Ésta anécdota la vivì junto con mi abuelita y ocurrió pasada media noche.
Mi hijo estaba chiquito, tendría poco más de 3 o 4 meses, ya no recuerdo en qué fecha sucedió.
Por cuestiones de salud, el médico me recomendó que el niño debía dormir conmigo, para estar al pendiente de que respirara, y que con mi movimiento el niño se moviera también, asi que dormíamos en la misma cama, y solo de día usaba su moisés.
En ese tiempo, la habitación donde estaba, tenía dos puertas: una hacia el cuarto de mi abuelita, la otra hacia una zotehuela.
El cuarto está en el segundo piso de la casa y esa habitación por dos extremos daba a la calle, asi que tenía ventanas.
Por lo que, aún en la noche, entraba bastante luz , pues por el frente hay un poste, y por el lado donde está la puerta que daba a la zotehuela más o menos a unos 15 mts se veía la casa de la esquina y ahí hay otro poste con lámpara.
Mi cuarto era de láminas, las cortinas eran más o menos delgadas, tengo la costumbre de correrlas cuando oscurece.
Esa noche, le di la mamila al niño a media noche y me acosté a dormir, estaba tranquila, asi que me dispuse a descansar, despuès de un buen rato, me desperté alterada, no sé qué me despertó, se escuchó un aleteo, pero no sabía que sucedía.
Del lado de la zotehuela, había mucha luz, como si la casa de la esquina se estuviera incendiando, así se veía a través de las cortinas, sin embargo por las otras ventanas, que daban del otro lado, pues no se veía igual.
Me incorporé y me senté en la cama, mi bebé estaba dormido, me quedé escuchando si había movimiento en la calle, pero más bien me distraje porque escuché ruido en el techo, y había una luz naranja arriba, como si lo que se incendiaba venía de arriba, escuchaba pisadas y aleteos, y eso me pareció extraño.
Como en aquellos días era más curiosa, sin pensarle mucho, me levanté y me fui a asomar, primero por las ventanas que tenía a mi izquierda, no había nada, la calle estaba sola, pero se veía la luz naranja que venía de arriba de mi casa, asi que me dirijí a la puerta, para asomarme a ver que pasaba con esa luz que venía de ese lado.., y oh sorpresa, nada.
La casa que se veía desde ese extremo estaba como siempre: luces apagadas y solo alumbraba la lámpara.
Ahí constaté que la luz naranja, ardiente como hoguera, venía de más arriba, de algo que estuviera en el techo, pero pensando, no había nada arriba que pudiera incendiarse, al menos eso pensaba, asi que, como soy curiosa, me decidí a salir a ver que era esa luz.
Para eso, me fui hacia el cuarto de mi abuelita, para salir al pasillo interior de la casa, porque por aquel extremo podría ver sin necesidad de abrir la puerta del cuarto donde estaba el niño, así (según yo) evitaba que entrara "mal aire".
Bueno, pues ahí voy bien decidida, no encendí la luz, pues se veía bien con la luz que entraba por las ventanas; cuando mi abuelita escuchó que ya estaba levantada y ya estaba en su cuarto decidida a salir, me habló y me preguntó que a donde iba, y le dije, "quiero ver que hay arriba de mi cuarto, hay algo que parece que se está quemando, solo se ve la luz de lo que parecen llamas".
Ya estaba quitando el seguro de la puerta para salir, cuando escuchamos los pasos en el techo de mi cuarto y aleteos, y que me grita mi abuela, "el niño, no dejes al niño, esa es una bruja", y me regresé volada a mi cuarto por el niño.
Mi abuela le corrió y me llevó unas tijeras que abrió y puso en forma de cruz debajo de la almohada y me dijo que venían por el niño, me dijo que no saliera, que pusiera trastes con agua en las puertas y en las ventanas.
Asi lo hice con lo que había aquí adentro, puse dos medias cubetas de agua en las puertas y botes con agua en cada ventana hasta que, lo que sea que haya estado arriba se fue.
De momento de escuchó un aleteo de un ave grande, mucho más grande que una paloma, la luz naranja, como que se elevó, y pasó.
Mi abuelita estaba conmigo rezando, cuidando al niño, esa noche ya ni pudimos dormir.
No sé decirles que fue, pero después de eso, se lo platiqué a la bisabuela de mi hijo y ella coincidió en que era una bruja, y me recomendó regar semillas de mostaza para que no molestaran.
Segun ella, si riegas las semillas, no pueden entrar, primero deben recoger todas las semillas, y las tijeras de metal abiertas en cruz, tampoco les permiten acercarse.
Mi abuela decía que al poner agua, no puede entrar, porque ven su reflejo y no pueden pasar.
Yo no vi clara la bola de fuego, pero sí vi el resplandor naranja, sé lo que escuchamos, porque estaba bien despierta.
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