar-
La doctora estuvo de acuerdo conmigo así que de inmediato comenzamos a bajar. Llegamos a un lugar muy similar al hospital de arriba, ese lugar de encierro al que estábamos enraizados, pero este parecía una versión más bizarra del que habitábamos era algo perturbador, en el fondo de aquella pieza, se erguía una especie de quirófano, con grandes manchas de sangre en las paredes: del techo pendían numerosas cadenas, brazaletes con los que seguramente los pacientes mentalmente descompuestos eran atados en otros tiempos, antes de que solo con pastillas se hicieran las ataduras, también se veían algunos aparatos que de sobra sabíamos, eran para dar choques eléctricos a los pacientes. Y las habitaciones de confinamiento eran mucho peor, si ya de por si era dantesco ver semejante quirófano, imaginar a un ser humano, refundido en una habitación de metro y medio por dos metros era más que perturbador, Los cuartos eran de esas dimensiones algunos con camas que tenían dispositivos para inmovilizar a los pacientes otra denotaban que quien los habitara tenía que dormir en el suelo.
En ese momento la doctora, tras exclamar eso, se llevó las manos al rostro, en clara señal de asco por lo que acababa de ver.
-Hace tiempo....esta era la única forma conocida por el hombre... para subsanar los abismos de la mente... esta parte del hospital lleva por lo menos cuarenta años cerrada... no se por que aún la conservan... muchachos, discúlpenme, ustedes no deberían ver esto... Hace tiempo, cuando la psiquiatría evolucionó... lugares como estos fueron abandonados... cerrados, para dar paso a los hospitales modernos, muchos de ellos fueron construidos sobre las ruinas de lugares como estos, que gradualmente fuero usados como bodegas, o simplemente olvidados...Pero aquí se experimentó mucho, con la mente humana, aun a costa de un enorme sufrimiento del paciente...-
Comenzamos a explorar un poco el lugar, de momento solo veíamos camas, sillas de rudas herrumbradas, jeringas abandonadas a su suerte, papel tapiz desprendiéndose de las paredes, hasta que finalmente llegamos a una pequeña oficina en el fondo, en ella había un archivero, Roberto, fiel a su costumbre de clasificar cosas comenzó a revisar los archivos dentro de este, para finalmente dar un grito, señal de que estaba estremecido...
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