LA CASA DE "LA VICARIO" PARTE 2.
La plática con mi madre se prolongó hasta casi las tres de la madrugada, y hubiera durado más de no ser por que el sueño la estaba minando ya, después de un último abrazo, me condujo a mi cuarto....
-Sabía que un día ibas a volver... dejé todo como estaba.... espero que puedas dormir....-
Dormir era un término muy relativo, en los catorce meses que duró mi incursión en el ejército, era lo que menos había podido hacer, y es que siempre me estaba cuidando de algo, o de alguien, ya fuera una explosión o algún rebelde con mucha determinación, o incluso los lamentos de las personas a quienes habíamos bombardeado y que yacían en los escombros o sufrían esperando algún auxilio médico, pero siempre había algo que no te permitía dormir.
-Estaré bien má....-
-Buenas noches amor, siempre serás mi bebé....-
-Buenas noches mamá....-
Y una vez más estaba sucediendo lo de cada noche, en principio ya me era imposible dormir en una cama así que me acosté en el suelo, tal como me había acostumbrado en el frente de combate, y mi oído muy desarrollado en el instinto de conservación me impedía conciliar el sueño, escuchaba todo: los autos moviéndose en la avenida, los gatos y sus correrías, incluso podía escuchar a la señora Alma que ya estaba cociendo sus tamales para vender en la mañana, podía escucharla con claridad, pues solo nos separaba la pared.
Y fue entonces cuando sucedió, pareciera que no conforme con los fantasmas que me aguardaban en el viejo barrio, yo traía los míos desde medio oriente, o por lo menos menos uno que me hacía dudar de mi equilibrio emocional que para ese momento ya rayaba en la locura. Miré frente a mi, y ahí estaba, una niña musulmana cuyo rostro estaba desfigurado por los devastadores efectos de una bomba de ácido, su ropa desgarrada y quemada de algunos lugares, apenas cubría las quemaduras hechas en su piel y pese a que desde el día que aquella niña murió se hacía presente ante mi cada noche, aún me causaba un poco de terror verla parada en la obscuridad, con la impaciencia de no saber que sucedía, y cada que se aparecía me hacía la misma pregunta:
-¿has visto a mi hermanito....?¿hoy si me acompañarás a buscarlo?....-
-Nena, yo no se donde está tu hermanito.... perdóname por lo que te pasó.... a veces nos equivocamos....-
-¿has visto a mi hermanito...?¿hoy si me acompañarás a buscarlo?....-
Era inútil, transigir con ella, eso yo lo sabía desde hacía mucho tiempo, solo que esta noche ella tenía para mi, un mensaje que en ese momento no tenía sentido: Flotó hasta la ventana de mi habitación y con la manita que aún le quedaba, señaló hacia afuera, yo me levanté para saber hacia donde señalaba, y era exactamente hacia la casa aquella, la casa de los homicidios....
-Se que al menos a ellos si los vas a buscar..... o si no ellos te buscarán a ti....no quieres eso ¿verdad?....-
-¿buscar a quienes?....-
-Ya tengo que irme..... la alarma anti bombas está sonando....-
Y así, fiel a su costumbre, la niña desapareció tal como había llegado, dejándome sumergido en un mar de preguntas sin responder, pero sobre todo con un miedo que al entrar en mi sistema, se había apoderado de mí a un punto tal que solo me restó refugiarme en la esquina de mi habitación en posición fetal y llorando ante el recuerdo de esa etapa de mi participación en la guerra. Es más que obvio que en algún momento el sueño se apoderó también de mi, y no se como pasó solo se que desperté con la entrada de la luz del sol en mi habitación, y para mayor sorpresa ya eran las once de la mañana, me paré movido por la impresión de haber dormido por tanto tiempo, y de inmediato busqué a mi mamá, para encontrar solamente un recado que me dejó en la mesa del comedor...
- ....."Te dejé comida en el refri, solo tienes que calentarla, del trabajo pasaré a misa, tú también deberías ir, y darle gracias a Dios por seguir con vida, nos vemos en la noche....."-
El momento más aterrador del día es cuando te quedas solo, a merced de tus recuerdos y de tus fantasmas, así que decidí buscar algo que hacer, algo que me mantuviera a salvo de mis pensamientos, así que me puse a ordenar la casa, a reparar, cosas y así el día transcurrió más rápido, cuando me dí cuenta ya eran las seis de la tarde, comenzaba a obscurecer. A veces no sabes que impulsa tu curiosidad, cuando volví a mi recámara me asomé nuevamente a la ventana, con la mirada ociosa, primero pude ver como son Arturo ya iba para el techo de su casa con una figura de momia, decoración obligada en los días de difuntos en mi barrio.
-¿como? apenas es 22 como que se adelantó mucho....-
Murmuré mientras mi vista se posaba en algo que me inquietaba, frente a mi, nuevamente se erguía aquella casa, la de la familia Nolasco, es curioso pero aún ahora no puedo creer que se viese tan directa y cercana desde mi ventana, ¿por qué nunca lo había notado?. Estaba imaginando aquel cuadro, el papá vuelto loco persiguiendo por toda la casa a su familia.... si es que en algún momento tuvieron oportunidad de correr, la sangre los gritos.... e inmerso como estaba en mis pensamientos, solo me trajo a la realidad el sonido del timbre, alguien llamando con insistencia.
Bajé rápidamente a abrir, y para grata sorpresa mía, quien había tocado el timbre, era mi amiga de la infancia: Karla, con quien tenía una serie de recuerdos maravillosos de mejores tiempos, fue otro de los encuentros más gratos para mi, y quedó de manifiesto cuando la abracé....
-que gusto me da verte....-
-¡que bien que regresaste....! te extrañamos mucho.....¿cómo te fue?....¿cómo estás?-
Palabras más, palabras menos, estuvimos platicando por espacio de veinte minutos, quizás media hora, sentados en la banqueta frente a mi casa, después de eso todo quedó en la promesa de que iríamos a las quesadillas al día siguiente, era una especie de tradición entre nosotros.
-¿y si te quedas y ahorita que llegue mi mamá vamos?....-
-Me gustaría, pero tengo que ir por Marianita.... está en casa de una amiguita y... pues ya sabes como son los niños....pero mañana sin falta....-
-Si, ¿pasas o te llamo?....-
-paso....-
Y en eso quedamos, ella tenía que ir por su hermana menor a aquella casa y yo tenía que prepararme para alcanzar a mi madre en la iglesia, lo había decidido al transcurrir el día. sin embargo, al dar la vuelta y mirar al final de la escalera, en la planta alta ya me aguardaba aquella niña, combustible de mis pesadillas, pero ahora, lejos de tener ese rostro de sufrimiento que la caracterizaba, más bien en su rostro, o lo que quedaba de el, su sonrisa rayaba en lo diabólico o quizá no tanto, pero si era muy perturbadora, se recargó en el barandal de las escaleras y simplemente me lanzó una pregunta:
-¿ya estás listo para comenzar a buscarlos?¿o te vas a acobardar....de nuevo?....-
-¿buscar a quien.....?-
Ya no me contestó, simplemente, como siempre, desapareció entre las sombras....
CONTINUARÁ....
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