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jueves, 5 de noviembre de 2015

EL MONSTRUO IMAGINARIO. Creepy. Ely Ortiz.








EL MONSTRUO IMAGINARIO
Manolo entró al consultorio de la mano de su madre.
El psicólogo los invitó a sentarse, Manolo no saludó, sólo miraba hacia un costado con cara de fastidio.
Su madre comenzó a explicar por qué estaban allí.
- Mire doctor, mi hijo, Manolo, ve cosas, y se asusta mucho. Hace un tiempo que no duerme bien. De noche despertamos escuchando sus gritos de terror ¡Yo ya no sé qué hacer!
- Para eso estamos los profesionales señora, hizo bien al traerlo - dijo el doctor, y continuó - Me gustaría hablar a solas con Manolo, usted espere afuera, y no se preocupe, que sólo vamos a conversar.
La madre salió, el niño seguía mirando hacia un costado, serio, con el ceño fruncido.
- Sabes Manolo, yo tengo un hijo como de tu edad - Dijo el doctor.
- Y a mí que me importa - Dijo Manolo.
- Eso no es muy educado de tu parte - Comentó el doctor
- Lo que te quiero contar es que él también ve cosas que lo asustan, casi todos los niños tienen miedo a algo, mi hijo creía ver cosas dentro de un ropero ¿Sabes cómo solucionamos ese problema?-
- No ¿Cómo? - Manolo volteó hacia el doctor.
- Bueno, fui con él, de noche, que es cuando veía las cosas, abrimos el ropero y revisamos todo, y así le mostré que no había nada. Si me contaras lo que ves te voy a ayudar también -
Manolo bajó la mirada y comenzó a restregarse las manos nerviosamente - Yo veo un monstruo que aparece cuando está obscuro, en cualquier lugar. Apenas lo veo pero me doy cuenta que me está mirando.
A veces es sólo una cabeza flotando en el aire, a veces está abajo de la cama, y se asoma de repente cerca de mi cara -
- Entiendo que te asustes, pero ese monstruo no existe, es sólo tu imaginación -
- No es mi imaginación. Si apagamos la luz ahora él va a aparecer, y usted mismo lo va a ver -
- No creo que sea conveniente algo así, es… ¿Qué vas a hacer? - Manolo se levantó y corrió hasta el interruptor de la luz y la apagó. Ya había anochecido y las persianas estaban bajas; el consultorio quedó completamente obscuro.
-¡Manolo! Enciende la luz ¡Manolo! - Pero el niño no respondía. El doctor se levantó para ir hasta el interruptor, pero en aquella obscuridad vislumbró algo, y quedó quieto.
Como a dos metros de él, había un ser obscuro con algunos rasgos claros, y algo en su cara se movía, como si cambiara su expresión.
Tenía la altura de un hombre y sus brazos estaban abiertos, en una actitud amenazante, y se abalanzaba hacia adelante como si fuera a lanzarse en cualquier instante.
De repente la luz se encendió, e inmediatamente el doctor intentó disimular el terror que experimentaba.
- No vuelvas a hacer eso, tienes que hacer caso a los mayores - Dijo el doctor, volviendo a sentarse.
- ¿Y? ¿Lo vio, vio al monstruo? - preguntó Manolo.
- No vi nada porque no hay nada que ver, es tu imaginación.
- ¡Pero estaba ahí, frente a usted! -
- No había nada. Ahora siéntate y escúchame. Cuando creas que ves algo, sólo mira hacia otro lado y no le des importancia, te aseguro que dejarás de asustarte, sólo haz la prueba, créeme, va funcionar.
- ¿En serio? -
- En serio. Ahora ve a llamar a tu madre, le voy a decir que estás bien. -
Cuando el niño salió, el doctor suspiró hondo; no había sentido tanto terror desde que viera aquella cosa horrorosa dentro del ropero de su hijo

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