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jueves, 28 de enero de 2016

DIA DE LOS INOCENTES PARTE 8 Christian Perales.









DÍA DE LOS INOCENTES
CAPÍTULO 8.
Comenzamos a subir ante aquella obscuridad teníamos miedo, mucho más miedo que hacía unos minutos, aquella escalera simplemente era la morada de las tinieblas, el hecho de que estuviera forrada por lámina impedía que cualquier resquicio de luz se hiciera presente, aunque la verdad subíamos con relativa facilidad.
-Grizzli.... ¿crees que el doctor haya muerto?....-
-Eran demasiados.... las posibilidades para él eran muy bajas....-
-¿crees que estemos viendo el fin del mundo...?-
-No... quiero pensar que esto solo es una mala pasada... lo van a solucionar...-
-¿quienes?....-
-No se... el gobierno... la DEA... la PGR... no se...-
Nuestro mayor temor se hizo visible, al llegar al primer descanso luego de subir de un piso a otro escuchamos unos pasos en la escalera y tal como lo sospechamos era otro de los zombis... solo que este no representaba ningún riesgo: resulta que era don Luis, un empleado con capacidades especiales, es decir que antes de convertirse en zombi él ya era invidente, cada día acudía a las estaciones de radio a escuchar como se hacían los programas, ya era como parte del todo, Tina me murmuró...
-Es don Luis.....-
-Si... espera... solo no hagas ruido... hay que pasar a un lado de él....-
No queríamos hacerle un daño innecesario era viable esquivarlo, pasar muy despacio rodeándolo simplemente estaba parado ahí desorientado, tratando de que sus oídos y su olfato lo guiaran a donde pudiera comer, y sentí que en algunos momentos, su olfato le decía que estábamos ahí, pero no lograba detectarnos.
En cierto momento pasé tan cerca de él, que pude ver los estragos que le había causado el hecho de convertirse en zombi, sus ojos debilitados por la enfermedad que padeció mientras vivía, se habían salido de sus cavidades y colgaban en su rostro de una manera grotesca, y supongo que ante la falta de alimento también se había comido parte de la piel de sus manos, pues en su boca había mucha sangre, pero en el momento en que vi hacia abajo pude ver como los huesos de sus extremidades ya se encontraban expuestos.
-¿falta mucho?...-
-No. la entrada al ascensor de carga está en el siguiente piso....-
Estuvimos muy cerca de lograrlo, no sabemos a veces las bromas que te puede hacer el destino. En ese momento ante nosotros se postró la figura de otro reanimado, era alguien muy conocido para nosotros, esta vez se trataba de Iris García... era una asistente de medicina que se encargaba de mantener nuestras voces trabajando, nos ayudaba a no enfermar de la garganta, nos acondicionaba la vocalización antes de salir al aire por lo que tanto ella como su labor eran conocidas y reconocidas en nuestro medio.
Solo que ahora no era esa chica dulce y amable que conocíamos, ahora estaba ahí acechándonos, con los ojos convertidos en los de un animal salvaje, con sangre en la boca y la fuerza descomunal que poseen los no-muertos. 
Resultó ser una de las rápidas, corría mucho y su equilibrio casi no estaba alterado, no tardó en derribar a Tina que al caer al suelo simplemente no tuvo más remedio que cubrirse con las manos ante los intentos de Iris, por morder su rostro....
-¡Grizzli ayúdame!....-
En el momento que yo me moví, que corrí para intentar ayudar a Tina, sucedió la segunda broma del destino: aquel zombi que ahora estaba detrás de nosotros, ese zombi que carecía de vista, me detectó y su instinto primitivo lo hizo alcanzarme, yo solo sentí como cayó sobre mí, apretándome con sus brazos.
Se que no era difícil acabar con un reanimado en esas condiciones, pero enfrentaba la doble presión de socorrer a Tina y defenderme yo mismo, solo fueron unos segundos, me quité de encima a don Luis que quedó tirado en la barandilla de aquella escalinata, y una vez más se encontraba desorientado, sin saber hacia donde buscarnos, y gracias a eso logré correr para empujar a Iris, fue un movimiento relativamente rápido, y realmente no se como es que tuve la sangre tan fría, simplemente con el primer empujón la hice caer y al levantarse para atacar de nuevo, casi la cargué y la arrojé por el barandal al vacío.
Fue una caída de tres pisos, ni siquiera los zombis sobreviven a eso. Pude escuchar como llegó al suelo y eso por extraño que parezca, me sirvió para darme cuenta de que, en la planta baja, habían más de ellos, pude escuchar sus lamentos y sus pasos arrastrándose. 
Después de ellos fue más sencillo acabar con don Luis que se arrastraba por el suelo guiándose por lo que podía escuchar, fue lamentable pero tuve que patearlo hasta que dejó de moverse, debo decir que de todas aquellas matanzas esa fue la que lamenté mucho más que el resto.
-Eso fue todo Tina.... hay que seguir...-
Pero Tina no me contestaba, simplemente estaba en shock en el suelo de aquel descanso mirando horrorizada su mano y entonces me acerqué para entender lo que sucedía, la mano de Tina estaba cubierta de sangre, no era de Iris, era sangre fresca que provenía de una herida abierta, que había sido causada en el combate que Tina había sostenido hacía unos momentos.
-¿te golpeaste....?-
-Me mordió Grizzli.... me mordió...es el fin Grizzli....-
-Ay Tina... vamos quizás logremos llegar a un hospital.... te pueden ayudar...-
-¡¿Si?! ¡Dime como!....¡no...! ¡yo no me voy a convertir en una de esas cosas!....-
La desesperación te hace cometer actos de los que luego te puedes arrepentir, Tina se levantó del suelo y corrió al barandal con la única intención de saltar al vacío y terminar con su vida, pero yo no estaba dispuesto a ver morir a otra de mis grandes amistades, por lo que obré más rápido que ella, simplemente la abracé, y evité que se arrojara....
-¡no Tina....no lo hagas!... ¡Escúchame!.... A lo mejor esto tiene una cura, ya estamos cerca de salir de aquí, déjame ayudarte...-
-¡no es justo Grizzli....!¡¿Qué hicimos para merecer esto?!...-
-Nada... no hicimos nada y es por eso que tenemos que mantenernos con vida, tenemos que ganar esta partida....-
-¿que vas a hacer?...-
-Te digo... solo déjame intentar llevarte a un hospital, déjame ayudarte... si ponemos un torniquete en tu brazo, la sangre fluirá mas lento y podremos salir de aquí y buscar ayuda....-
-¿y no tienes miedo de que me convierta y te ataque?...-
-Si, si tengo miedo... pero me da más miedo enfrentar a mi conciencia, que el día de mañana recuerde que pude ayudarte y no lo hice....-
-Prométeme que ante el menos síntoma... me matas...-
-No... no va a ser necesario....-
-quiero que me lo prometas...-
-Está bien... lo prometo, pero tenemos que movernos, el elevador está en la azotea... ya no falta mucho....-
Me quité el cinturón y lo coloqué muy bien apretado alrededor del brazo de Tina, a veces tienes que jugar tus cartas y yo me atreví esa noche, después de ceñir el torniquete en su brazo, seguimos nuestro camino al ascensor de carga. 
Por fortuna para nosotros, la llave que llevábamos era la correcta, siendo aquello todo un milagro, pues se trataba de una área tan restringida que solo existían dos llaves para acceder y la otra solo la tendría si acaso el jefe. 
La ventaja era que ante tales restricciones, el área seguramente estaría libre de zombis, era una zona de abastecimiento de las estaciones de radio, muy pocas personas tenían acceso a ese sitio y desembocaba a la parte trasera del edificio, por lo que en pocos minutos estaríamos en la calle, donde al menos podíamos ser auxiliados por alguien más. Subimos al ascensor y por unos segundos nuestro ánimo mejoró.
-Saldremos de aquí...¿te duele mucho?.-
-¿la mordida o el orgullo...?...-
Esa pequeña brome de Tina, me hacía entender que aún estaba coherente, que había una esperanza aunque fuera diminuta para ella, solo teníamos que llegar a la calle y ahora estábamos en el camino correcto, pero algo he aprendido del reino de los zombis, y es que nada es sencillo, cuando creímos que sería así de fácil, las luces del elevador comenzaron a palidecer para después apagarse, y el aparato se detuvo. 
Para ese momento y imaginé que las puertas se abrirían en cualquier momento, dejando entrar a decenas de los reanimados, que cobrarían nuestra vida, pero no fue ni remotamente así, por lo menos en ese instante, escuché las características campanillas de la apertura o cierre de las puertas de los elevadores y cuando me preparaba para lo peor... no sucedió nada, ni zombis, ni pasos ni nada. todo estaba en silencio en ese sitio.
-¿ya llegamos?...-
-No se... nunca había estado en este lugar....-
Eso era verdad, aunque el lugar existía físicamente, el elevador no tenía un registro del sitio en el diagrama en los botones es decir era lo normal: 1...2...3...4... pero en este caso, un enorme número pintado en la pared, nos hacía entender que el nivel en el que estábamos era el "3B", algo que no tenía sentido, pues jamás habíamos sabido que existiese algo así....
-¿qué hacemos Grizzli?....-
-No se....espérate...-
Oprimí los botones, pero el ascensor simplemente se negó a subir o bajar, no quedó más remedio que entender que teníamos que continuar aunque ello implicara que abandonáramos el plan de llegar a la calle usando ese elevador.
-¿Sabes qué?... hay que ver si en este piso hay un teléfono o algo, cualquier cosa para defendernos sería útil....-
-no sirve el elevador ¿verdad?....-
-No Tina... pero aún no estamos vencidos....-
Dimos los primeros pasos titubeantes fuera de aquel aparato y no tardamos en escuchar pasos, no eran de los zombis pero de todos modos tratamos de correr y ocultarnos... sin embargo una voz muy conocida se hizo presente en ese momento....
-¡ya te vi Grizzli...!...-
Por increíble que esto pereciera era la voz del jefe, con quien un par de horas antes había discutido, ahora estaba ahí como si nada hubiera pasado caminaba por el pasillo rumbo a donde estábamos parados...
-¡Ya estuvo bueno Grizzli... de plano no sabes respetar nada!¡¿Qué haces aquí?¿quién te dejó entrar....?Ya vi a tu gente, están muy chingones sus disfraces pero para bromas ya estuvo quiero que te largues de aquí....-
Esto ya era el colmo de la aberración, casi la mitad de las personas que alguna vez laboraron en este edificio habían muerto o eran seres hambrientos de carne, y mientras tanto el jefe seguía creyendo que aquello era una broma... pero al menos ahora teníamos una posibilidad de ser ayudados.

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