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jueves, 14 de septiembre de 2017

EN AGUAS OBSCURAS Christian Perales

La foto de Cuentos de Terror para antes de ir a dormir

EN AGUAS OBSCURAS
Ser bombero ya de por si es un trabajo dificil, arriesgado pero que en algunos momentos te llena de satisfaccíones, y existe dentro de este trabajo una división de la que casi no se habla, pues nuestros actos no son tan llamativos o visibles, pero somos también una parte importante del cuerpo de bomberos, nosotros somos los buzos del H. Cuerpo de Bomberos.
ANÓNIMO.
Apenas podía creer lo serena que estaba la noche, me encontraba de guardia en la estación y por primera vez en semanas, estaba durmiendo, parecía que nada perturbaría aquella noche, pero me equivoqué, y no fue la alarma para un llamado la que me despertó me habría gustado que fuese así: y es que simplemente mi sueño se truncó sin un motivo aparente. Desperté en medio de la noche sintiendo la presencia de alguien, como que en ese momento no estaba solo en aquella área de descanso y cuando me orienté y mis ojos se acostumbraron a la obscuridad, pude darme cuenta de que ante mi, se encontraba una niña pequeña.... pero definitivamente eso... no era algo normal, pues además de que una estación de bomberos no es un sitio para niños, esta pequeña no era algo común, usaba un vestido blanco, que casi pudiera decirse que hacía juego con su piel pálida, mortecina, sus ojos estaban coronados por grandes ojeras, sus dientes se alcanzaban a percibir entre sus labios, y ellos descomponían aún más su silueta, estaban ennegrecidos y eso, y el hecho de que su cabello estaba mojado, le daba un aire aún más macabro. No sabía que hacer, aun cuando debo señalar de que aquella niña no trataba de acercarse más, simplemente me observaba, mientras mi cuerpo se encontraba paralizado por el miedo. Finalmente cuando daba todo por perdido, escuché los pasos de mis amigos que llegaban de un servicio, subiendo por la escaleras. La niña unos segundos antes de desaparecer, dijo algo casi en secreto, apenas perceptible, aún hasta para el oído más desarrollado.
-Eres tú....-
Y así como llegó desapareció entre las penumbras del área de descanso.
Entre las pláticas con mis amigos, y haciendo acopio de un extraño valor, me calmé, pero ya no pude volver a dormir, pensando en lo que acababa de ver y tratando de recordar si esa niña había sido el motivo de alguno de mis rescates en medio de las aguas. Pero lo cierto es que no, afortunadamente par mi, jamás había tenido que rescatar a un niño, así fue como llegó la mañana para mi, solo pensando y tratando de olvidar el asunto.
A las nueve de la mañana recibí un llamado y en cuestión de minutos me encontraba en el lugar del suceso, una zona en el tristemente famosa canal de aguas negras llamado "La compañía", un lugar conocido por la cantidad de víctimas que anualmente recolecta entre sus aguas. Y la parte en cuestión era un cárcamo delimitado por una especie de represa de concreto, en el cual unas pesadas turbinas movían el agua generando una especie de poderosa corriente hacia arriba, que mantenía fluyendo las aguas del drenaje.
Una vez que me Al llegar, unos peritos del ministerio público, me comentaron lo que debía hacer.
-Mira amigo bombero, tenemos el cadáver de un masculino, al parecer la corriente lo arrastró hasta aquí, ya lo quisimos jalar con ganchos pero al parecer está atorado entre las propelas de las bombas....-
Mientras ellos me explicaban lo sucedido, mis compañeros ya montaban los arriates y los arneses para bajarme a aquel caudal de aguas putrefactas, para que yo desatorara, a aquel desafortunado cuerpo, que flotaba a ras de las aguas y a veces estas los sumergían un poco. Una vez que me coloqué el equipo para buceo en aguas negras, mis compañeros me colocaron el arnés y un cable de acero para jalarme en cuanto cumpliera con mi objetivo, me puse en la canastilla de inmersión listo para recibir mis instrucciones y ponerme de acuerdo con el operador de la grúa que me haría descender hacia las fangosas aguas llenas de misterio y olor a muerte.
-Son como quince metros, te voy a bajar, pero voy a mantener tenso el cable, no me voy a arriesgar, por que dicen que la profundidad de este sitio es como de treinta metros, son quince para llegar hasta el cuerpo y tres para que puedas maniobrar... de todos modos enciende tu comunicador, ojalá que hoy si funcione.-
-Si, veme bajando... -
Parecía un recate más, debajo de mis pies pude ver como la canastilla de seguridad entraba al agua putrefacta, y aunque en ese momento las bombas habían sido apagadas, aún persistía una corriente que me movía con todo y canastilla. Lentamente descendí más y pude sentir como aquella masa de agua obscura comenzaba a cubrir mi cuerpo, encendí las luces del traje de seguridad y sentí como me sumergía en las tinieblas, para luego estar ahí abajo, completamente solo, respirando a través de las mangueras que me proveían aire desde el exterior.
A pesar de las luces del traje, casi no lograba distinguir nada, por lo que casi a tientas, entre la basura, pude distinguir el cuerpo de aquel hombre, efectivamente, una de sus piernas se encontraba atorada en la propela de las turbinas, pero por su avanzado estado de descomposición no me resultó difícil destrabarlo, apenas moví su pierna y esta se desprendió del cuerpo, mismo que flotó hacia la orilla muy lentamente, yo coloqué el resto de aquella extremidad en otro cable que servía para este fin y que serviría para llevarla al exterior. Era hora de salir de ahí, miré el medidor de la línea de acero.
-¿22 metros?.... no puede ser.... - Pensé, pues resultaba que era demasiado para los cálculos de mis compañeros en tierra, se suponía que yo estaba a quince metros de la grúa, más dos de profundidad, 22 metros era una medida que no concordaba con las distancias en línea recta.
-Ya sáquenme....-
-Enterado... sujétate a la canastilla....-
-Afirmativo....-
El cable de acero que me sujetaba comenzó a jalarme hacia arriba y me sentí aliviado de saber que saldría de ese sitio, pero no fue así, de repente, entre aquella obscuridad, sentí un golpe seco, tan fuerte que me tiró de la canastilla, y me hizo perder la orientación. Pero aquel era un sitio de vida o muerte y tenía que orientarme lo más rápido posible, así que en segundos ubiqué la dirección a donde tenía que ir, nadaría con todas mis fuerzas, para tratar de salir de ahí o por lo menos llegar a la superficie donde mis compañeros lanzarían otra guía de acero. Pero cuando comencé a nadar algo se aferró a mi pierna, pensé que era la basura o la materia propia del lugar, más cuando miré hacia abajo, con terror pude ver algo apenas iluminado par la mortecina luz del traje de seguridad... era la misma niña que horas antes había visto en la estación.
Afortunadamente para mi, no intentó aferrarse nuevamente a mi pierna, se puso a la altura de mi visor, de mi cara y me hizo la seña de que guardara silencio... lo cual era absurdo, por que es más que obvio, que nadie me escucharía en ese sitio, por muy fuerte que lograra gritar, amén de que las comunicaciones dentro del traje, dejaron de funcionar. Traté de guardar la calma, y entonces ella, la niña, hizo una seña, con su dedo índice, me pidió que mirara hacia abajo. Lo hice, pero no pude distinguir nada, y fue en ese momento cuando noté que a menos de un metro de mi, la canastilla de seguridad había vuelto a descender. No lo pensé, volví a aferrarme a la canastilla y finalmente me subieron, pero aún así noté que entre las aguas negras, aquella niña seguía señalando hacia abajo.
Llegué a la superficie, a la tierra firme y ahora tenía una corazonada, tenía que seguirla o seguramente no viviría en paz, aunque necesitaba recobrar un poco e aliento, mis compañeros lo sabían y fueron en mi auxilio.
-¡¿Qué pasó?!... ¿te caíste de la canastilla?... -
-Dame 40 metros de guía... y...40 de guía auxiliar y un gancho automático...voy a bajar de nuevo....-
-¡¿estás loco?!¡apenas si te pudimos sacar!....-
-Vi algo.... necesito que me bajen de nuevo....-
-Hijo de la chingada... ¡está bien!¡ya oyeron! ¡40 de guías y un gancho automático Cervantes va a bajar de nuevo!....-
Como si se tratase de un dejavú, una vez más me encontraba bajando en la canastilla, pero ahora mi descenso sería mayor, hasta el fondo de aquel canal, hasta el suelo de la represa, en pocos minutos estaba caminando en ese fangoso suelo, con una obscuridad mayor a la que había experimentado en mi primera inmersión, y después de unos minutos que a mi se me hicieron como décadas, finalmente encontré, lo que me parecía que debí de buscar, Eran los restos de un automóvil, en el interior, apenas perceptible se encontraban lo que parecían dos cuerpos, ya no había tiempo que perder, enganché la guía auxiliar y pedí que me sacaran.
Llegué a la superficie y de ahí a la tierra firme, cuando el otro cable aún no terminaba de sacar a aquel coche, para sorpresa de todos, el auto resultó ser un Datsun modelo 79, llevaba al menos 35 años sumergido en las aguas del canal, cuando lo abrimos, noté con terror, que lo que había visto en su interior, eran efectivamente, dos cuerpos... el de una madre... y su pequeña hija... el auto había formado una especie de burbuja que había conservado parte de sus facciones.
Tiempo después supe que una tarde lluviosa, de 1982 esa mamá y su pequeña hija, habían huido de casa por el maltrato que su padre les infringía, y en una mala maniobra y a consecuencia del suelo mojado, la señora perdió el control de Datsun y cayeron a las aguas del canal, que las devoró por más de 30 años, también supe que la mamá respondía al nombre de Aurora... y la pequeña de nombre Sandra... y esto no me lo narró la policía, de hecho nadie investigó lo sucedido, lo que se es por que la pequeña Sandra, me lo ha dicho, y ahora se que a diferencia de su mamá... ella no piensa descansar.

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