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martes, 23 de febrero de 2016

LA MUÑECA Juan Ramirez Cabrera







LA MUÑECA.
Cuando vivìa mi abuelo, estando mis primos y yo muy chicos, nos contò la siguiente historia.
Cuando recien se casaron èl y mi abuela, pasaron por un lugar en donde vendìan cosas antiguas.
Entraron a curiosear, cuando vieron una muñeca de porcelana, la cual no tenìa ojos, el cabello lo tenìa muy bonito, rubio, su vestido blanco y sus zapatos negros.
A mi abuela le gustò, pensò que posteriormente la mandarìa a arreglar .
Todos los dìas mi abuela la peinaba y la acomodaba en su cama, le decìa cosas cariñosas, como si fuera una niña de verdad.
Un dìa mi abuelo llegò con dos perros a la casa, les armò una casita para tenerlos en el patio.
A partir de ahì, todo cambiò, ya que en la noche los perros aullaban mucho, gritaban como si algo les doliera.
Al otro dìa amanecian lastimados, cojeaban o no querìan que los tocaran porque les dolia.
Un dìa de plano, tenia uno de ellos sangre en sus patas y el otro tenìa mordidas en la cara, los dos estaban heridos, y lo raro de èsto, que la muñeca tenia manchas de sangre en su ropita.
Mi abuela pensò que como se metieron los perros a la casa tal vez subieron y ensuciaron a la muñeca, no averiguo màs.
Ya para el dìa siguiente, mi abuelo se previno con un martillo y un machete, puso unas trampas para ratones, pensando que una rata grande era la que los estaba lastimando.
En la noche vuelven los perros a gritar, cuando entro mi abuelo ràpido al patio y vio a uno de ellos con la muñeca en el hocico, mordiendola, viò como la muñeca trataba de safarse, pensò que estaba viendo mal, pero no podia olvidar que hasta las facciones de la muñeca se veìan diferentes cuando se la arrebatò al perro.
La llevò a tirar lejos de su casa, y al otro dìa mi abuela la vio sentada en la cama con la ropa desgarrada, sucia y con màs sangre.
Le diò miedo y la puso en una bolsa de plastico negra y le metiò una crucesita que tenìa en su burò, amarrò la bolsa y espero a mi abuelo para que el la fuera a dejar lejos de ahì.
Mi abuelo tomò el martillo y la deshizo, luego la fue a enterrar lejos.
Mi abuela a partir de ahi, les tuvo siempre miedo a todas las muñecas.

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