Aquí en el.mercado del centro de tlalpan, nos cuentan los locatarios que cuando se quedan en la noche a trabajar por cuestiones de tiempo, llegan a escuchar el llanto de un bebé.
Hacen el recorrido y van al lugar de donde sale el sonido y no hay nada.
Llegan ahí y de repente se escucha en el otro lado, y pueden estar ahí buscando pero no logran encontrarlo...
En una ocasión uno de los veladores que tuvieron, llegò a ver al charro negro parado en la zona que da a la basura del mercado.
Terminò yendose de ahì porque estando acostado en uno de los puestos llegaron a golpearle fuerte en la cortina, salía y no había nadie.
Otro de los veladores estaba también recostado, cuando le tocaron al portón.
Saliò y era una caravana de personas humildes a altas horas de la noche, pidiéndole que los dejará entrar para llevarle flores a la virgen de Guadalupe.
El se negò rotundamente y les dijo que era muy tarde para dejarlos pasar.
Total que el señor se va y de repente al regresar, ve a toda la gente ya frente a ella.
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