El caballero en cuestión era de una posición excelente pues contaba con algunas herencias ,casas y muchos objetos de valor , pero lo que lo hacia rico en verdad era su riqueza de alma , pues era piadoso con los pobres , a quienes siempre tendía la mano , además también les aliviaba trabajos y necesidades , calmando su hambre con largueza .
Celos tenía de este señor otro rico caballero ,Don Ismael Treviño , que a nadie daba nada de lo suyo . Deconocia el íntimo goce de la caridad . Era de esos seres a quien pesa el bien ajeno y se alegran de la desgracia del prójimo .
Pues en el corazón entró a don Ismael , la polilla de la envidia , que poco a poco lo carcomía a solas .Si delante suyo alguien hablaba bien de don Fermín , de inmediato su cara se transformaba y hasta cambiaba de color . Eran de los que siempre veían la viga en el ojo ajeno , pero jamás la descubría en los suyos .
De dónde habá surgido tanto odio . De dónde le salió a don Ismael Treviño ese odio que le traía retorcidas las entrañas ? Los celos lo atizaban cada hora y así no había más que morder y acusar. Y esa pasión desmesurada le cegó el entendimiento , sin darle luz de razón .
Así empezó a entorpecerle sus negocios ; pero parecía que era impulsos los que les daba , por que le salían mejor a don Fermín y con grandes ganancias . Entonces su envidia cambio por odio y empezó a abrazarse el alma con infernal aborrecimiento .Esta abominación le dijo un día que lo matara y se quedó saboreando con deleite este consejo , que venía del diablo .
Caviló mucho sobre como quitarle la vida. Si con un puñal , si con una bala de plomo , si con veneno . Su natural cobardía rechazó la daga y pistola , por que , aunque podía alquilar un brazo ejecutor , tuvo miedo que lo sujetara y señalara el brazo de la justicia . Así es que se decidió por la ponzoña , con la que podía actuar desde lejos y con menos riesgo .
Buscó y halló a un hombre que le puso en un frasco , cierta agua de lindo color azul oscuro , que no daba la muerte en el acto , sino que poco a poco se distribuía por todo el cuerpo y al fin , después de días , apagaba la existencia suavemente sin dolores .
Bañó con el liquido un gran pastel de hojaldre , que caliente y dorado envió a don Fermín ; mandó a decir que era un obsequio de su amigo , el regidor perpetuo del ayuntamiento .
Que lo gozase en el desayuno con un tazón de chocolate . Y así lo hizo complacidísimo don Fermín .Curioso por ver qué efectos le había ocasionado se puso a seguirlo , cuando por la mañana , salió de su casa para ir a Porta Celi , lento , erguido y majestuoso saludando a todos a quienes encontraba en su camino con gran sencillez .
Ya en la iglesia de dónde salió a recibirlo un suave olor a cera y de incienso , don Fermín se acercó al Santo Cristo , dijo devotamente sus oraciones y fue a venerar con gran reverencia los pies ensangrentados ; pero apenas puso en ellos los labios , en el acto se oscurecieron los pies del cristo y la ola negra subió por todo su cuerpo , hasta quedar como si estuviese tallada en ébano .
Muchos devotos que rezaban ante el cristo , contemplaron aquella negrura profunda que le invadía el cuerpo y empezaron a dar voces de alarma y a demostrar su asombró al mirarlo todo negro , cuando hacía pocos instantes era de marfileña blancura .
Don Fermín quedo pasmado . ¿Qué tendría , dijo , que al contacto de sus labios se puso negro el Santo Cristo?
Don Isamel Treviño , en un gran impulso corto el rencor de su alma y fue a dar a los pies del generoso caballero a quien a gritos confesó que lo había querido envenenar y que Cristo , como una esponja generosa , había absorbido el veneno que llevaba ya por todo el cuerpo , librándolo así de una muerte segura .
Varias personas de la ahí presentes , se llenaron de furor y quisieron aprenderlo, y llevarlo a la cárcel , pero don Fermín les rogó con encarecidas palabras que lo dejasen ir en paz , por que él ya había olvidado el agravio y sólo pedía que se arrodillaran a dar gracias al cristo .
Don Ismael Treviño salió de Porta Celi pálido , cabizbajo , lento . Ese mismo día abandonó la ciudad y nadie volvió a saber de él .
Como se extendió la noticia por todo México de aquel raro acontecimiento , tanto don Fermín de Andueza , como los innumerables beneficiados por su bondad , le llevaban a diario velas de ofrenda al Santo Cristo negro , hasta que cierta tarde cayó una vela y la santa imagen se abrazo en fuego y a poco estaba hecha llama .
Ardió toda y se volvió cenizas . Tiempo después fue reemplazado con otro cristo , también negro que es el que conocemos ya en un altar de la Catedral Metropolitana , plagado de devotos .
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