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domingo, 17 de enero de 2016

LA NIÑA ATROPELLADA DE GABRIEL MANCERA. Roci H. Murrieta












LA NIÑA ATROPELLADA DE GABRIEL MANCERA
La leyenda que se comparte hoy, ha circulado de boca en boca por los habitantes de las colonias del Valle, Narvarte y sus alrededores. 
Para precisar una ubicación es en el cruce del Eje Vial Número 5, mejor conocido como Eugenia, y el Eje Vial Número 2, también conocido como Gabriel Mancera.
Se cuenta que una chiquilla se dirigía caminando alrededor de las dos de la mañana hacia la farmacia para comprar las medicinas que su madre enferma requería, estaban solas por lo que ella saliò de su casa. 
La pequeña, consciente de la hora, prudentemente respetaba los señalamientos viales, en especial los semáforos antes de cruzar las calles. Con la intensión de llegar sana y salva su destino, así lo hizo también en el cruce de Eugenia con Gabriel Mancera.
Al ponerse la luz roja para los vehículos que transitaban sobre Eje 5, la chica se dispuso a caminar, de esquina a esquina, para cruzar dicho Eje, pero, a diferencia de la gallina, nunca llegó al otro lado del camino, ya que un coche que iba a exceso de velocidad decidió ignorar la luz roja y cruzar, sin tomar precaución alguna sobre otros automóviles o peatones cruzando. 

Golpeó mortalmente a la niña, dejándola medio viva y medio muerta en medio de la calle. 
El automovilista responsable nunca se bajó del vehículo, ni siquiera se detuvo para saber si la niña vivía o moría y no pidió asistencia médica a nadie. Siguió su camino de forma tranquila como si no hubiese sucedido nada.
La niña falleció en agonía y sola, nadie la ayudó. Desde ese día es donde nace el evento escalofriante, pues todos los días a las dos de la mañana, en el cruce de Eugenia con Gabriel Mancera, el espíritu de la niña se aparece a los automóviles que circulan a exceso de velocidad. 
Ella cruza la calle provocando que los autos se vuelquen por tratar de esquivarla cuando la ven. 
Una vez que provocado el accidente, ¡se va!, dejando a los pasajeros sin asistencia de ningún tipo para morir solos, tal cual a ella le sucedió.

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