LAS VACACIONES. Marcy Alvarez.

LAS VACACIONES. 

Puès yo les contarè que un dìa estabamos viendo mi esposo y yo a donde irìamos porque querìamos salir de vacaciones.

En eso llegò mi sobrino y nos platicò que se habia ido con su familia, a un club campestre llamado San Juan Teotihuacan.

Nos dijo que habia albercas, discotec, lanchas, sala de juegos de billar y un pequeño ruedo. 

Total que hablò maravillas de èste lugar, entonces me dije mi esposo que como veìa si haciamos reservaciòn para este lugar, y asì lo hicimos.

Apartamos para  entrar el viernes en la mañana y salir el domingo del club. 

Puès ahì vamos muy contentos con mis dos hijos, al llegar, nadie nos recibiò y entramos por un zaguàn grande, al empezar a caminar sentimos, no se si se acuerden de un programa la hora marcada, puès asi sentimos cuando entramos, que alguièn nos miraba.

Llegamos a la recepciòn y la persona que nos atendiò no nos dijo ni una palabra, solo nos diò un rollo de papel y la llave.

Fuimos a la habitacion que tenìa el nùmero de la llave y yo tratando de no hacer mucho caso a lo que sentimos cuando llegamos le dije a mis hijos que se pusieran su traje de baño para ir a la alberca y mi esposo dice mejor vamos a caminar y conocer las instalaciones, y asi lo hicimos.

Cual es nuestra sorpresa que las albercas estaban vacias, el ruedo con la yerba crecida, muchas ratas muertas, y las mesas de billar con todo el caliche y moho del techo que se caìa y para variar en el lago se sentìa un silencio que enchinaba la piel, las lanchas que habìa estaban rotas y volteadas.

A lo lejos vimos un salon de fiestas, y veiamos gente adentro, nos acercamos a preguntarles que si tendrìan fiesta y cuando llegamos ¡¡¡dios mio!!!, no habia nadie solo sillas volteadas y telarañas.

Nos fuimos ràpido al cuarto y de repente se soltaron miles de moscas en esos momentos, mis hijos y yo llorabamos, pero todo alrededor de este club eran puras nopaleras y un silencio total.

En eso oìmos que llegò un taxi y el señor nos dijo que iba por unas cajas, mi esposo le dijo que si podìa llevarnos a San Juan a tomar otro transporte, y el señor muy amablemente nos llevò a donde salìa un pesero. 

Ya sintiendonos màs seguros, mi esposo nos dijo que no sabìa que pasarìa si nos quedabamos una noche ahi.

Le marquè a mi sobrino para decirle que estaba muy feo el lugar que nos habìa recomendado, por que era totalmente distinto. 

Mi sobrino me dijo que efectivamente era el mismo que nos habìa dicho, nosotros fuimos una semana despuès que èl, y me dijo que si querìa a la siguiente semana fueramos juntos, pero la verdad me darìa mucho miedo regresar a ese lugar y ver que estuviera en buenas condiciones. 

Ibamos tan asustados que no mencionamos palabra. 

Mi sobrino quedò impresionado con lo que le contè y me dijo -tìa si es el mismo pero no esta asi como me dijo.-

Otra cosa mi sobrino me hablo de la comodidad de las camas y pues nada, que la cabecera y la base eran de piedra y los colchones estaban todos mugrosos como muy manchados,  asi que no se de verdad que fue lo que paso,  pero gracias a dios salimos de ahi, al señor del taxi nos lo enviò diosito. .