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jueves, 28 de enero de 2016

LOS NIÑITOS Arnoldo Perez.

LOS NIÑITOS. 

Esto que les voy a contar le pasò a mi abuelo hace mucho tiempo. 

El y mi abuela tuvieron diez hijos, vivìan en una rancheria allà por chiapas, èl era campesino, y como a mucha gente nos llega a pasar, hubo una vez que tuvo una mala racha, al grado de que no tenìa ni para que comieran sus hijos ni ellos.

Asì que tomò una escopeta vieja que tenìa guardada y le dijo a mi abuela que iria al cerro a cazar algun animal para llevarles de comer.

Se fuè temprano, antes del amanecer, anduvo caminando mucho tiempo, ya atardecia,  èl, desesperado porque no habìa podido cazar nada,  no querìa regresar con las manos vacias, siguiò hacia adelante.

Vio a unos niñitos, o lo que el pensaba que eran unos niñitos, corriendo y escondièndose entre los àrboles, pero a cierta distancia de èl.

Se le hizo extraño, pero no lograba llegar hasta donde estaban, ellos seguìan corriendo y escondiendose.

Ya desesperado, tomò el camino de regreso, todo desanimado y triste, casi llorando porque no habìa conseguido nada para llevar a su casa.

Al levantar la vista viò un àrbol lleno de fruta, y se alegrò, porque aunque sea ya tendrìan algo que comer sus hijos y mi abuela, tomò su morralito, se subìo en las ramas màs bajas y como pudo comenzò a llenarlo.

Escuchaba muchas risas como de niños, y les dijo, no se que anden haciendo aqui, pero ya vayanse a su casa, tomen les doy algo de fruta, al no verlos aparecer, dejo una poca junto al àrbol, para que pudieran comer, porque ellos no alcanzarian a subir por ella pensò.

Cuando llegò a su casa le dio el morral a mi abuela y le dijo, dales esta fruta a los hijos y come tu tambien, voy a lavarme.

Cuando regreso, mi abuelita, mi mamà y mis tios estaban parados alrededor de la mesa, mirando con los ojos bien abiertos y todos sorprendidos.

El les dijo, que què esperaban, que si no iban a comer, mi abuela se hizo a un lado y lo dejo pasar y èl no viò fruta en el morral, lo que habìa eran monedas de oro antiguas.

Preguntò que porque estaba eso ahi, y mi abuelita le dijo que èl le dijera, que no habìa fruta ahi, sino monedas.

Se llevò una moneda para ver cuanto le daban por ella y regresò a la casa con comida y algunas cosas de ropa, y muchas cosas.

Al otro dìa muy temprano, fue con toda la familia a llevar algunas cosas de regalo para los niños, que para ese momento ya habìan platicado mi abuela y èl de que habìan sido chaneques,

Iban muy emocionados por el regalo que les hicieron, pero al llegar al lugar no encontraron el àrbol.

Mi abuela le dijo, deja ahi las cosas, ellos se daràn cuenta que les venimos a dar las gracias.

Esta historia me la contò mi mamà, llegaron a ser de los màs prosperos de el lugar.

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