DIA DE LOS IN0CENTES PARTE 10 Christian Perales

DIA DE LOS INOCENTES 

CAPÍTULO 10.

Regresamos a aquella oficina en la que habíamos dejado a Tina, al momento de entrar, ella se había levantado de la silla en la que la habíamos dejado al salir, se paró ante nosotros y como la iluminación en aquella zona era muy mala, por un momento creímos que ya se había convertido en uno de los zombis, y que ahora tendríamos que dispararle. Cuando el doctor apuntó su arma yo le detuve.

-No doctor, ya son muchos en tu conciencia, lo haré yo...-

Apunté a la cabeza de tina, pero en el fondo algo me decía que debía encender la luz, aunque con eso me arriesgara a que ella pudiera verme con más facilidad. Al encenderla no podía creer lo que vaían mis ojos, Tina estaba normal, como si no hubiese sido mordida, su tez había vuelto a se perfectamente como la de siempre, sus ojos estaban limpios, y pudo volver a hablar con nosotros,

-Oigan... no disparen....-
-¿Tina?...¿qué pasó?...-

-No lo se Grizzli, siento que perdí el sentido por un momento, me desmayé pero cuando abrí los ojos de nuevo, el ardor que sentía se desvaneció, solo me duele mucho la cabeza.-

-Me acerqué a Tina y era verdad, parecía que su cuerpo había reaccionado de manera distinta a lo que la había atacado, incluso la herida en su mano sangraba un poco menos....-
-es un milagro....-

En ese instante el doctor nos hizo notar que teníamos una oportunidad de oro, para salir da ahí....

-Hay que irnos de este lugar....-
-¿pero primero buscamos el archivo?...-
-Si... pero que sea rápido....-

No tuvimos que hurgar demasiado en la oficina, ahí, estaba, a la vista de quien entrara, quizás el mejor lugar para esconder algo es el más ovbio, pues nadie se habría imaginado que en una caja de Mc Donalds estuviera escondido todo una archivo que contenía los más asquerosos secretos, y que ahora estaban por ser develados. Cuando bajamos la caja, en su interior solo encontramos propaganda del restaurante, pero al fondo de esta se hallaban tres memorias USB, el doctor las sacó de la caja...

-¿con que esto es lo que ha causado todo....?....-
-Llévatelas doctor... ya me quiero ir de aquí...-
-Si, ya vámonos.... oye recuerda que todavía nos falta la peor parte, tendremos que dispararles a muchos de quienes fueron nuestros amigos...-
-Pero ya no lo son... eso ya lo entendí....-

Comenzamos a caminar y debo señalar que de verdad cuando ya tienes armas de fuego, las cosas se simplifican demasiado, llegamos al ascensor de carga y el doctor metiéndole mano al tablero de control, cruzando algunos cables, logró hacer que funcionara, y así fue que logramos llegar a la planta baja.... al abrirse las puertas del elevador, el doctor se asomó empuñando su arma, y de inmediato se volvió a replegar en el cubo de metal donde estábamos...

-¨Güey.... son demasiados....-
-¿Crees que no les podamos dar batalla...?-
-De poder podemos solo que hay que hacer esto de una manera más planeada....-
-¿como que?...-
-hay que hacer que se dispersen, será más fácil atacarlos...-
-¿quieres que alguien de nosotros vaya y llame su atención....-
-Si....-
-ora... pues lo hago yo....-
-Va...-

Salí del ascensor y de inmediato los zombis comenzaron a seguirme, corrí en dirección contraria, solo para toparme con el fondo del pasillo, pero no lograron acorralarme, simplemente el plan del doctor era perfecto, cuando pasaron frente a las puertas del elevador el doctor hizo fuego contra ellos, derribando casi a todos con disparos muy certeros... quedaba dos o tres, que sí me pusieron contra la pared pero en ese instante escuché la voz del doctor:

-¡Grizzli... tírate al piso!...-

No tuvo que repetirlo, cuando ya me había dejado caer, y aquellos seres al no poder agacharse cayeron fulminados por dos tiros de escopeta, finalmente habíamos ganado esa batalla.

-ya casi doc....-
-¿esa es la puerta?-
-Si, esa conduce a la zona de descarga y de ahí a la calle....-
-Abrimos la puerta, ya sin otro problema, y cuando salimos nos percatamos que ahora sí el señor Azcuénaga había hecho una auténtica movilización, en la entrada del área de carga se habían desplegado por lo menos treinta o cuarenta policías, todos con armas largas, la razón: un zombi había conseguido salir y ahora estaba a merced de ellos, que trataban en vano de dialogar con él:

-¡Señor... no nos obligue a disparar... tírese al suelo y ponga las manos en la espalda... ustedes también!-

Era necesario, de inmediato Tina, el doctor y yo nos tiramos al suelo, más el zombi, entre su confusión y su lento caminar, intentó llegar hasta el contingente que ya le apuntaba, solo escuchamos una ráfaga y eso fue todo, después de eso lo vimos caer con la cara destrozada por las balas, yo en un instante quería comentarle al doctor mi última inquietud...

-Ese era el licenciado Naranjo....-
-Si... creo que estábamos más seguros adentro....-

De pronto la voz de aquellos policías se volvió a escuchar en medio de la noche....

-¡área despejada!...¡ya puede bajar señor!....-

En ese momento, nosotros en el suelo con las manos sobre la espalda, tratábamos de adivinar a quien le habían dicho semejante cosa... escuchamos unos pasos aproximarse a nosotros y luego una voz...la del señor Azcuénaga...

-Levántense muchachos... todo terminó... ¡oficiales todo está bien son mis muchachos!.....-

Después de eso nos levantamos y vimos como, quien comandaba el escuadrón que había ido en nuestro rescate cambiaba de órdenes:

-¡equipo "B"... hay que entrar... código negro, disparen a la menos señal....!-

Por arte de magia vimos desaparecer a todo un escuadrón ante la puerta y a los pocos segundos comenzamos a escuchar los disparos... el doctor intentó que aquello no fuera una masacre mayor...

-Señor Azcuénaga... ¿y si hubiese sobrevivientes?... digo: si lo logramos nosotros quizá haya más....-
-Lo siento mucho doctor... los sobrevivientes ya no son una prioridad.... ellos saben que hacer y como te lo dije por teléfono, se usará la fuerza letal... no tienen alternativa....-
-Nuestra compañera necesita atención médica, ¿la van a ayudar?....-
-Claro doctor... iremos a donde la ayudarán... y se que tendrán muchas preguntas.... acompáñenme...-

Comenzamos a seguir al señor Azcuénaga, quien a su vez se rodeó de escoltas... nos condujeron a otro edificio cercano donde ya nos esperaba la ambulancia, y más elementos de seguridad y algunos agentes de tránsito.... por fin nos iban a ayudar...