SUCEDEN COSAS RARAS.
Les dije que nos viéramos el sábado para terminar, me dijeron que tenían que regresar el sábado en la mañana, que les "echará la mano" y así lo hice.
Terminamos como a las 22.30, otro compañero de oficina que estaba con otros, me pidió que lo esperara, que también ya estaba por terminar.
Al finalizar nos despedimos de ellos, y se fueron; el se fue al baño y yo me dedique a apagar las luces, y revisar que nada estuviera "enchufado".
Como se tardó un poco, encendí un cigarro y me senté en mi escritorio que daba a la puerta, cuando llegó le comentè que ya era muy tarde, que se diera prisa.
Una vez en la puerta le dije: ¿ya tienes todo?, ya voy a cerrar con seguro y no traigo llave, le dijè esto otra vez, me contestó que sí, la puerta daba directamente a las escaleras, cerré y me cerciorè que estuviera bien cerrada.
Al bajar el primer escalón, escuchamos pasos y volteamos, la puerta era mitad metal y la parte de arriba de vidrio opaco, entonces vimos un brazo blanco, por dentro, moviendo la perilla muy fuerte.
Ya dejamos a alguien adentro, me dijo, le contestè que no, que yo mismo había revisado todo y no había nadie, además por dentro la puerta se podía abrir.
Se espantó mucho, se bajó rápido, cuando lo alcancè, le dije vamos por los vigilantes para que nos abran y a ver que es.
No quiso, al despedirnos le pedí que no contara nada, porque nos iban a vacilar.
El lunes cuando lleguè a la oficina el jefe me dijo que lo viera, me preguntò que había pasado el viernes.
Le comenté del trabajo, no, me dijo eso no, lo que les paso; me reí y comente: ya vino Rufis de chismoso, se puso serio y me enseñò una botella de agua bendita, y me dijo: es que aquí, pasan cosas raras, después corté la conversación.
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