El hecho es que un día, o se bebió todos los reales destinados para la comida, o bien, se encontró a un menesteroso y se los regaló.
Cualquiera que haya sido lo sucedido, el chisme nos lleva a que llegó con su amo y le dijo que en la calle la habían "bolseado", término de la plebe empleado para referirse a que la habían asaltado y despojado de todo el pecunio.
Esto no tuvo mayores repercusiones, pero lo que no le pareció bien a su patrón, fue que no sólo se repitió una segunda y una tercera, sino que fueron muchas las veces que, según la taimada Chuchita, la habían bolseado.
Sin embargo, cuando uno de los empleados fue a reportar un problema al patrón, antes de que el muchacho hablara, el señor lo interrumpió diciéndole:
- ¿Ahora qué? ¡Y no me vengas con la enredosa fábula de que a Chuchita la bolsearon!
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