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martes, 19 de enero de 2016

EL PERRO Victitor Fer


EL PERRO. 

Buenas noches, les comparto un anècdota que le pasó a un compañero hace mas de diez años.

Èl al igual que yo, éramos instructores comunitarios, Pedro daba su servicio en El Fresnito, un ranchito que está en la cima del cerro de mi pueblo.

Pedro subía y bajaba todos los dias porque a parte de dar su servicio tambien estudiaba por las tardes la normal, saliendo de clases hasta las diez de la noche y llegaba a la comunidad poco antes de la media noche. 

En una ocasión en su trayecto de la escuela a su comunidad de trabajo, al pasar por mi pueblo de Tungareo, vió que en el salón social había baile y se le hizo fácil quedarse un rato, bailó y bailó hasta que vió su reloj que ya marcaba la 1:30 de la madrugada y decidió seguir su camino, había una luna tan grande que iluminaba la noche.

Pedro caminó hasta llegar al cerro a unos kilometros de su localidad, mientras caminaba, él iba pensando en sus tareas, en las actividades del dia siguiente cuando de pronto sintió que alguien lo seguía, volteó hacia atrás y viò que era un perro grande y negro èl que lo venía siguiendo.

Pedro siguiò caminando  y de "reojo" miraba que el animal lo seguìa tambièn, a lo que éste se paró y con coraje agarró una piedra grande y se la aventó al  dándole en la frente, pero lo curioso fue de que el can ni siquiera trató de esquivar la piedra, ni mucho menos "testereó" por el dolor que le hubiera producido el golpe, 

Pedro siguió su camino y al ver que el perro venía detrás de él, empezó a correr,  despuès de unos cuanto metros se detuvo y volteò para ver si todavìa lo seguìa el animal,  para su mala suerte asì fuè. 

El perro caminaba sigilosamente hacia él, y mi amigo ya un poco espantado, empezó a apedrear al perro, pegandole varias veces en la cabeza, en las costillas, en las patas y el animal parado sin sentir dolor, sin esquivar las piedras, pero sí con una expresión en el rostro de odio, de coraje, y al notar el cambio de la mirada del perro, de ojos negros a rojos.

Pedro se aterrorizó tanto que corrió a todo lo que pudo hacia la casa a donde él se quedaba, entró a su cuarto y se asomó por la ventana solo para descubrir que ese perro se encontraba parado en el camino detrás de su casa mirandolo fijamente.

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