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miércoles, 20 de enero de 2016

EN UN ESPEJO 11 Christian Perales















... Hace tanto que no te veo ¿acaso no sabes que necesito robar tu escencia?... Atentamente: Tu espejo.
EN UN ESPEJO CAPÍTULO 11.
No se podía decir a estas alturas que existía un punto de retorno seguro, quizás detrás de esa puerta también nos estaba aguardando la muerte,después de todo Jorge había muerto, Luis también así que toda vez que cruzamos aquel umbral sabíamos de sobra que debíamos abandonar toda esperanza de salir con vida de ahí. 
Resultó que la puerta conducía a una oficina muy elegante, que si bien estaba abandonada a su suerte y cubierta por las arenas del tiempo, se notaba que entre el olor a humedad, alguna vez había pertenecido al dueño de la empresa, si bien aquel sitio alguna vez fue uno elegantemente adornado por ostentosos muebles, tenía de por si mucho de siniestro, tanto la alfombra como la tapicería que lo decoraban eran sombríos, un tanto obscuros, y una serie de animales disecados estaban colocados en varios lugares de aquella pieza.
No tardamos en encontrar el espejo principal, ese que había causado tantos problemas, tanta muerte y tanta desolación a mi pueblo, ese pueblo en el que cada habitante representaba un padre, una madre o un hermano para mi. Ahí estaba un enorme espejo delimitado por su enorme marco dorado y justo como todos los espejos que habíamos observado, éste tampoco lucía cubierto por el polvo, y parecía que los efectos devastadores del tiempo, habían temido a tocarlo.
-Llegamos....-
-Si...-
-Hay que destruirlo....-
Como ya era una macabra costumbre no pude terminar de decir aquella frase, cuando un resplandor parecía salir del interior del espejo, y a partir de ese momento conocí uno de los rostros de la maldad, conocía al mismísimo Alberto Vargas, que en ese preciso momento se hizo presente como el reflejo dentro de aquel cristal.
-Hola Manuel... hola Mariana... mucho me temo que no podrán destruir este espejo....-
-Padre... lo he logrado... te traje la última de las almas jóvenes que necesitabas... hoy por fin podrás salir de ese lugar....-
-¡¿padre?!-
En ese momento se confirmó algo que yo ni siquiera había sospechado, pero entendí lo que había dicho aquella niña que se nos había aparecido durante toda nuestra travesía a ese sitio; también caí en la cuenta de por qué Mariana parecía conocer tanto sobre aquella fábrica, y así lo entendí, ella había crecido en aquel lugar habiendo sido su padre el dueño.....ahora yo había sucumbido ante una trampa.
-Así es Manuel... ella es mi hija, ¿pero no creías de verdad que yo ofrecería su sacrificio?... no, cuando el maligno vino por ella no me quedó más remedio que esconderla entre la cochina gente de tu pueblo, hacer que un matrimonio se sacrificara por mí, pero aún aquí entre los seres malignos también hay oportunidad de negociar, mi vida y mi libertad de este infierno a cambio de unas cuantas vidas, aquí necesitan almas jóvenes...
-Esa es tu bronca ¡no la mía!....-
-Creo que lo es Manuel... yo te he observado a través de los espejos se que tú darías lo que fuera por este pueblo ¿no?.... ahí está la cosa, si tú mueres esta noche... bueno si tú y los otros jóvenes del pueblo quise decir... mueren esta noche, yo podré salir de aquí y volveremos a abrir las puertas de esta fábrica, el pueblo tendrá empleo, progreso, las personas de aquí volverán a vivir como reyes... claro, al final de sus vidas su almas me pertenecerán, pero ¿a quién le importa una alma? tendrán una vida buena....-
-¡A mi si me importa!¡Mariana, ayúdame, hay que destruir el espejo!-
-Perdóname Manuel... quiero a mi papá conmigo....-
En ese momento comprendí que hiciera lo que hiciera no lograría que Mariana se aliara a mi, así que si habría de morir también, al menos lo haría luchando, así que tomé una de las figuras de bronce que estaban en el escritorio de aquella oficina y la lancé contra el espejo.
Con gran alegría y alivio pude ver como las cuarteaduras comenzaron a hacerse presentes en el vidrio que los constituían, pero al terminar de romperse, algo salió del espejo y se abalanzó sobre mi, al principio solo fue una enorme sombra pero después se fue materializando hasta tener cuerpo físico.
Para ese instante era ya, Alberto Vargas quien había salido del espejo, el que me atacaba. 
Su fuerza era descomunal, y comenzó a golpearme, sus embates resultaron devastadores, al término de los primeros golpes me arrojó al suelo, y pude sentir como varias cosas en mi interior se rompieron con los golpes, después me tomó por el cuello y mientras me estrangulaba pude ver aquel fulgor de malignidad en sus ojos, su cabello largo y encanecido le daban un toque mucho más siniestro a su rostro. 
No se como lo hice, no se como soporté semejante tortura, pero tuve un momento de lucidez en el que, estando en el piso alcancé a tomar la figura de bronce y logré golpearlo en la cabeza.
No logré aniquilarlo de un solo golpe pues como ya lo mencioné, no solo su fuerza era exagerada, si no que su resistencia también lo era, pero se hizo para atrás lo suficiente como para que yo pudiera recuperarme un poco de aquella lluvia de golpes. pero no duró mucho, pues después de eso fue Mariana la que se abalanzó sobre mi, y al abrazarme me derribó de nuevo.
-¡Manuel... no lo hagas más difícil!...-
Ella tenía un trozo del espejo roto en la mano y ahora amenazaba con encajarlo en mi cuello, yo me defendía como podía pero pese al hecho de haber sido traicionado por quien yo consideraba mi amiga, me negaba a ser letal con ella, me negaba a hacerle daño.
Con el forcejeo las manos de Mariana comenzaron a sangrar cuando el vidrio aquel se clavó en su piel, y yo también sangraba aunque no sabía cual de las heridas era la que me estaba matando con mayor rapidez. 
Finalmente pude empujarla y quitármela de encima para levantarme, y fue angustiante ver que aquél hombre, el verdadero padre biológico de Mariana se estaba recuperando del golpe, ahora sí estaba en problemas.
Y entonces sucedió, Mariana volvió a abrazarme con la intención de derribarme de nuevo pero justo en ese momento su propio padre cometió un error al empujarme también. 
Al caer yo di un giro sobre mi propio eje, y fuimos a parar contra el marco y lo que quedaba del espejo. 
Yo sin tener esa intención caí sobre Mariana, fue entonces que todo se volvió confuso, ella con la boca entreabierta comenzó a arrojar sangre, todo se puso rojo, y ahora era mucha más sangre la que llenaba mi rostro y ropa pero no era mía, era de ella y el miedo en sus ojos hacían patente del hecho que cuando nos empujó su padre, caímos en uno de los afilados cristales y mas de un fragmento se incrustó en los pulmones de Mariana.
-Manuel.... no... me dejes morir...hace mucho frío....-
Era tarde para salvarle la vida, en pocos segundos la hemorragia la hizo convulsionarse y lentamente se fue quedando quieta, tomé su muñeca solo para corroborar aquello que yo ya sospechaba, Mariana había dejado de existir.... 
Su padre por su parte, había dejado de agredirme, simplemente se arrodilló ante el cadáver de su hija.
-¡La mataste!....¡tú la mataste!....-
-¡Fue usted!....-
Él simplemente sabía que no tenía que perder tiempo, pues en el ritual se requería de la primogénita o a estas alturas simplemente el sacrificio de una persona joven, así que decidió que aún cuando su hija estuviera muerta, no sería ofrecida, él la cargó en sus brazos y quiso escapar por la puerta.
 Yo también sentí que era mi oportunidad de escapar de allí,  pero no fue posible, ya que la puerta se cerró ante nosotros. 
Escuchamos un ruido tras de nosotros, y al voltear, para sorpresa de nosotros el espejo central, estaba en su lugar.... intacto, ni una ruptura mucho menos una cuarteadura.
Alberto miró con terror hacia el espejo.
-¡no...!¡ella noooo!....-
Pero el ser que vivía tras el cristal no tenía un lugar para la piedad, de pronto vimos como en el espejo iba apareciendo Mariana, con su rostro lleno de sangre, que emanaba de su boca y su cuerpo, aún en los brazos de su padre, se llenó de fuego... después simplemente desapareció pues el espejo se empañó para luego dar paso a la escritura de un mensaje en él.
.....-cumpliste... eres libre....-
Ahí, con el cuerpo de su hija ardiendo todavía se quedó, dejándose caer en un rincón envuelto en el llanto.
-¡Esto no debió ser así! ¡Manuel... te maldigo... ya nos encontraremos!-
Yo por mi parte al notar que la puerta se abrió nuevamente decidí que lo mejor era escapar de esa fábrica, y por alguna razón Alberto me dejó escapar sin problemas, incluso la fábrica, junto con lo que en ella oraba, no representó un obstáculo para salir, pero cada cámara que yo recorría las máquinas se encendían solas, salían de su letargo y comenzaban a trabajar; tal como el maligno se lo había prometido a Alberto y lo más aberrante y aterrador, fue el ver que al pasar por los lugares donde habíamos destruido los espejos, estos estaba intactos de nuevo, como si jamás los hubiésemos roto.. Llegué a la entrada principal, en la que el espejo que mató a Jorge, también se encontraba intacto, en el nuevamente entre lo empañado se había formado un mensaje:
....-Y sin embargo ustedes siguen debiendo, todo el pueblo....esta noche habrán de saldar su cuenta...-
En ese momento me acordé de el hecho de que todos quienes habían pedido favores a ese ser, serían aniquilados, o sus hijos como pago de su deuda, así que corrí hasta mi camioneta, me quedaban unos minutos para llegar al pueblo y hacer que los espejos fueran cubiertos o destruidos. 
Llegué tan rápido como ´pude y solo recuerdo que bajé de mi camioneta a la entrada del pueblo, eso fue todo, debí ser más precavido. Todo parecía ir de maravilla, la gente lo hizo rápido, tapó sus espejos cuando les expliqué a grandes rasgos lo que sucedía en la fábrica, otros los rompieron, eran casi las doce de la noche, y fue ahí cuando sucedió todo, un tráiler entró al pueblo a toda velocidad y no tuvo tiempo de frenar cuando vio mi camioneta, esa camioneta que yo dejé atravesada al pretender salvar a mi pueblo.
Resultó que aquel tráiler traía dos tanques enormes llenos con nitrato de amonio, nadie se salvó, la explosión acabó con mil seiscientas vidas, mil seiscientas personas ardieron esa noche, sin que el calor sofocante de la explosión dejara a alguien con vida.
Yo ahora mismo no siento mis piernas, creo que la explosión me las arrancó y mi brazo es una masa amorfa de carne quemada y metales derretidos... mi única esperanza es entrar al espejo que está ante mi, no soy el único, pude ver como las almas condenadas de las personas que vivían en mi pueblo hicieron lo mismo. al menos en esa dimensión esperaré a que alguien cometa el error de pedir algo al maligno o de llevar el espejo a su casa ,entonces yo podré negociar mi escape de la dimensión que solo existe.... En un espejo.
FIN

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