DÍA DE LOS INOCENTES.
CAPÍTULO 6.
Salimos al pasillo y comenzó la masacre, a final de cuentas el doctor tenía razón, ni siquiera teníamos que acabar con los zombis, simplemente los derribabas y ya, tal como mi ahora compañero de aventura lo había vaticinado, aquellos desafortunados seres caían de manera muy simple y no solo eso; era notorio que no podían levantarse, aún así se arrastraban por el suelo en nuestra búsqueda.
-Doc ¡¿qué haces?!....-
-Hay que agarrar otro extintor o cualquier cosa para defendernos...-
Por fortuna, aquel sitio era la cabina donde Özlem Amsedel transmitía su programa, siempre aficionada al beisbol ella tenía un bate autografiado por Martin Mc Wire, siempre adornando ese lugar, de inmediato supe que ese sería mi pasaporte para salir de aquella pesadilla, así que de inmediato lo tomé, aunque con cierto cargo de conciencia pues era el tesoro personal de alguien, y el doctor no abonó mucho a combatir ese malestar.
-¿Es en serio?...¿el bate de Özlem?... te va a matar cuando se entere....-
-Casualmente doctor.... ella está desaparecida... y creo que como están las cosas en este lugar, desaparecido significa.....-
-Hay que salir de aquí.... ¿Qué tan lejos queda la caseta de vigilancia?...¿seguro que la llave del elevador de carga está ahí?.-
-Si, cuando trajeron mi máquina expendedora, el vigilante tomó la llave de un tablero ahí dentro... Ya solo tendremos que llegar al final de este pasillo... pero tendremos que abrir la puerta del fondo y no sabemos que hay atrás...-
-Por ahí salió Tina... eso les dará en que entretenerse...no nos tomarán mucho en cuenta mientras se la estén comiendo....-
-¿ya hacemos esto doc?¿ya somos asesinos y usamos de carnada a nuestros mejores amigos...?-
-Por eso tu carrera como corresponsal no funcionó Grizzli, en estos casos tienes que sobrevivir tú y luego los demás... ¿crees que tengan armas en esa caseta de vigilancia?...-
-¿que?... no... no creo aquí... no se maneja efectivo, no había necesidad de tener armas, el vigilante tenía un tolete y un aerosol de pimienta...-
- ¿viste lo que pasó con esas cosas?... cuando los golpeé... tienen el cerebro muy inflamado y los huesos del cráneo muy gelatinosos.... esto es una toxina....-
-Creo que eso viene siendo lo de menos...hay que movernos antes de que lleguen más.-
Salimos de la cabina y todo parecía estar despejado, pero no tomé en cuenta de que aquella zombi tremendamente veloz seguía al acecho, y pese a su tobillo roto que hacía que su pie colgara mórbidamente apenas sujeto al resto de su pierna por piel y nervios, todavía corría, amén de que tuvo la inteligencia necesaria para levantarse. fue un error momentáneo, de esos momentos en los que bajas la guardia y como una fiera derribó al doctor, él intentó defenderse con su extintor pero este solo le sirvió para cubrirse y no se mordido, las mordidas las recibía aquel aparato de combatir el fuego.
-¡Dale Grizzli....!....-
Yo estaba paralizado del miedo pero solo dejé que el terror me invadiera por cinco segundos, aunque no estaba dispuesto a matar, ya no tenía alternativa, así que los primeros golpes fueron difíciles, pero solo me detuve cuando ya no quedaba nada del tejido encefálico de esa mujer....
-Gracias Grizzli....-
-¿ves como sí se puede salvar a otros?...-
-Lección de humildad, ayúdame a levantarme....-
Después de tenderle la mano, el doctor se incorporó, y se puso a observar por un instante a aquella desafortunada novia del vigilante...
-Ella era Juanita....-
-¿importan ahora los nombres....?-
-Si... estoy seguro que alguien es responsable de esto y cuando lo agarren quiero hacerle una lista bien elaborada de todos los que murieron por su culpa...¿oíste eso?....-
Casi imperceptible, pero muy real, del otro lado de la puerta a la que pretendíamos llegar, escuchábamos el grito ahogado de Tina.... y quizás nuca sabremos que nos movió para ir en su ayuda, pero ahora corrimos a buscarla, cuando abrimos la puerta que conducía al estacionamiento, afortunadamente para nosotros solo habían tres de ellos.
Tina había logrado meterse debajo del chasis de una de las camionetas de la estación y dos de esos no-muertos no tenían la inteligencia para agacharse y buscarla, pero con el tiempo nos hemos dado cuenta también, que la población zombi no es homogénea, a ellos los mueve la compulsión de comer y algunos han desarrollado habilidades para procurarse la comida, así que èste reanimado se había agachado lo suficiente como para mirar debajo de la camioneta y aunque su cuerpo engarrotado no se lo permitía, hacía todo lo posible para llegar hasta nuestra amiga.
Ella estaba vulnerable ante aquel ser, pero una vez más obró la ironía, aquel ser estaba a merced de nosotros, pues en su prisa por alcanzar a Tina, ni siquiera se percató de nuestra presencia.
Fue fácil acabar con el, el extintor de aquel galeno de la radio comprobó una vez más su eficacia, bastaron dos impactos para que aquel muerto volviera a estar... muerto.
Una vez que cayó Tina gritó más asustada, pues al caer, su rostro destrozado por los golpes quedó literalmente frente al de ella, y tardó unos segundos en reaccionar y darse cuenta de que nosotros estábamos vivos y ayudándole.
-Tina... soy el Grizzli... sal de ahí....-
-¡Grizzli cuidado!....-
En un mundo de muertos reanimados no hay espacio para la confianza excesiva, fue tal el júbilo por hallar a Tina con vida que por unos segundos nos olvidamos de que los otros dos zombis estaban ahí y hubo un instante en el que casi me alcanzan, pero después de un rato de huir de ellos te aburres, y acabas convirtiéndote en su verdugo.
Por razones que desconozco, lejos de experimentar miedo sentí como un malsano afán de venganza se apoderó de mi, y en ese momento jugué con aquellas criaturas caminando hacia atrás con el bate bien empuñado, los azuzaba para que me siguieran, mientras el doctor le ayudaba a nuestra amiga a salir de debajo de la camioneta.
-Vengan maricas... vengan acá... ¿quieren comerme idiotas?....-
Esos seres solo me veían, pero la lentitud de sus movimientos hacía que no pudieran alcanzarme y cuando ya me sentí en confianza, comencé a asestarles golpes en el rostro.... Y creo que ese fue el momento en el que yo me convertí en el peor de los zombis también, por que ya no los estaba matando para sobrevivir, más bien un extraño sentido del bienestar se apoderó de mi, hasta que el doctor me marcó el alto.
-¡Ya Grizzli! ¡suficiente!... ¿Qué te pasa? ¿Quién es el monstruo?...-
-Ya... ya me calmo... Tina... ¿estás bien?¿no te mordieron?...-
Y Tina estalló en llanto....
-¡Se comieron a Fernando!....-
-¿En...?¿Fernando?....-
-Si... entramos por la puerta y salieron muchos de ellos.... al principio pensamos que era una broma de los inocentes, y cuando tomaron a Fer.... él ni siquiera hizo por escapar, pensó que eran los de Arte Spot...que eran actores maquillados, como los de la broma de Halloween... hasta que uno de ellos lo mordió......había mucha sangre... ¡¿qué está pasando?!.....-
-Bueno... lograste escapar.... ahora tenemos que salir de aquí... ¿está claro?... Fernando no habría querido que tú murieras en este lugar...¿te mordieron?....-
-no, yo si me eché a correr.. ¿hay alguien más aquí?...¿alguien más se salvó?.-
-,No, solo nosotros, muchas gente ha muerto...Hay que buscar la llave doctor...-
Ya estábamos a unos pasos de la caseta de vigilancia, el doctor entró empuñando su extintor y después entré yo, desafortunadamente nos dimos un tremendo tope en la pared al darnos cuenta de que en aquel tablero donde celosamente el vigilante alguna vez colocó las llaves, habían más de cincuenta y todas muy similares entre sí....
-¡¿cuál de todas es doc?!-
-No se ¿no hay otra luz? no veo bien enciéndela....-
La oscuridad puede ser aterradora, pero más lo es cuando cortas de tajo esa oscuridad solo para darte cuenta de que a tu alrededor hay como veinte o treinta zombis, y eso es lo que nos pasó a nosotros, al momento de encender las luces una vez más nos encontrábamos al borde de la muerte rodeados por quienes en vida eran nuestros amigos pero tristemente ahora solo nos buscaban para devorarnos.
En la forma en la que se habían distribuido ya habían rodeado la caseta haciéndonos imposible escapar corriendo y eran demasiados para un combate cara a cara.
-¡¿Qué hacemos Grizzli?!....-
Me preguntaron mis amigos, y yo en ese momento vi que la única opción viable era trepar al techo de la caseta de vigilancia, ahí no seríamos alcanzados, aunque esas cosas tenían todo el tiempo del mundo, para esperar a que bajáramos, pero era la única escapatoria en ese instante.
Ayudamos a subir a Tina, luego subió el doctor, pero a mi casi me alcanzaban pues aún y sin saber por qué quité todas las llaves de aquel tablero y las coloqué en una bolsa que el vigilante tenía sobre su escritorio.
-¡¿Grizzli qué haces?!....¡súbete!....-
-¡vamos a necesitar la llave todavía!-
Cuando intentaba subir al techo de la caseta, uno de los zombis me tomó por el tobillo y al hacerlo varios de ellos se acercaron... creí que era mi fin, recibí varios rasguños pero afortunadamente ninguna mordida. y pese a que casi suelto aquella bolsa con las llaves, la voluntad pudo más y el doctor y Tina me jalaron para llegar al techo de la caseta, ahora estábamos a salvo, pero nuevamente acorralados.
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