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martes, 23 de febrero de 2016

EDIFICIO REX Parte 2 Christian Perales

EDIFICIO REX, DEPARTAMENTO 23 Capítulo 2
Después de ese evento era insostenible quedarme en el departamento esa noche, pero no tenía a donde ir, las casas de mis amigos y familia estaban algo lejos, y no podía volver a casa de mis papás pues les causaría alarma, además al día siguiente era lunes y yo debía reportarme al trabajo, así, que aún temblando por el miedo que me había causado ese encuentro con el más allá, entré, tomé mi cartera y mi chamarra y decidí salir a quemar tiempo. 
Unos instantes después, me hallaba en el café del Cordobés, a solo una cuadra del edificio, estuve ahí mientras las horas pasaban lentas, a eso de las 22.30 horas de la noche decidí que mi miedo se había disipado lo suficiente para regresar a mi departamento, pagué la cuenta y comencé a caminar hacia el lugar, ya un poco más decidido no llevaba más que unos cuantos pasos cuando me topé con una señora de edad avanzada que vendía billetes de lotería, ella me increpó por un instante
-joven ¿no me compra el huerfanito?.... está terminado en seis-
-no señito, ahorita no...gracias-
-tú estás condenado....
De pronto la voz de la mujer había cambiado, se escuchaba como si las voces de un hombre y una mujer fueran emitidas desde su garganta, el terror se volvió a apoderar de mi, y salí caminando más rápido de ahí, al llegar a la puerta del edificio, giré la cabeza, con el fin de volver a ver a la señora, ya no estaba.
Subí las escaleras, y pude ver al vecino cuando cerraba la puerta de su departamento, no le presté mucha importancia, llegué a mi morada y tras tomar aire, metí la llave y entré, de inmediato me dirigí al baño, todo estaba de lo más normal, la tina estaba limpia, el agua seguía corriendo en un hilo delgado, pues había olvidado cerrarla del todo. Después de cerciorarme de que el agua no se siguiera desperdiciando, me fui a la cama a tratar de conciliar el sueño. Quizá sí me quedé dormido un lapso de tiempo, pero de nueva cuenta a la una de la madrugada con treinta y tres minutos, de nuevo mi sueño se vio interrumpido... otra vez escuché ese llanto de mujer de la noche anterior, pero esta vez no duró mucho, sin embargo una nueva forma de valentía se apoderó de mi, así que tomé una llave stillson de mi caja de herramientas y volví a correr hacia la puerta en busca nuevamente de aquel golpeador de mujeres, o lo que fuera. Apenas había llegado a tocar la perilla, cuando otra vez alguien o algo se azotó contra la puerta.
Abrí de inmediato pues ya estaba harto de eso, pensando aún que alguien me quería jugar una broma, en el momento que me asomé empuñando mi llave stillson, la luz en el pasillo se fue, dejándome en una obscuridad casi total, apenas mitigada por la luz de un poste de la calle, sin embargo, noté una silueta a pocos pasos de mi: era de una niña, que me daba la espalda, pensé por un momento que era hija del golpeador, y que en un arranque de miedo al verdugo ella había salido de su casa e busca de alguien que le ayudara, y ese alguien era yo.
-nenita...nenita...
En ese momento esa niña giró el cuerpo para quedar frente a mi, caminó unos pasos intentando abrazarme, fue entonces cuando la vi, y debo decir que no era de este mundo, su cabello rizado recaía en sus hombros, su tez estaba pálida, mortecina, sus ojos coronados por enormes ojeras denotaban un sufrimiento terrible, sus labios estaban amoratados, ella caminó hacia a mi mientras yo, quedé paralizado, sin saber si ocultarme en mi departamento o correr hacia la calle.
-mi mami y yo queremos que nos acompañes, tenemos miedo, tenemos frío...tenemos hambre...
-
Fue una frase tajante que salió de su boca, yo comencé a temblar tanto de miedo como de frío, y un olor nauseabundo se había apoderado del pasillo, solo se que esquivé ese abrazo de ultratumba, sin cerrar mi apartamento, corrí a la escalera, solo me importaba salir de allí, tras de mi, escuchaba sus diminutos pasos resonando en la madera del corredor, llegué a la escalera y solo alcancé a escuchar un terrible grito apagado tras de mi.
Llegué al piso de abajo y ese vecino, que siempre cerraba su puerta ante los demás, en ese instante como un milagro, la tenía abierta para mi.
-oye ¡aquí vecino!-
Le tomé la palabra sin pensarlo, y en un instante estaba a salvo con él, parece que ya me esperaba de inmediato me pidió que me sentara y después de un silencio incómodo, se abrió la conversación, supe entonces que el vecino se llamaba Germán y que era el residente más antiguo del edificio Rex
-discúlpeme vecino....yo-
-se lo que te está pasando....¿La viste verdad?
-vi algo.....
-hijo, he vivido aquí desde 1960, se que pasan cosas, más en el departamento 13-
-no vecino es 23
-No siempre fue así, cambiaron la numeración cuando pasó lo de Lolita-
-¿Lolita?
-Bien, creo que no estás listo para la verdad, pero alguien te lo tiene que decir-
Don Germán sirvió un poco de tequila en una taza y me lo dio, después el se sirvió su ración y siguió hablando.
-Hace diez años vivió... en ese departamento una niña, una joven llamada Lola, nunca supimos como llegó, pero era buena gente, convivíamos en gran armonía con ella, ella tenía una hija, como de cuatro años, yo... yo llegué a quererla mucho Pero una vez también llegó a vivir con ella un rufián de lo peor, un alcohólico, que según siempre decía que iba a cambiar... al principio pensamos que sí, empezó a trabajar y a dejar el chupe... pero luego se reveló...
-¿volvió al vicio?-
-peor, comenzó a golpear a Lolita, y a veces a la nena también, yo me metí varias veces, pero luego el venía, le hacía la llorona a Lolita y ella lo perdonaba...
-él la mató-
-no, simplemente, la abandonó, y cada que podía le pasaba cuanta vieja podía enfrente... pero una tarde la tarde que todo pasó... no supimos bien por que, pero esa tarde Lolita llegó de trabajar y mató a su pequeñita, la ahogó en la tina, y... después... ella se ahorcó....
eso fue en el departamento en el que vives....
-ay cabrón...-
-desde ahí todo aquel que llega a vivir, queda salado... le va mal en el trabajo... y se rumora que aunque se vayan de ahí, esa maldición los persigue...-
-creo que mejor me voy...-
-¿y a dónde? quizás debas encontrar alguna respuesta, quizás estés aquí por alguna razón....¿sabes? yo pienso que hay algo más, algo que debes buscar, quizá solo así te libres de esa maldición.
Ahora muchas cosas ya tenían sentido, debía buscar algo ue hubiera quedado pendiente ¿pero qué?
Ya un poco más sereno y con muchas dudas, volví al departamento, después de todo ya había amanecido....

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