Al día siguiente, el padre de familia murió y nadie se dio cuenta que el payaso del cuadro había bajado un dedo.
A los pocos días murió la madre y el payaso bajó otro dedo. Así fue ocurriendo paulatinamente, hasta que el payaso bajó todos los dedos.
Cierta noche, la casa se incendió de manera misteriosa y lo único que pudieron salvar los bomberos, fue el cuadro del payaso.
Les pareció muy bonito y decidieron dejarlo allí.
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