Bueno, yo acostumbraba los sábados ir a tomar unos tragos al sanborns universidad y me sentaba en la barra, pero un día llegaron dos señoritas y se sentaron en una mesa y yo dije ¿como le hago para sentarme con ellas?.
Bueno, puès me acerquè y les dije una mentira piadosa y me sentè, se rièron de lo que les dije y empezamos a platicar, me dijeron que estaban esperando a unos amigos y que cuando llegaran se irían a una fiesta.
Al rato llegaron sus amigos y me invitaron a ir con ellos y les dije que si.
Llegamos a la fiesta y estaba sola ni un alma y los amigos decidieron dejar a las muchachas e irse, no sin antes decirme que me fuera con ellos y así lo hice.
Llegamos a una casa de citas en la roma, al entrar era un cuarto pequeño y unas escaleras, subimos y ahì estaba todo el relajo, tengo que mencionarles que yo estaba enyesado de la nariz por que un becerro me la había roto.
Bueno tomando y tomando ya no supe de mi hasta que me despertó el mesero y me diò la noticia que se debía cierta cantidad, yo le dije que no llevaba tanto.
Cuando meto la mano a la bolsa no tenìa nicartera, ni reloj, ni nada, entonces le digo al mesero, no traigo dinero y pues ya se imaginaran, que me empiezan a pegar.
Les dije, ¡¡¡estoy mal de la nariz esperense , no me peguen!!!, si ustedes me prestan un telèfono yo hablo y me traen el dinero.
Pensé en mi hermano mayor, (mi papà tenia un mes de que había fallecido), puès que me agarran y que me bajan por las escaleras hasta la entrada, el mesero le dijo a un tipo que yo no traía dinero y el tipo ese le dijo, rompanle las piernas.
En ese momento entro un señor muy canoso, me dijo ¡¡¡emilio!!!, como esta tu papa enrique, yo jamàs lo había visto en mi vida, le dije mi papà ya murió.
Como vio que me estaban jaloneando, preguntò que quê pasaba y les dijo dejenlo, yo pago la cuenta y les pagò, me salí de alli con èl, nos fuimos caminando a casa de una hermana que vivía en la calle de Mérida ahì en la Roma.
Ya era de día y mi hermana saliò, le conté lo que pasò y me dijo metete a dormir pero antes dale el agua a los perros, en el momento en que volteò para decirle quien era el señor que pagò la cuenta, lo vi de reojo en la banqueta, y me hizo una seña como de despedida con la mano, saliò mi cuñado y que les digo, ahi està el señor sentado en la banqueta, volteo para señalarselos y no habìa nadie.
Mi hermana dice que me vio llegar solo. Me quedè muy impactado, porque en cuestiòn de segundos èl ya habìa desaparecido.
Esto pasò en 1979, yo tenìa 18 años y siempre he pensado que fue mi papà.
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