SE MI VALENTIN PARTE 12 Christian Perales

SE MI VALENTÍN

CAPÍTULO 12

Todo parecía mejorar ahora, habíamos alcanzado un punto en el que los aviones de ejército no harían el intento por seguirnos y pese a que habíamos dejado la ciudad a merced del caos, nos sentíamos tranquilos por que ya estábamos en la ruta correcta para detener a aquellas entidades. Una vez que estabilizamos el avión dejé a Davon Marshall a cargo de su pilotaje, y me dirigí a la parte de atrás a ver como estaban Fargas y la doctora.

-Falta un poco pero creo que llegaremos muy rápido, casi no hay nubosidad en este lado...Fargas ... yo se que odias volar....-
-No es el vuelo lo que me preocupa, es el hecho e tener a dos pilotos locos a cargo... creo que ya me hice algo viejo para estas cosas....ahora solo falta que los monjes que custodian ese sitio tengan a bien, entregarnos la llave...-
-¿crees que eso sea suficiente para detener esa locura?.....-
-Sinceramente ahora no se que creer... en otros tiempos habrían sido más eficientes las armas, la acción policial... pero ahora... solo tenemos esto....-
- funcionará... yo creo que.....-

No pude terminar de decir aquella frase, pues al levantar la mirada pude percatarme de que algo en aquella aeronave no era normal... en todas y cada una de las ventanillas del avión se habían plasmado las huellas de diminutas manos, como cuando una persona deja su impresión en el cristal, al principio eran pocas, pero después fueron apareciendo unas de tamaño adulto y también la impresión de rostros, cuyas facciones eran de terrible congoja...

-Fargas.... mira....-
-¿que mire qué?..... oh... ¿Qué es eso?....-
-No lo se....-

De pronto vino un sobresalto, del tipo de sacudidas que no pueden llamarse turbulencia, esto más bien fue como si algún objeto material hubiese golpeado al avión, de inmediato escuché un llamado desesperado que venía de la cabina de mando, era Davon que me advertía que debía ir ahí de inmediato...Corrí tan rápido como pude mientras vi de reojo como Víctor y la doctora volvían a sus asientos y se colocaban el cinturón de seguridad. Ya en la cabina, las cosas parecían haberse salido de control, los controles se habían vuelto difíciles de comandar, y las agujas de los indicadores habían enloquecido, el panorama era un poco tenso para nosotros, yo necesitaba preguntarle a Davon que era lo que estaba sucediendo....

-¡¿Qué sucede?!-
-¡no lo creerías!, había algo...no.. más bien alguien flotando allá afuera... lo golpeamos....-
-¿alguien?.... ¿puedes ser más específico?....-

Pero no necesité la descripción de Davon, pues en el momento en el que me apresuré a tomar los controles de la aeronave, pude ver una especie de ente, era algo con figura humanoide, como si se tratase de una persona con el cuerpo y el rostro totalmente carbonizados, esta ser, se había aferrado a los cristales frontales del avión y caminaba a gatas hacia la parte alta del fuselaje, en poco segundos sabíamos que habría problemas, y estos se acrecentaron cuando de repente escuchamos un enorme golpe, un estruendo encima de nosotros, y los sonidos de alerta comenzaron a sonar, era un total ulular de pequeños pitidos de alerta que se esparcían por todo el interior de la cabina, después de eso se hizo presente el humo, y al parecer aquel ser volvió a andar a gatas hacia los cristales de enfrente. Lo vimos pasar una vez más, sin embargo el ruido sobre nosotros, aún se escuchaba.....

-Viene de regreso Cuenca.... ¿ves eso? Mira, es la isla a la que vamos... necesito que te concentres, tendremos que forzar el aterrizaje.... voy a descender un poco, espero que esa cosa se caiga.....-
-¡mira!....-

Señalé hacia el cristal y resultó que para ese momento eran dos los seres que se habían postrado al frente, uno de ellos, comenzó a golpear insistentemente el cristal, dejando una enorme mancha con su sangre, entre las astillas que comenzaban a formarse con la ruptura del vidrio....

-¡Esto no va a resistir Davon!....-
-¡tres minutos, solo tres minutos!.... ¡Cuenca! baja el tren de aterrizaje, veo una pista....!....-

Lo último que pudo hacer aquel avión fue precisamente eso, cuando las llantas salieron de la cavidad, los motores se detuvieron y las agujas en el tablero de control, comenzaron a volverse locas, perdíamos altura muy rápido, también perdíamos presión de aceite en el tren de aterrizaje, como una última maniobra, y justo cuando uno de los entes estaba a punto de entrar a la cabina, Davon abrió las compuertas de lasa alas dejando tras de si todo el combustible de la aeronave....

-¡voy a estrellarme... no a quemarme! Agárrate Cuenca.....!-

Y entonces sucedió, ni siquiera logramos alcanzar la pista cuando la nariz del avión chocó contra un banco de arena... quizás fue mejor... aunque no se para quien... en ese momento pude ver como en una cinta en cámara lenta, la forma en que nuestro entorno se destruía, pedazos de cristal, de metal, encendido por la fricción comenzaron a incrustarse en nuestros cuerpos, la cabina se partió y pude ver claramente como Davon Marshall salía proyectado junto con los entes hacia la parte frontal, escuchaba en la parte de atrás los gritos de Fargas y de la doctora, que lentamente se hacían más inaudibles. Sentí un calor y un dolor muy intenso en el abdomen y cuando me atreví a mirar fue solo para darme cuenta de que también saldría disparado de aquel avión... sentí como mi cuerpo viajaba todavía a la misma velocidad que tenía dentro de la aeronave, por un momento todo fue obscuridad, después, en un momento dado, al abrir los ojos en medio de un calor sofocante, caí en la cuenta de que estaba en el suelo, en la arena, veía los trozos de metal retorcido de lo que era el avión tirados a mi lado en la arena... solo eso, no veía a mis amigos, tampoco los escuchaba, solo era el ruido de lo que quedaba de la aeronave, quemándose lo que alcanzaba a percibir... y aún no había terminado.... después de eso sentí un enorme peso y un aroma a podrido impregnando mi espacio personal, resultó ser aquel ente que nos había derribado, estaba sobre de mi tratando de estrangularme y pese a que mi adrenalina estaba disparada, no podía moverme, era mucho el dolor de tener un metal entre mis costillas, como un mero acto de conservación, palpé mi cinturón y sentí que al menos mi arma de cargo estaba conmigo, a tan poca distancia no podía fallar, con las energías tan limitadas que me quedaban, saqué el arma y por un momento me pasó por la mente, la idea de dispararme en la cabeza... pero después de entender que no me quedaba valor para hacer eso, le disparé a aquella cosa... y pude ver como reventaba su cráneo... después de eso... esa cosa cayó al suelo a un costado de mi... era todo... ya no pude más... simplemente cerré los ojos....

CONTINUARÁ...