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domingo, 21 de febrero de 2016

MENSAJES SUBLIMINALES Sergio Rico





MENSAJES SUBLIMINALES.
Eran los finales de años 80 cuando uno de tantos días, un amigo mio llamado Eduardo nos invitó a Jorge y a mi a pasar la tarde de viernes en su casa.
Eramos ya fanáticos de escuchar metal y ritmos por el estilo, asi que llevamos algunas cintas para escuchar mientras jugábamos videojuegos en la sala.
Conforme pasaron las horas recordamos haber escuchado en una de las clases una conversación donde mencionaban el uso de la ouija y los mensajes ocultos en publicidades o en canciones, que al ponerlas al revés podías escuchar.
Decidimos dejar de lado los videojuegos para buscar algunos discos y tratar de escuchar los famosos mensajes.
Encontramos algunos de varios grupos y asi nos dispusimos a escucharlos y hacer el intento de entenderlos con el inglés tan limitado que conocíamos en aquellos años.
Como se imaginarán encontramos poco a poco algunos de ellos y tratamos de descifrar aquellas frases sueltas que pudimos distinguir, lo que nos llevó a hacer lo mismo con discos de música en español.
Al final encontramos de todo un poco, desde la palabra maldito hasta una especie de oración en lo que identificamos como latín en un disco donde grabaron la visita y misa del Papa Juan Pablo II a México.
Conforme pasó el tiempo nos aburrimos de todo eso y pasamos al segundo nivel de la casa a la recámara de Eduardo, donde empezamos a escuchar ruidos raros justo afuera de la ventana donde se encontraba un árbol enorme (que no sé si siga en pie, puesto que ya no regresé jamás a ese lugar).
Era una casa bastante grande, con un jardín precioso pero que en las noches lucia sombrío al no contar aún con iluminación puesto que se encontraban en plena remodelación.
Tan solo para llegar de la puerta de entrada a la casa hasta el acceso principal de la calle tenias que caminar aproximadamente 80 metros por un camino de adoquin y como mencioné, mucha vegetación a lo largo y ancho del mismo .
El punto es que al escuchar los ruidos tan insistentes, Eduardo decidió asomarse a la ventana y como de película, cayó un gato de una de las ramas dando un maullido/grito muy fuerte.
Eduardo y nosotros dos nos asustamos mucho por que al mismo tiempo cayeron al suelo unas máscaras de yeso con formas de tipo alebrije que habiamos hecho como parte de una tarea del taller de artes pláticas, sin que nadie las tocara, sólo cayeron al piso y afuera se escuchó como si en el techo de la casa empezaran a correr personas, cuando no habia un acceso fácil y a la mano para hacerlo.
De frente a la ventana y de espaldas a la puerta salimos uno por uno de la habitación, Jorge ya habia entrado en pánico y empezaba a arrepentirse de haber escuchado los discos al revés, a lo que le dijimos que eso no era la causa, que el gato cayó por accidente y que los ruidos solo eran eso, ruidos.
Decidí regresar al baño en el segundo nivel y en eso estaba cuando me apagaron la luz, yo les dije que no estuvieran jugando y hasta habia pensado que se habia ido la luz de la calle pero desde la ventana podia ver el resto de la casa iluminada, asi que lo atribui más a broma de ellos que a otra cosa.
Bajé hasta la sala donde ya habían guardado todo para retirarnos, cuando ellos me preguntaron que por qué les apagué la luz de la sala.
Yo les contesté que eso no era posible ya que el apagador estaba justo al otro lado y yo venia del baño donde también me apagaron la luz.
Eduardo se puso ya serio y Jorge empezó a temblar de miedo, yo me asusté también pero guardé compostura por que sería el único completamente alerta en caso de que sucediera algo extraño.
Nos despedimos de Eduardo y salimos al pasillo del jardín para dirigirnos a la puerta de la calle, hacía muchisimo frío pero no habia viento.
Jorge, en cada paso que dábamos se ponía mas nervioso y yo traté de calmarlo mientras el no dejaba de decirnos que estaba muy arrepentido por haber escuchado esas frases en los discos, no sé si él habrá escuchado alguna otra cosa adicional o entendió algún mensaje por que de verdad estaba en pánico total.
Salimos a la calle y mientras nos dirigíamos al metro le recomendé que hiciera un poco de oración para relajarse y olvidar el asunto.
Llegamos hasta la estación del Metro Mixcoac y ahi Jorge ya se sintió más tranquilo (y yo tambien por que ya se habia relajado), bajamos en Tacubaya donde hicimos el transbordo hacia la Línea 1 (la Línea 9 aún no existía).
Al ir subiendo en las escaleras eléctricas, de pronto la banda transportadora que sirve de pasamanos y soporte se rompió, la gente perdió el equilibrio cayendo de espaldas hacia abajo por la escalinata, yo me agaché a manera de no perder también el equilibrio y Jorge se sujetó de mi hombro derecho al tiempo que una mujer hacia lo mismo en el izquierdo.
Traté de sujetarme del escalón pero ambos se empezaron a resbalar por que mi chamarra se estiró, asi que o sostenía a la chica o a mi amigo y con la pena, agarré a Jorge ayudándolo a agacharse para que no cayera.
La chica se fué de espaldas y rodó junto con las otras personas, llegamos a la cima de la escalera y al mirar hacia abajo vimos cómo la gente estaba aglomerada una sobre otra tratando de no lastimarse más y los que venian detrás tratando de ayudarlos rápidamente.
Las escaleras eléctricas no dejaron de funcionar en ningún momento asi que lo primero que llegó hasta arriba además de nosotros fué infinidad de zapatos, bolsas de mano, mochilas, portafolios y muchas cosas más.
Jorge ya estaba muy mal para es momento, su respiración me indicaba que posiblemente le daría un ataque cardiacio o entraría en shock epiléptico por que a veces su mirada se "perdía" como diciendo "esto no está pasando, es una pesadilla".
Ya en el pasillo, lo tranquilicé y él me decia que tenia muchisima sed y queria hablar por teléfono a su casa.
Asi lo hicimos, buscamos un teléfono público afuera de la estación y se comunicó para que fueran a recibirlo en un punto cercano a su casa.
Tomamos un trolebús que corría por todo el Eje 4 Sur Xola hasta llegar a Calz. Ignacio Zaragoza, donde lo esperarían.
Yo le dije que si quería lo acompañaba hasta su casa y que más tarde me regresaba ya que no era tan tarde, serían como las 21:00 hrs, pero él se negó a que lo hiciera alegando que su familia era "muy especial" y que podría haber problemas mayores.
Bajé del trolebús en la calle donde llegaría caminando hasta mi casa y después de hacer las llamadas respectivas a cada uno me dispuse a dormir.
Al dia siguiente llegué temprano y ansioso por saber de mis amigos, sólo llegó Eduardo, llamamos a Jorge para ver cómo seguía y en su casa nos lo negaron infinidad de veces, incluso les pedimos a las compañeras de clase que ellas lo hicieran con cualquier pretexto, hasta que de manera más grosera nos ordenaron que ya no llamáramos nunca más y quedamos a la espera de que llegara nuestro amigo.
Jorge nunca más regresó a la escuela ni se comunicó con nadie, solo un dia llegaron sus familiares a recoger su documentación y sin más se retiraron de ahi.
Algunos meses después alguien que vivia por su rumbo nos comentó que Jorge no salía de su casa y que alguna vez que lo viò se veia deprimido.
Decían por el lugar que él manifestaba escuchar cosas y muchas veces entraba en crisis severas, nunca más pudimos saber de él, pero nos quedó claro que no se debe cruzar el umbral de lo desconocido y los asuntos paranormales deben ser tratados por expertos.
La inexperiencia de la juventud nos lleva a realizar cosas que podrian desencadenar eventos de los cuales no se saldría facilmente y sólo los que estén realmente preparados para enfrentarlos pueden sobrevivir a ello.
Hoy en dia sólo espero que él se encuentre ya mejor y que todo lo que haya pasado se quede ahi, en el recuerdo.

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