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miércoles, 20 de enero de 2016

EN UN ESPEJO 7 Christian perales








EN UN ESPEJO.
... ¿por que no pensar que esa figura que ves en el espejo es tu réplica malévola...? ¿o será la buena y tú el malvado?.... no creas todo lo que te dice el espejo....
CAPÍTULO 7
Resultó que aquel complejo era más grande por dentro de lo que se ostentaba por fuera, de hecho una vez dentro, nos dimos cuenta de que aquel sitio era como un enorme laberinto, nunca nos quedó claro que era lo que se fabricaba allí, pero a medida que pasábamos el umbral nos topábamos con cajas llenas de mercaderías que nunca fueron entregadas, se quedaron allí esperando el momento de salir al mercado.
Nuestra curiosidad nos hacía revisar alguna que otra de aquellas cajas, para darnos cuenta de que en algunas se habían almacenado cosméticos, otras tantas guardaban en su interior medicamentos, y francamente hubo algunas que no nos atrevimos a revisar. 
Lo que llamó nuestra atención sobremanera fue el hecho de que al entrar a la primera cámara que constituía la fábrica, nos topamos con una enorme mancha, era sangre seca, pero había bañado la pared y se notaba que había dejado un enorme charco en el suelo, desafortunadamente para nosotros, quien quiera que hubiera perdido semejante cantidad de sangre había sido arrastrado hacia el interior de la fábrica, dejando un rastro del mismo color del que impregnaba la pared.
-¿Eso es sangre?....-
preguntó Mariana dirigiéndose a mi....
-No.... no lo se...tenemos que entrar ya...-
-Si... oye Manuel, déjame ir adelante, yo venía a veces a la fabrica cuando era niña algo recuerdo de esos tiempos....-
-está bien, Luis, Jorge: no se separen...-
El interior de aquella nave industrial era mucho más lúgubre que lo que habíamos visto hasta ese momento, todas esas máquinas abandonadas estaban simplemente ahí esperando, como un mudo ejército de metales, aguardando el momento en el que se le diera la orden de atacar. 
Las linternas eran insuficientes ante tanta obscuridad, y eso nos hacía caminar muy despacio, con mucha cautela aunque a decir verdad Mariana parecía saber a donde ir...
-aquí era donde almacenaban el producto terminado, estas máquinas realmente son de empaquetado, estamos lejos de llegar a las oficinas... hay que seguir-
-¿por dónde?....-
-no lo se, se supone que las oficinas principales están al fondo, pero no hay acceso por el patio, hay muchos materiales abandonados...creo... creo que tenemos que cruzar toda la fábrica.-
-¿no hay otra forma?...-
-no.... hay que seguir de frente....-
Seguir de frente era un término muy relativo, después de caminar entre fragmentos de materiales, de cajas plagadas de insectos, y de hacer que las ratas huyeran ante nuestra sola presencia, terminamos de cruzar el primer bloque, después de eso nos recibió otra enorme puerta, estaba abierta y de ella emanaban dos escaleras, una de ellas bajaba, y al parecer eran varios metros de descenso, pues las luces de las linternas no alcanzaban a alumbrar lo suficiente para que pudiéramos ver lo que nos aguardaba al final de la escalinata. 
La otra escalera subía y conducía a una especie de tapanco, constituido por pasillos que se bifurcaban a cada lado de la nave. Luis fue ahora quién preguntó....
-Esos pasillos ¿a dónde van?...-
-Esos... son los vestidores de los trabajadores... y los baños.... creo que no debemos darle más importancia....-
-oigan... pero... son baños, en los baños hay espejos...-
-y en los vestidores también....-
-¿qué tal si no es un solo espejo?¿qué tal si esta cosa se mueve de uno a otro?...-
Si bien la idea de Luis era algo descabellada tenía mucho de razón y mucho de lógica, después de todo las recientes muertes en el pueblo se relacionaban con espejos que estaban a mucha distancia de aquella planta.
-Creo que Luis tiene razón... hay que acabar con los espejos.... todos los espejos....-
Subimos por aquella escalera y entramos al primer baño el baño de mujeres, como lo habíamos imaginado, totalmente decadentes pero algo muy extraño pasaba ahí, mientras los lavabos estaban siendo devorados por el óxido y el sarro, las paredes percudidas perdían poco a poco las losetas que las recubrían y las tazas de los retretes se habían roto y no quedaba una sola regadera en el área de la ducha, los espejos en cambio lucían como si los hubieran colocado apenas, no tenían ni una mancha de sarro, ni una sola grieta, parecía que el tiempo se había detenido en ellos pues inclusive los marcos de aluminio que los entorchaban estaban brillantes, como recién pulidos.
-¿alguien les habrá dado mantenimiento?...-
-No inventes.... ¿quién?.... somos los únicos que hemos venido aquí en diez años o más....-
-bueno, ya... hay que hacerlo.... Jorge...-
En cuanto dije su nombre Jorge entendió lo que teníamos que hacer, tomamos el enorme espejo y lo quitamos de la pared, para ver como se hacía añicos, cuando lo arrojamos al suelo, mientras tanto Mariana y Luis hacían lo mismo con el segundo espejo el cual de igual manera quedó totalmente destruido, pero ante el tercer espejo las cosas se pusieron muy mal, éste último parecía que no estaba dispuesto a morir sin dar la justa pelea, parecía estar pegado a la pared y por más que entre los tres hombres lo jalábamos, no lográbamos despegarlo, después de un rato de forcejeo, nos dimos cuenta de que sería imposible retirarlo de ahí. 
Entonces Luis tuvo una idea, no nos la dijo, simplemente se salió al pasillo para después regresar con un pedazo de tubo como de un metro de largo....
-ahorita truena por que truena....-
Luis se puso frente al espejo, y cuando apenas le iba a asestar el primer golpe se dejó caer, su rostro era de un terror que yo jamás había visto, ni en el, ni en ninguna otra persona.
-¡¿la vieron?!....-
-¡¿a quien?!....-
-¡Esa señora....!-
Nosotros, o al menos yo, no habíamos visto nada...
-No... cálmate... no hay nadie... -
Apenas había terminado de decir esa frase, cuando en el espejo, detrás de mi se proyectó una presencia de una mujer, era una mujer alta y delgada, simplemente estaba a mi lado, mirándome con mucho odio, voltee hacia atrás de mi para corroborar si lo que estaba viendo en el espejo era real, pero al hacerlo no había nada, no había nadie, cuando regresé la mirada al espejo esa mujer ya no estaba.
-Creo que nos estamos sugestionando...-
Para ese momento Luis a había recuperado la compostura, y se levantó del suelo...
-Ya, creo que tienes razón...-
-préstame el tubo... yo lo hago....-
-Si...-
Tomé el tubo y asesté el primer golpe, el cual hizo que el espejo se partiera por la mitad. y cuando iba a golpear por segunda ocasión la mujer volvió a aparecer ante mi, esta vez su boca se abrió para dejar escapar un grito que hasta el momento me sigue calando hasta el alma.
Ya no miré de nuevo, golpeé tantas veces como me fue posible, y los trozos de cristal caían a mis pies a medida que yo acababa con el espejo... Luego de ello, simplemente salimos corriendo de ese lugar, y nos detuvimos en el barandal del pasillo para recuperar el aliento....
-¿y ahora que Mariana?...-
-Nos falta otro baño....-
Seguimos caminando por el pasillo, hasta llegar al siguiente baño, el de hombres, curiosamente en él solo se encontraba un espejo, pero era una cosa enorme, que abarcaba desde el suelo hasta el techo....
-Éste no podemos romperlo con el tubo, los vidrios nos caerían encima...-
-¿y entonces?....-
-Bueno, hay que lanzarle un ladrillo... algo pesado, lo que sea...-
En aquel baño, en la zona donde se hallaban los retretes los ladrillos ya habían comenzado a despegarse, bastaron solo unas patadas para que se desprendieran, y comenzamos a lanzarle trozos de material, todo lo que encontrábamos, después de un rato ese espejo estaba destruido por completo, ahora era momento de ir hacia los vestidores.
Apenas habíamos vuelto al pasillo y pensamos erróneamente que las cosas se iban a calmar pero no fue así, al salir, claramente pudimos escuchar el llanto de una niña, era un sollozo apenas perceptible pero insistía demasiado, todos miramos a nuestro alrededor, pensando que quizás, una niña terrenal, había entrado a es fábrica y ahora se hallaba perdida dentro, a merced de todo lo que sucedía ahí. 
Finalmente, al fondo del pasillo fue que la encontramos, una niña pequeña, que nos daba la espalda, lloraba en cuclillas, más bien hincada pero apoyándose contra la pared. Algo me decía que debíamos dejarla ahí, que no debíamos intervenir, pero Jorge se acercó a verla de cerca....
-¿nena?....¿estás bien?....¿nena?....-
Todos nos inquietamos al ver que la niña no reaccionaba, así que Jorge se acercó un poco más...
-¿nena?....-
Y después todo sucedió en décimas de segundo, la niña volteó y su cara estaba terriblemente desfigurada, llena de heridas en putrefacción y carente de ojos, trató de morder a Jorge y él ante el susto, se acercó demasiado a la barandilla, lo que lo llevó a perder el equilibrio, y caer a la planta de abajo. 
Nosotros tuvimos más miedo de que Jorge se hiciera daño que el que le teníamos a la niña... por lo que olvidándonos unos instantes de ella corrimos escaleras abajo para auxiliar a Jorge. 
Al llegar abajo nos dimos cuenta de que si estaba algo lastimado, su pierna estaba con un enorme corte que se había hecho al caer en una de las máquinas y lo más grave fue que su hombro estaba dislocado, pero sobreviviría casi sin lugar a dudas... ahora teníamos que planear bien nuestro siguiente movimiento, alumbramos a los alrededores para ver si la niña nos había seguido o al menos seguía en ese sitio, pero no logramos ver nada.
-Hay que irnos....-
Fue lo primero que atiné a decirles, pero fue el propio Jorge quien se negó...
-No... hay que terminar lo que venimos a hacer....-
-Creo que no lo vale... pudiste haber muerto.....-
En ese instante intervino Mariana...
-por un lado Jorge tiene razón,,, tenemos que acabar con esto....-
Ambos teníamos la razón pero al mismo tiempo no podíamos hacer las dos cosas... así fue que decidí que debíamos separarnos.
-Luis, toma las llaves de mi camioneta, tú tienes la fuerza suficiente, lle
-Pero... ¿y si pasa algo más?....-
-Si no salimos en una hora, ustedes váyanse, traigan ayuda del pueblo o quemen este lugar, me da igual....-
vate a Jorge, creo que Mariana y yo, podemos con esto.....-
Ahora las cosas habían cambiado y Mariana y yo iríamos por nuestra cuenta, mientras Jorge, apoyado en el hombro de Luis saldría de ese infierno, apenas habían dado unos pasos, cuando en la barandilla, en la planta alta volvimos a ver a la niña... ella simplemente se dirigió a nosotros, nos dijo algo que definitivamente nos hizo mucha mella en el ánimo...
-No debieron venir aquí... de cualquier manera ya están condenados....todo su pueblo se condenó.... y ustedes van a morir aquí adentro.....-
CONTINUARÁ.....

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