Pese a haber preparado la ofensiva a fondo, no sabíamos que nos depararía al abrir aquella puerta, quizá eso sería una masacre para nosotros, lo cierto es que podíamos escuchar una gran conmoción dentro de esa especie de cámara ultra secreta, que todos pisaban a diario pero nadie se percataba, ¿y quién habría imaginado que debajo de la catedral metropolitana se erguía el laboratorio más abominable de los últimos años, uno donde no solo es jugaba a ser dios, si o que se ponía en peligro el destino de toda la civilización humana. Pues bien, estábamos decididos a dar el todo por el todo, supusimos que existía otra puerta, pues la secta era conformada por la élite científica y económica del país, sería mucho para el linaje de sus integrantes tener que entrar a ese sitio, en la forma en la que lo habíamos hecho nosotros, y lo dejaba patente el hecho de que se veía que aquella enorme puerta hecha de madera maciza con rostros demoniacos tallados en su portada, a juzgar por lo herrumbrado, aquella puerta no se había abierto en mucho tiempo, pero esta noche nosotros la abriríamos.
Nos miramos los unos a los otros, dieciocho personas, dispuestos a morir o matar con el único fin de detener tantas muertes injustas, después de tomar aire por última vez antes de entrar en ese sitio, nos dispusimos a derribar la puerta, no sin antes escuchar el comentario de Fargas,
-Bueno amigos, fin del camino, Trejo: quiero que coloques uno de los explosivos que trajimos con un sensor de presencia, sellaremos la puerta una vez que entremos y si alguien sale, o intenta entrar, acabará en trozos.... y Cuenca... estos tipos no van a dudar te quieren muerto así que si en algo valoras tu vida.... dispara primero....-
-Está bien....-
En ese momento una patada en aquel portón fue nuestra señal, pese al abandono aquella puerta cedió con relativa suavidad, de inmediato entramos y como era de esperarse, el grupo muy selecto de guardias que tenían los más cercanos a la secta -los hombres de negro- comenzaron a dispararnos. Realmente sus armas al lado de las nuestras eran de risa, pues fieles a su estereotipo, solo contaban con escuadras, algunas de calibre 38, otras de 9 milímetros, sí, eran de peligro, pero hasta ese punto la batalla era relativamente fácil, en pocos segundos, comenzaron a caer.
Y una de las estrategias más comunes de ellos era apagar la luz, ahora me doy cuenta de que contaban con gafas que les permitían ver mejor que nosotros en aquella obscuridad, pero eso no importó, pues aún cuando nos superaban en número, nosotros les llevábamos la delantera en voluntad, así que entre la penumbra de aquella sala, las ráfagas de nuestra armas iluminaban brevemente aquellos trajes negros, que después se convertían en un cuerpo en el suelo. De pronto todo quedó en silencio, nos agrupamos de tal manera de no permitir un solo hueco que pudieran aprovechar aquellos individuos, al final solo quedaba uno de ellos de pie, que ante la falta de balas en su arma decidió rendirse, Susana, en todo momento apuntando su escuadra a la cabeza de este hombre, lo sometió, y lo esposó....él simplemente se limitó a tratar de intimidarnos
-pendejos.... aun cuando llegaron hasta aquí la otra puerta solo puede abrirse con una contraseña numérica....-
Efectivamente, con cierta angustia, nos percatamos que ante nosotros se hallaba una puerta blindada, mucho más fuerte que la primera, en si eso era más bien una bóveda , muy bien fortificada, y esta tenía un tablero de control, cuyo teclado advertía que debíamos introducir la contraseña
Susana tomó unos bríos que jamás habíamos visto en ella, de inmediato dejó de apuntar su arma a la cabeza solo para colocarla en dirección a la entrepierna del sujeto....
-¿si....? no me digas.. ¿Sabes lo que te va a doler esto?...-
-se que sigues la ley...eres la perra faldera del tal Fargas.... se que no lo harías....-
Creo que fue un grave error retar a nuestra compañera en ese momento, en el que ella estaba un poco fuera de sus cabales, era más que obvio que sus asuntos con la secta eran muy personales solo escuchamos la detonación del arma y de inmediato el tipo cayó, dando un grito de dolor mezclado con pánico....
-¡yaaaa!....-
Y una vez en el suelo, Susana volvió a apuntarle a la cabeza.....
-¿ya viste que si me atrevo?.... habla....-
-Ya.... está bien..... es 1-3-5-6-2.....-
Para ese momento el oficial Salazar, que ya se había adelantado, tecleó esos números en el tablero, y de inmediato se escuchó como los cierres herméticos de aquella barrera comenzaba a retraerse, dejando libre la apertura de la misma. Nos disponíamos a entrar cuando escuchamos un segundo disparo, esta vez no era Susana quien le había disparado al hombre de negro, si no el propio Fargas, que había decidido mejor abatir al custodio aquel, sin embargo, al sentir que yo lo miraba con cierta extrañeza, de inmediato se encogió de hombros....
-Yo no tengo perros falderos-
Le dijo al hombre de negro, mientras este relajaba todo su organismo entregándolo a la muerte, mientras nuestro comandante tras guardar su arma, se dirigió a nosotros.
-No debemos dejar testigos.... además ellos fueron quienes nos dispararon primero-
Ahora ya nada nos detenía para entrar al corazón de la secta, al abrirse esa pesada puerta, un pasillo se abría ante nuestra vista, al final de este, estaba nuestro objetivo, incluso podíamos ya escuchar sus voces, sus murmullos, a partir de ese momento sería fácil, o por lo menos eso fue lo que nosotros pensamos.
Hasta ese momento ninguno de los nuestros había caído, todos nos manteníamos relativamente ilesos, hasta el momento en el que quisimos cruzar el umbral de aquella puerta, cuando uno de los oficiales dio un paso dentro del pasillo, una especie de disco salió desde el piso, al ser expulsado, lo se elevó de una forma muy violenta, y comenzó a girar, con cada giro centenares de pequeñas puntas de flecha eran expulsadas de su interior, nosotros no pudimos hacer otra cosa si no tirarnos al suelo y esperar a que esa cosa dejara de arrojarnos esa ráfaga de pequeños metales afilados, como un minuto después, la furia de ese artefacto se calmó.
En ese momento todos volvimos a incorporarnos, y ese fue el amargo momento en el que nos percatamos de que habíamos sufrido las primeras dos bajas, un oficial recién egresado de la academia.... Oscar Huerta, y un sargento que tras haberse unido a nosotros ese día, al sentirse aburrido de levantar infracciones, encontró la muerte de la forma más aterradora, las diminutas puntillas que nos lanzó el artefacto lo agarraron de lleno, su rostro estaba desfigurado, estas esquirlas de metal habían literalmente; destruido sus ojos, pero lo que definitivamente terminó con su vida fue el hecho de que las que se incrustaron en su cuello, tuvieron salida por la nuca, se mantuvo unos minutos su cuerpo en pie, para después caer lentamente.
En ese momento Susana quiso ayudarlo, pero ya no había nada que hacer, por lo que Fargas nos conminó a continuar caminando.
Con cada paso esperábamos que lo peor sucediera. Pero afortunadamente para nosotros ya no había más trampas, en pocos instantes nos hallábamos en lo que parecía ser una especie de anfiteatro, coronado por unas ventanas formando un círculo por encima de lo que parecía el más perturbador laboratorio en todo el mundo, en la pared de alrededor se podía leer algo en latín ...."Veritas et cencias".
Sin embargo pese a que esto era "verdad y ciencia" aquel lugar estaba tremendamente lejano a contener ciencia, el nivel de improvisación era impresionante, la mayoría de los aparatos y equipo eran muy primitivos, pero lo peor y lo más perturbador eran en si los experimentos, en una plancha por ejemplo, tenían el cuerpo de una mujer, literalmente solo el cuerpo, ya que su cabeza, estaba separada de este, en otra mesa, lo más altamente aterrador era que esta cabeza, estaba viva y muy consiente de todo lo que sucedía a su alrededor, sus impulsos cerebrales se nutrían a través de cables y su respiración y comida eran derivados a su cuerpo a través de una manguera.
En otro espacio de aquel museo del horror, se encontraba un niño, le habían arrancado la piel y en su lugar habían colocado un material sintético, de tal manera que se podían observar todos sus órganos funcionando. Mientras más nos movíamos en aquella terraza mas horrores encontrábamos, cerebros humanos dentro de frascos, extremidades como piernas y brazos humanos colocadas en cuerpos de ciertos animales.
Lo que nos reconfortó en buena medida era el ver que en una jaula estaban todos los niños, que habían desaparecido días antes....estaban vivos, y lo que ampliaba ese milagro inesperado era el hecho de que aún no habían sido objeto de aquellas aberraciones pseudocientíficas.
Fargas se puso algo impaciente, junto a aquellos experimentos solo alcanzábamos a distinguir algunos hombres con batas blancas, ya no había vigilancia, estaban a nuestra merced....pero también vimos algo aberrante... quien dirigía este laboratorio del infierno, era ni más ni menos que el propio gobernador de la ciudad....
-Fargas.... ¿es quien creo que es?....-
-Si.... hay que movernos ya....-
CONTINUARÁ..... MAÑANA GRAN FINAL
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