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miércoles, 4 de noviembre de 2015

El Nahual. parte 1. Juan Josè Uribe Rizo.




 Un año después de que falleciera mi madre, mi abuela me comentò que quería ir a Arandas, Jalisco, a pasarse unos días con sus familiares.

Yo le dije que tenia que ir a San Francisco del Rincón en el Edo. de Guanajuato a una función de lucha libre, que si quería yo la llevaba pero un día 
después de la función, ya que esa noche nos quedaríamos a pernoctar en ese lugar.
Ella se comportò muy reacia a querer quedarse y le dije abuela si usted es de San Francisco y tiene familia ¿porque no se queda con ellos? y ella me contestò que no porque su familia era mala, muy mala.

A mi me sacò de onda su comentario y  le dije que porque se expresaba asì de
su familia.

Me dijo -Juan hay muchas cosas que tu desconoces de mi. simplemente te voy a decir que esta familia es mala.

No la tomè en cuenta, si me acompaño a San Francisco del Rincón a la función de lucha libre y  terminando nos fuimos a cenar.

Ya serìan algo así como la una de la mañana cuando escuchamos unos ladridos de perros, nos hicimos a un lado porque pasò el dichoso animal
corriendo a un lado de nosotros seguido por una jauría.

Al ver al perro mi abuela se puso blanca, yo pensé que había sido por el susto de ver al animal tan cerca de nosotros, simplemente le comentè  -abuelita, ya se fue el perro, ya paso el susto-, pero ella estaba temblando y me dijo vàmonos de aquì. 

Nos dirigimos al hotel en donde nos hospedaríamos por esa noche y al llegar al hotel le volví a preguntar que què tenia, que por què se 
había puesto tan nerviosa.

Se me quedo viendo y me dijo mira Juan jurame que lo que te voy a contar mientras viva no se lo 
vas a decir a nadie, yo le dije se lo juro abue, ¿pero que es lo que pasa con ese animal? ella me dijo: -Vamos al cuarto que me alquilaste, en eso bajò el hotelero para entregarnos las llaves de nuestras respectivas habitaciones, se le quedo viendo a mi abuela muy fijamente y le dijo ¡Ramona Vivanco!
ella le contesto:  -si, si, soy yo.

Después de casi 20 años que saliste de aquí no sabíamos de ti, mi abuela le comento que ibamos a Arandas, que solo ìbamos de paso, que yo había luchado esa noche en la función que se llevò a cabo en San Francisco, que temprano nos iríamos, el hotelero le dijo -pensé que habías regresado
por lo de tu sobrino ya sabes lo que pasa-, ella le contestò que no sabía pero se lo imaginaba.

En  eso volvimos a escuchar los gruñidos cerca de la puerta del hotel y el hotelero simplemente se persignò y dijo -¡¡¡Ave María Purísima!!!, mi abuela se volvió a poner pálida y le dije: -bueno, ¿que esta pasando aquí?.

El hotelero se me quedò viendo y le dijo a mi abuela -¿quien es èste joven?-, yo tenia 21años, mi abuela le dijo mi nieto, el mayor, es hijo de Juana , ella
falleció hace un año y el no sabe nada de mi pasado.

Se me quedaron viendo ambos y el señor le dijo: -mira Ramona, ya es tiempo que esto acabe y si tu regresaste es por algo, así que vamos a la iglesia para que hables con el sacerdote-.

Yo todavía intrigado, me preguntaba ¿que onda, de que se trata este asunto?, ella le contesto mira ya es tarde y muy peligroso para salir, mejor mañana temprano lo hacemos.

El señor le dijo: -pero tu me dijiste que mañana te vas para Arandas y ya no vas a regresar-, ella le dijo: -no, no me voy les voy a ayudar con esto-.

Al llegar a su habitación le preguntè -¿que onda abue?, ella me dijo:  -mañana ya más descansada te platico, pero no se te olvide la promesa que me hiciste-, le dije -no abue no se me va a olvidar-.

Al otro día después de bañarme salí a caminar por el pueblo y la gente se me quedaba viendo y empezaron a cuchichear, yo  los ignoraba, no sabìa de que se trataba, me dirigí a una cantina que estaba abierta para ver que había de desayunar ya que un letrero indicaba que era restaurant-bar.

Al entrar, se me quedaron viendo y un hombre con un mandil me dijo -¿que le sirvo amigo?-  yo simplemente le dije que puès lo que tuviera para desayunar mientras esperaba a que bajara mi abuela,cuando la vi que ya iba camino al bar.

Al llegar, se nos acercò el hotelero y le dijo -recuerda Ramona que tenemos que ir con el sacerdote-, y ella le contestò  -si, nomàs dejame desayunar y vamos.

Desayunamos sin contratiempo alguno, cuando pedí la cuenta el amigo de la cantina me dijo no es nada dejelo como un cumplido, para la que regresò a quitarnos el mal que tenemos.

Me le quede viendo a ambos, tanto a mi abuela como al cantinero y le dije a mi abue -bueno, ya esta bien de tanto misterio, dime que es lo que pasa-.

Ella tomò asiento nuevamente y me dijo: -Juan, lo que pasa es que yo soy una Bruja-.

Me empecè a reír y le dije:  -no manche abuela, ¿què? ¿ya tiene locura senil?, y me dijo -no, escucha lo que te voy a decir:-

"Hace como 40 años cuando yo deje San Francisco para irme con mi hermano Fausto a Arandas yo trabajaba como bruja aquí, en San Francisco, yo no cobraba por mis servicios, siempre que fueran para hacer el bien, yo no trabajaba la brujería negra, no me gustaba.

Una de mis hermanas por envidia de ver como me trataba la gente del pueblo y como me querían, se dedico a hacer el mal, también era bruja, pero ella era bruja mala, sostuvo relaciones con un fuereño el cual 
llegò un día, estuvo como un mes y se fue dejando embarazada a mi hermana.

De esta relación naciò un niño, pero en esos días fue cuando me salí para Arandas.

Lleguè a Arandas y pasaron como 15 años y empecè a escuchar narraciones de los habitantes de ahì,  de que un caballo sin cola estaba dejando sin animales el pueblo, yo no tomè en cuenta eso hasta que me llegò la noticia de que mi hermana había muerto, que la habían matado en la carretera 
que va de León a San Francisco, que la lincharon los de un pablado cercano adonde ella vivía.

Me dirigí a San Francisco, ahì me dijeron que ella se había convertido en Nahual y que tenìa muy asolada a la región y que la gente, cansada de lo que estaba pasando se juntò y la lincharon.

Preguntè que donde habitaba para ver a mis sobrino, me indicaron como llegar a su casa, lleguè, toquè la puerta y nadie contesto, entrè y no había nadie, me salí y me regresè a Arandas sin llegar a saber nada de mi sobrino.

Pasaron los años y empecè a escuchar versiones de un Nahual, sin
darle importancia al hecho, un día llegò un muchacho herido de bala a mi casa en Arandas y me dijo que era mi sobrino, hijo de mi hermana Rosa, lo llevè al mèdico y lo curò.

Se quedò a vivir con nosotros un tiempo y un día nos dijo que iba a buscar a su hijo que tenia en León.

Se fue y no volvimos a saber de èl, hasta esta noche que me comentò el hotelero que el hijo de mi sobrino es el perro sin cola que vimos anoche, tanto mi sobrino como su hijo son Nahuales".

Me quedè pàsmado, sin saber que contestar.

Nos fuimos a la iglesia a ver al señor Cura para ver que se podía hacer para acabar con esto, ya que por más que le disparaban las balas no le hacían daño al dichoso nahual.

El señor Cura le dijo a mi abuela, -mira Ramona, solo tu lo puedes acabar-, mi abuela les dijo que le pusieran a las balas sal en forma de cruz para que el sacerdote pudiera bendecirlas y que ella les rezararìa.

Cuando estábamos haciendo lo de las balas, en el pueblo se escuchò un aullido de lobo y dijo el padre, tengan cuidado, al primer disparo le tienen que dar porque si no va acabar con el pueblo.

Cargaron las armas con las balas bendecidas, cubiertas por la sal y rezadas por mi abuela, cuando por fuera de la iglesia se volvieron a escuchar gruñidos y aullidos de un lobo.

En eso gritaron -¡¡¡por ahí va!!!-, me asomè por una ventana y vi a un lobo grandísimo tratar de brincar una cerca, pero no tenia cola, el padre nos dijo que nos retiráramos de las puertas y ventanas porque nos podía atacar y si se sentía acorralado iba a matar gente para tratar de salvarse.

Escuchamos unos disparos cerca de la iglesia, en eso  gritaron que ya le habían dado, nos salimos todos  y encontramos a un joven totalmente desnudo en la plaza agonizando, me di la vuelta no queriendo ver lo que estaba pasando, en ese momento escuchè una voz que dijo -gracias tía-, y expiro el joven.

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