Era este aspirante a novicio un hombre alto, de nariz aguileña, de cejas pobladas, de cara fina que gustaba de la soledad, pues nunca fue visto en compañia de otros novicios ni siquiera en la capilla.
El 25 de noviembre de 1680, cuando el dominico que narraba los hechos despertò, no encontrò abierta la puerta de su celda como era habitual, pues era la costumbre cerrarla con cerrojo desde fuera despueès de las vìsperas, cuando los dominicos se retiraban al descanso, para ser abiertas desde fuera al dìa siguiente a la hora del alba.
Pensando que tal vez era màs temprano de lo que habìa creìdo, nuestro hermano se dedico a sus oraciones y meditaciones hasta que unos pasos lo sacaron de su misticismo.
Eran unos pasos dèbiles que provenìan del pasillo y que se detuvieron justo en la puerta de su celda abriendola de golpe... pero misteriosamente allì no habìa nadie.
Pensando el hermano que realmente fuera tarde y que la misa ya hubiera empezado, (tal vez se hubiese quedado dormido), saliò corriendo hacia la capilla, no sin comprobar antes con sorpresa que todas las puertas de las celdas de sus compañeros, estaban abiertas de par en par.
Cuando llegò a la capilla no encontrò a nadie, pero si escuchò unos lamentos que parecìan provenir de la cocina.
Tal era la intensidad de estos lamentos que el franciscano llegò a pensar que provenìan de su propio interior.
Atento quedò unos instantes escuchando para orientarse mejor sobre la procedencia de los mismos y la situò en el sòtano, hacia donde se dirigiò precipitadamente.
Una vez penetrò en èl, la visiòn que se expuso ante sus ojos fue horripilante.
Allì se encontraban, ademàs del Padre Prior, todos los demàs frailes colgados de los ganchos donde se solìan colgar los jamones y chorizos que los mismos hermanos franciscanos curaban.
Habìa sangre por doquier y nuestro espectador llegò a jurar la presencia de unos seres pequeños, que apiñados alrededor de los cuerpos ya muertos se alimentaban de sus carnes.
De repente todos esos horripilantes seres se reunieron en uno solo y dirigiendose al fraile le dijo: "Te dejo vivir para que proclames mi venida al mundo".
Inmediatamente un fuego se propagò por todo el sòtano y en el momento en el que el aterrado fraile saliò corriendo la voz le espetò de nuevo: "ve y di que Satàn està aqui".
Nadie creyò al monje, que fue arrestado, despuès de dar parte a las autoridades y relatar todo lo sucedido.
Se procediò entonces al enterramiento de los monjes asesinados en el sòtano, hecho que relata el entonces alguacil Alonso Sanz Heredia, y que se vio inmerso en una serie de sucesos inexplicables delante de muchos paisanos de Carmona que acudieron para acompañar a los monjes a su ùltima morada.
Parece ser, y siempre bajo el relato del alguacil, que durante el enterramiento se produjeron fenòmenos sobrenaturales: el cielo se oscureciò y aparecieron en el cielo dos columnas de fuego, entre medio de las cuales apareciò la visiòn de un rostro horripilante en forma de alimaña.
Poco despuès una luz blanca descendio en un fulminante rayo y de la luz saliò otra figura, en esta ocasiòn mas humana, que los hizo salir a todos despavoridos del lugar.
Muchos hombres, armados con cruces y biblias se acercaron al dìa siguiente al convento derribando las puertas y entraron en la edificacion.
El diablo estaba sobre la torre observando y hacìa allì se dirigiò la multitud.
Muchos desaparecieron pero la mayorìa eran arrojados desde lo alto como si fueran muñecos por un viento y un temblor de tierra que destruyò el convento y a la gran mayoria de los que allì estaban.
Una voz tronò aterradora: "perezca todo y todos".
Tambien se cuenta que posteriormente en el mismo pueblo de Carmona se produjeron màs vìctimas a manos del diablo, por lo que se decidiò practicar un exorcismo en el lugar, y sembrarlo de sal para alejar al demonio y limpiar de todo el mal el lugar sagrado.
Igualmente se ordenaron, mediante una Bula Papal, que durante dos años fueran dadas misas y procesiones por toda la ciudad de Carmona para purgar por sus pecados.
Todo esto se recoge en un documento firmado por el Arzobispo de Jerez de aquel tiempo, lo cual da cierta credibilidad a los sucesos.
La apariciòn de èste manuscrito abre una nueva lìnea de interrogantes que seguramente nunca podràn ser aclaradas, pues queda en duda si realmente el convento contaba con un campanario que no volviò a levantarse en la nueva construcciòn, ni tampoco llegarà a saberse nunca si la mala producciòn de la tierra era debido a que el suelo fue sembrado con sal.
A partir de entonces comenzò a correr el rumor de que tanto en el interior del monasterio derruido, como en los alrededores se escuchaban voces y cantos gregorianos, se visualizaban extrañas luces y algunos que se habìan acercado ahì durante la noche decìan haber observado siluetas fantasmales y siniestras.
El lugar tambièn es usado desde hace tiempo por grupos que bien a traves de la ouija o de ciertos ritos invocan durante las noches a las fuerzas del mal, tomando aùn màs si cabe el ruinoso convento reputaciòn de maldito.
Muchos de los investigadors, equipados con el instrumental necesario que se han acercado al lugar para realizar sus investigaciones sobre el terreno, y la mayorìa de ellos se han encontrado con resultados sorprendentes y situaciones atìpicas e incluso peligrosas, a las que no les han encontrado explicaciòn.
Asì por ejemplo, sus grabadoras registran extraños sonidos, y las càmaras recogen luces inexplicables.
En una ocasiòn, encontràndose varios investigadores comprobando todas las estancias del lugar, contaban como al entrar en la habitaciòn del ùltimo ala del edificio sintieron al unìsono una desagradable sensaciòn, como si se sintiesen vigilados.
En determinado momento bajan a la cripta, y cuando deciden salir de ella, comienzan a suceder una serie de hechos inquietantes.
Observan un resplandor en la habitaciòn final de ala y se dirigen hacia allì, pero cuando llegan el resplandor ha desaparecido.
Se comenzaron a escuchar sonidos extraños, como un arrastrar de pies que se movìan lentamente de un lado a otro insistentemente.
La temperatura que recogen los aparatos de mediciòn es, en el altar es de menos 15grados centrigrados, y observan una silueta luminosa que deambula entre las galerìas.
Uno de los investigadores, corre ràpido tras la silueta pero antes de llegar a ella, sale despedido hacia atràs por una fuerza invisible que lo deja arrodillado en el suelo.
El equipo, aùn a pesar de que estaba grabando la esperiencia para el programa dirigido en Màlaga por Luis Mariano Fernàndez "Mis Enigmas Favoritos", decidiò abandonal el lugar intuyendo que algo malo podrìa suceder.
Otros investigadores o aficionados que se han acercado al lugar ha sufrido similares experiencias, como el testimonio que nos hace Josè Fèlix Duràn, de lo que ocurriò cuando acudiò al monasterio a realizar sus investigaciones:
"A mi me retirò del mundo de la investigaciòn aquel suceso, acudimos a investigar llamados por la curiosidad y alentados por la fama del sitio y los programas de misterios.
Estando allì comenzamos a sentir ruidos extraños, como golpes, los detectores comenzaron a sonar, no estàbamos solos, y de repente comenzamos a sentir pasos que se nos acercaban, asì como un lejano murmullo que se fue convirtiendo en una especie de salmo cantado poco a poco...
Cuando aquello nos tenìa casi cercados, salimos como pudimos por uno de los huecos de las ventanas... dejamos allì todo el equipo y nuestras ganas de seguir investigando.
Fue algo terrorìfico. A Justo mi compañero, y pese a que han pasado ya cuatro años de aquello, no se le puede mencionar siquiera la experiencia.... Fue un shock para todos".
Al dìa de hoy las ruinas del Monasterio del Diablo siguen coronando el pàramo, recortando su tètrica silueta sobre un cielo del atardecer, tal vez esperando que todo
se suma en las penumbras de la noche para comenzar su demonìaca actividad.
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