Amigos de grupo Anècdotario, êste blog ha sido creado para que se nos facilite la bùsqueda de todas las anècdotas,historias, reflexiones, cuentos cortos, leyendas de Mèxico y el mundo, etc. Es un blog apto para todas las edades y en èl todos hemos puesto nuestro granito de arèna. Aquì està la recopilaciòn de nuestras aportaciones y se los dedico con todo mi cariño.

miércoles, 2 de marzo de 2016

CIENCIA MALDITA UNO PARTE 10 Christian Perales




CIENCIA MALDITA UNO PARTE 10
Era aterrador estar en esa situación, estabamos en una clara desventaja a pesar de poseer armamento, estaba obscuro y por la cantidad de máquinas y materiales alojados en ese sitio, era como pretender caminar en un laberinto, amén de que si Fargas tenía la razón; Adriana había tenido mucho tiempo para tendernos todas las trampas que quisiera.
-¿qué hacemos?-
-shhh ¿la viste?-
Comenzamos ha hablar en la voz más baja que nos fue posible, temíamos que tambien estuviera armada y nos disparára antes de que pudieramos verla
-no, solo la escuché en la barandilla-
-ok, camina despacio hacia ese montón de lámina, ¿entendiste?…y apaga tu lámpara…-
-¿qué vas a hacer?- -voy al otro lado…-
-¡son como 80 metros Fargas!¿estás loco?-
- shhhh si está en el tapanco, tiene que bajar por donde estás tú o donde estoy yo… no dispares hacia allá, por que me puedes pegar a mi…-
- bien-
-ok… ya-
Me había tocado un reto mucho más fácil que al detective… aún así fueron los veinte o treinta pasos más angustiantes de mi vida, como me dijo que lo hiciera, me refugié tras una pila de lámina y un montacargas, el silencio era muy mal augurio, se sentía sobrecogedor, de pronto volví a escuchar pasos en aquella barandilla, razón por la cual mi instinto de supervivencia se activó, encendí mi lámpara y sujeté la escopeta y apunté hacia la fuente del ruido…no había nada ahí, mi pulso y respiración se agitaron, al volver la vista…al refugiarme nuevamente tras la lámina… la luz de la linterna iluminó el rostro más aterrador que recuerde.
Adriana estaba detrás de mi… su sonrisa macabra me decía que ya estaba perdido, las reacciones en su organismo ya eran mucho más extrañas que hacía unas horas… sus pupilas se habían dilatado hasta el punto en que era casi imperceptible la parte que debía ser blanca en sus ojos y estaban coronados por grandes ojeras; se había hecho daño a si misma tambien, tenía la ropa desgarrada en algunas partes y en ella se divisaban rasguños y moretones, su cabello largo y un tanto cuanto ensortijado le daba un toque terrorífico extra.
Como de costumbre, ella me atacó a traición, por la espalda y muy repentinamente…
-¡Farg…!-
Intenté clamar por ayuda a mi amigo, pero Adriana se me adelantó. Con un tubo de metal intentó golpearme la cabeza, pero no lo logró, en lo que si tuvo éxito es que con el golpe caí de sentón y mi escopeta salió de mi poder, cayéndo a algunos pasos de mí.
Asestó un segundo golpe pero lo falló, golpeándo a un montacargas, que hizo que soltara el tubo. 
Usando esa oportunidad quise arrastrarme y tomar mi arma, sin embargo, estaba ante la peor asesina del mundo; que comenzó a patearme todavía en el suelo, me cubrí el rostro pero los golpes llegaban a mis costillas.
Me sentí aliviado al escuchar a Fargas correr en dirección a donde estaba yo,
-ya va a terminar- pensé, ahora solo tenía que resistir unos segundos más. 
Fargas corría por debajo de la barandilla, Adriana levantó la mirada y soltando una risa tan perturbadora que aún crispa mi alma, en la parte alta de la barandilla pude ver un bulto enorme, ahora tenía sentido: el montacargas, el material.
Quise gritarle, pero fue demasiado tarde, al pasar en cierto punto, una compuerta en la barandilla se abrió, dejándo caer sobre fargas un montón de material, sepultándolo de tajo.
-¡noooo! ¡Fargas quítate!-
Adriana me miró, y en ese momento el pánico se apoderó de mi por completo, estaba débil por los golpes así que de inmediato me sometió y se puso a horcajadas sobre mi, que había quedado semi recostado en uno de los alterones de lámina,
-sigues tú… -
Bajé un poco la mirada y encontré un trozo triangular, pequeño de lámina en el suelo, ahí, a punto de encajarse en mi pierna, bajé la mano lentamente, y lo tomé sin que Adriana lo notara.
-te vas a morir hijo de la chingada…como tu esposa-
-mi esposa esta viva…-
-hasta hace una hora…jajajajaja- Su risa era cavernosa y profundamente macabra, hasta el punto de lo desquiciante y perturbador.
No se si esta maldita intentaba confundirme y hacer con ello que dejara de pelear.
- te voy a decir un secreto Carlos, es fácil matar a una enfermera… y quitarle el uniforme… tú me quitaste mi vida… aún me sigues debiendo.-
-¡¿qué le hiciste a mi esposa?!-
-Solo le aumenté el goteo de sedante...Tú habrías hecho lo mismo por mi…y desconecté su oxígeno jajajajajaja… Se va a morir con el cerebro derretido…-
Si bien era devastador lo que estaba escuchando había algo de tiempo, si me libraba de ella podía al menos llamar al hospital y pedir que atendieran a Naty.
-y Joaquín… debiste ver su cara de horror, ¿sabes? primero lo llevé al cielo…pedí algo de privacía a los médicos y con mis manos le hice eso que le gusta…despuès de todo era casi mi esposo y luego… luego… debiste ver su terror, cuando inyecté esa burbuja de aire en su suero, y como lo inmovilizaron pues no pudo hacer nada. 
Me habría gustado escuchar sus gritos de muerte, pero tuve que cubrir su rostro con la almohada...¿crees que puedas revivirlo?... es que ya lo extraño.- 
-Adriana... déjame ayudarte... estás enloqueciendo...-
-Vas a morir...vas a morir Carlitos...-
No iba a seguir soportando eso, no había ninguna oportunidad que esperar, con todas mis fuerzas, todo mi enojo hice ese lance… encajé el triángulo de lámina en el cuello de Adriana. 
Me miró llena de asombro, de sorpresa ante lo que había hecho, la sangre comenzó a brotar de una manera excesiva, mórbida, llevándose ambas manos al cuello, se levantó e intentó uír… caminándo hacia atrás, alentado por ese primer éxito tomé la escopeta y me levanté.
Iba a dipararle, pero entonces me di cuenta de lo que estaba a punto de suceder: 
Adriana, estaba a punto de caer en una fosa de dos metros de profundidad, de las que se utilizan para reparar los autos que se ubicaba en el suelo, y no se si fue una muy macabra coincidencia o el mismísimo infierno reclamando el alma de Adriana, pero en ese momento habían muchas herramientas en el suelo y al caer, su cabeza golpeó contra una mesa de trabajo, lo que le causó un enorme daño en el cráneo.
Adriana comenzó a sacudirse a causa de la energía descontrolada del chip circulando por su cuerpo, sus convulsiones eran muy violentas y en ese momento fue cuando decidí que todo debía terminar, ya estaba aterrado pero tenía que hacerlo, simplemente, apunté la escopeta y disparé a su pecho, casi cerrando los ojos para no verla morir, ella pese al descontrol en su cuerpo, intentó levantarse, pero eso hizo que fuera al encuentro de la bala que terminaría con su vida. 
Despues la sacudida del disparo de la escopeta, la envió de bruces y comenzó a arrastrarse unos metros hasta que finalmente desfalleció y, por increible que parezca seguía viva, corrí para confortarla, sabiendo que no había nada por hacer, el golpe por si solo había dañado el chip, aun cuando no le hubiera disparado, habría muerto en cuestión de horas.
En el suelo, se había quedado quieta, la mitad de su rostro estaba deformada por el golpe contra la mesa, la sangre que brotaba de sus heridas cubría su ojo, pero en la otra mitad pude notar que el lado humano de ella había vuelto aunque fuera para despedirse, lo ví en su otro ojo, otra vez era normal, esa mirada de odio puro, se había desvanecido, ya el chip no controlaba su mente, y las neuronas trasplantadas habían muerto junto con el chip, casi al instante, ahora solo habían células de si misma en ese tejido cerebral.
-gracias-
Fue lo último que escuché decir de su voz, estaba exahusto y me acuclillé para cerrar sus párpados, luego tomé una de las lonas que cubrían una de las láminas y cubrí su cuerpo con ella.
-perdónanos-
Le dije casi murmurando, tratando de contener las emociones que se agolpaban en mi. 
En ese instante recordé a mi infortunado detective, eso me hizo reaccionar y fui a dónde aquel alterón de residuos la había sepultado… había un pequeño haz de esperánza, solo la mitad de su cuerpo, sus piernas estaban atrapadas, me incliné y noté que inconciente, pero respiraba…
-Fargas… Fargas-
Él abrió los ojos y me miró un poco aliviado…
-¿y la cosa-
-tranquilo, ya terminó… está muerta…voy a sacarte-
-no, solo toma mi radio pide un grupo táctico y vete, tengo que arreglar el asunto- 
Así lo hice y despues me fui del lugar, sabía que el detective estaría bien, ahora quería saber de Naty el miedo a perderla me estaba asfixiando. 
CONTINUARÁ

No hay comentarios.:

Publicar un comentario