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domingo, 21 de febrero de 2016

EL HOMBRE QUE CONOCIÒ EL MAL Frank La Mora







EL HOMBRE QUE CONOCIÓ EL MAL
Cuentan que una vez, un músico iba por un estrecho callejón. 
Andaba triste porque tenía deudas y no encontraba trabajo. 
Llevaba consigo su guitarra para ver si hallaba algún sitio en donde tocar.
Iba pensando en su mala suerte, cuando de pronto lo alcanzó un lujoso automóvil negro y al volverse, vio que un hombre muy elegante le hablaba por la ventanilla.
- Oye, tú, -dijo el desconocido- ¿para dónde vas?
- Pos a ver si me sale alguna "tocada" por á'i.
- ¿Y en dónde te gustaría tocar?
- Conque me paguen, -respondió el guitarrista- si me llevan al infierno, al infierno voy, señor.
Abriendo la portezuela del auto, el caballero aquel lo invitó:
- Pues entonces ya te salió "tocada", súbete.
El músico abordo muy contento el auto.
- Nada más te pido que cierres los ojos, porque no quiero que veas a donde vamos.
Así lo hizo.
- Usté manda, patrón.
El coche arrancó, y cuando el hombre aquel le ordenó que los abriera, se dio cuenta que estaban en un enorme salón bastante iluminado, donde podía verse la opulencia y el lujo en todos los detalles.
- Mira, -le dijo el caballero- ya me di cuenta que andas falto de centavos, te voy a adelantar tu paga.
Y le dio una bolsa con bastantes monedas de oro.
- Ahora sí, empieza a tocar. -le ordenó-
El músico, feliz por sentir que con aquello saldría de sus deudas, se puso a pulsar alegremente su guitarra.
El salón aquel se empezó a llenar de hombres elegantemente vestidos y damas muy encopetadas, hasta que ya casi nadie cabía allí.
Pero entre aquel grupo de gente, el músico vio que se encontraba un amigo suyo suyo.
- ¿Pos qué haces aquí, Juanelo? -le preguntó a su amigo- Me dijeron que te habías muerto.
- Sí, compa. Me mataron en una cantina por querer robarme la caja donde guardaban el dinero, pero mejor te vas antes de que regrese el Diablo, porque te vas a quedar aquí penando como todos los que ves.
- Sí, ándale. -respondió el incrédulo músico- A mí me trajo un señor muy elegante, y...
- ¡Pos ese mero es Satanás, vale! ¡Mejor vete!
- ¿Pos ón'tamos, tú?
- ¡En el infierno! ¡Búyele ya!
El músico le hizo caso a su amigo y logró escapar de aquel lugar. Con el dinero que le dio el maligno pagó sus deudas y vivió feliz a pesar del mal recuerdo de haber estado un rato en el infierno.

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