Yo trabajaba en un astillero aquí en Tampico.
Cuando teníamos barcos arreglando se trabajaban turnos de noche y venìa mucha gente del puerto de Veracruz a trabajar.
Cuando se terminaba el trabajo se regresaban a sus casas y en el astillero no se quedaba nadie, solamente el velador que se llamaba juan y todos le decìan Don Juan Botas Miadas.
Ésto que les voy a compartir fue contado por el mismo.
Una mañana llegamos la gente de oficina y no lo vimos, como siempre nos esperaba para que nos diéramos cuenta que se había quedado toda la noche y puès se nos hizo raro.
Bueno no le dimos importancia, al ratito llegò completamente pálido y nos contó que en la madrugada había llegado una señora, y que el preguntò--¿ que hace aquí señora?- si viene a buscar a algùn trabajador ya todos se regresaron a veracruz, antier se terminò el trabajo.
La señora le dijo que venìa muy cansada, que la dejara quedarse y que en la mañana se retiraba, don juan no le podìa ver la cara porque ella traìa un rebozo y se agachaba o se volteaba.
Don juan le dijo que si quería un café y la llevo al cuartito donde el se metía y como todo machito ya que le diò el café quiso empezar a tocarla y entonces la mujer se quitó el rebozo y su rostro era como de una calavera- con el rostro algo difuso y con los ojos vacíos y completamente negros y muy agresivos, nos contò que todo le diò vueltas y se desmayò hasta que se despertò y nos fue a ver.
Todos dijimos a que don juan se quedo dormido y nos contò eso para que no lo regañaran, pero ya no se presentò màs, se enfermò, era gordo, bueno pues se fue secando hasta que muriò.
Eso durò como un mes. Esto yo lo vivì, yo conocí a don juan, no me lo contaron, paso en los astilleros de armamex en el 98 o 99.
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